Carisma femenino por fuera, tecnología punta por dentro: estas son las antecesoras de Ava, la protagonista de 'Ex Machina'.
A lo largo de su carrera, el guionista Alex Garland no ha ganado para sustos: sus interacciones con Danny Boyle no han estado privadas de sinsabores (¿alguien recuerda La isla?), mientras que Dredd tuvo buenas críticas, pero poca taquilla, y conllevó un buen rifirrafe con el director Pete Travis. Así las cosas, Garland toma ahora la cámara por el objetivo en Ex Machina, su debut como director. El cual no sólo promete ser un thriller de ciencia-ficción sobresaliente, sino también presentarnos a Ava (Alicia Vikander), una coprotagonista de inteligencia fascinante… y artificial: se trata de una androide femenina que se presta a la evaluación del científico pardillo Oscar Isaac. La aparición de Ava nos ha animado a hacer este censo de chicas mecánicas que han incrementado la paridad de género entre las personas artificiales del cine. Ojo: aquí sólo vamos a hablar de androides (o de ginoides, o fembots, o como prefieras llamarlas): entidades cuyo aspecto y comportamiento pretenden emular los de los seres humanos. Otras divas de aspecto más robótico, como EVA (Wall-E) o el Mujerador de Futurama quedan en espera de su propio reportaje.
Se puso las pilas en… Metrópolis (Fritz Lang, 1927)
Por mucho que su estética vintage pueda parecernos superada, la realidad es la que es: Maria fue la primera fembot de cine, y ha supuesto un modelo inevitable para casi todas sus sucesoras. Creada por el malvado doctor Rotwang (Rudolf Klein-Rooge) para sembrar la discordia entre los obreros de una ciudad futurista, la chica sigue creando estilo entre los entes artificiales (su aspecto art déco influyó directamente en la apariencia de C3PO, sin ir más lejos) y también resulta de lo más convincente cuando se transforma en una mujer fatal, bailando el charlestón de una forma que quita el hipo. Citando a Mae West, podemos decir que, cuando esta robota es buena, es muy buena, pero cuando es mala es aún mejor.
Se pusieron las pilas en… Las mujeres de Stepford (B. Forbes, 1975) y Las mujeres perfectas (Frank Oz, 2004)
Concebidas por Ira Levin, el autor de La semilla del diablo, las mujeres de Stepford son el sueño de cualquier hombre profesional y de éxito, con gustos clásicos a la par que modernos: además de hacendosas, como corresponde a buenas amas de casa de los suburbios, son de lo más sexys y su sentido de la moda les permite ir divinas de la muerte incluso cuando hacen cola en el súper. ¿Dónde está el truco? Pues, como descubren Katharine Ross (en la estimable versión de 1975) y Nicole Kidman (en el remake paródico de 2004), que su creación pasa por el exterminio de auténticas mujeres de carne y hueso, independientes y trabajadoras. Todo un síntoma de una época, o de unas épocas, en las que la creciente popularidad del feminismo comenzaba a poner nerviosos a muchos.
Se puso las pilas en… Star Trek – La película (Robert Wise, 1979)
Por las razones que sean, la saga Star Wars no suele mostrar droides con identidad femenina. Y, en sus comienzos, menos aún. Por ello, los fans de su franquicia rival debieron alegrarse mucho con la aparición de Ilia: esta ginoide es de origen alienígena (su creador, un tal V’ger, la puso en marcha para comunicarse con esos humanos tan raros), funciona mediante tecnología punta (su cuerpo se compone de nanomáquinas, ahí es nada) y, además, no deja que ningún hombre cuestione sus objetivos (aunque tal vez sienta cierta debilidad por Willard Decker -Stephen Collins-). Incluso James T. Kirk (William Shatner), el mayor duermemozas de la Federación, se lo piensa dos veces antes de ponerle ojitos…
Se puso las pilas en… Galaxina (William Sachs, 1980)
Ahora toca adentrarse en los 80, una edad de oro para los robots de cine. Y lo hacemos, la verdad sea dicha, con un filme bastante discutible: protagonizada por Dorothy Stratten, una ex modelo de Playboy que habría de morir víctima de la violencia machista, Galaxina es una réplica exploitation de Barbarella, condenada por su bajo presupuesto y su churrigueresco guión a figurar en las listas de películas ‘tan malas que molan’ (o que, directamente, no molan). ¿Por qué la incluimos aquí, entonces? Pues porque cuenta con un humor rico en parodias, y con una protagonista que, pese a su apariencia de electrodoméstico sexy, se las apaña para ser la voz de la lógica en una tripulación espacial más incompetente que la de Zapp Brannigan en Futurama. No intentes propasarte con Galaxina, o te llevarás un buen chispazo. Y no de pasión, precisamente.
Se puso las pilas en… Blade Runner (Ridley Scott, 1982)
Sabemos que Pris no es un ser electrónico, sino un clon manufacturado por la Tyrell Corporation. Aun así, si no hubiéramos incluido a esta replicanta en nuestro informe, nunca nos lo hubiéramos perdonado. Por mucho que su compañera de rebelión Zhora (Joanna Cassidy) sea más contundente, y que Rachael (Sean Young) quede oficialmente como la ‘buena’ del cuento, Pris siempre se ha llevado al público de calle gracias a esa estética tan ochentera y aerografiada, a esa agilidad que le permite poner en serios aprietos al cazarrecompensas Harrison Ford, y también (por qué negarlo) a su buen gusto con los chicos. Porque, ¿quién quiere a un detective que sueña con unicornios, teniendo cerca a ese Rutger Hauer más humano que los humanos?
Se puso las pilas en… Un robot en casa (serie, 1985-1989)
¿Creías que con David -Haley Joel Osment en A. I. Inteligencia artificial (2001)- estaba todo dicho en cuanto a niños robóticos? Entonces es que no conoces a Vicki, una criaturilla tan alejada de los traumas de Spielberg y la misantropía de Kubrick como cercana al optimismo de la sitcom ochentera. Creada por un matrimonio de científicos, con los que vive en el inevitable chalet suburbano, la pequeña Vicki está provista de un intelecto prodigioso y una amplia gama de superpoderes, pero le cuesta un poco entender las emociones de los seres orgánicos. O eso, o es que tiene un sentido del humor muy puñetero, vete tú a saber. Decir que Un robot en casa aguanta bien el paso del tiempo sería faltar a la verdad, pero nos encantaría ver a su pequeña prota jugando con la Eva del español Kike Maíllo.
Se pusieron las pilas (y se las pusieron a Mike Myers) en… Austin Powers (Jay Roach, 1997)
En un primer vistazo, estas androides (algo más que inspiradas en las de Doctor G y su máquina de bikinis -1965-) deberían quedar como un producto del machismo más deplorable, dadas sus artillerías pectorales (o pezonales, más bien) y esos atavíos de extensión inversamente proporcional a la altura de sus cardados. Pero no adelantes tu juicio, lectora, porque si el Doctor Maligno y Frau Kaputt las tienen en su arsenal es por algo: estamos hablando de auténticas máquinas asesinas, capaces de masacrar ejércitos enteros mientras bailan canciones de Nancy Sinatra. Para resistirse a sus encantos, el agente Powers tuvo que recurrir a un mantra muy británico (“¡Margaret Thatcher desnuda en un día de frío intenso!”) antes de cortocircuitarlas con la fuerza de su mojo.
Se puso las pilas (y se las puso a Sigourney Weaver) en… Alien resurrección (Jean-Pierre Jeunet, 1997)
Joss Whedon, guionista de esta cuatricuela, no está nada contento con el resultado del filme: “Es una entrega mierdosa de la saga Alien, y mi nombre está en ella”, se lamentaba en 2013. Nosotros, la verdad, creemos que Joss exagera un poco. Vale que Alien resurrección tiene unos cuantos defectos, pero también se las apaña para dotar a la siempre solitaria Ripley con su compañera ideal, y artificial: una androide de buen corazón, tan agraciada como sólo ‘Noni’ podía serlo, que se deja tocar los cablecillos por la ex oficial del Nostromo sin importarle que ésta sea un clon con sangre xenomorfa. Lo cual no sólo resulta todo un cambio con respecto a ese Ash (Ian Holm) de la primera parte, sino que además queda de lo más tierno.
Se puso las pilas en… Battlestar Galáctica (serie, 2004-2009)
Si Battlestar Galáctica se ha ganado a pulso su lugar como una de las mejores series de ciencia-ficción, es en parte gracias a una nómina excepcional de personajes femeninos: ahí tenemos a la presidenta Roslin (Mary McDonell), a la aguerrida Starbuck (Katee Sachoff), y, por supuesto, a nuestra cylona preferida. Aunque las inteligencias artificiales hayan producido otros modelos femeninos (Boomer, Athena y la ‘Número 3′ Lucy Lawless, por ejemplo), nosotros siempre recordaremos nuestro primer contacto con esta femme fatale interestelar, capaz de arrasar planetas enteros gracias a su astucia, su poder seductor y su talento para aprovecharse de esa sabandija llamada Gaius Baltar (James Callis). Toda una estrella de combate, sin duda.
Se puso las pilas en… Terminator: Las crónicas de Sarah Connor (serie, 2008-2009)
Pese a haber creado escuela en lo que a androides asesinos se refiere (o cyborgs asesinos, si nos ponemos puristas), a la saga Terminator le falló el programa al introducir a su primera máquina femenina de matar: la T-X (Kristanna Loken) resultaba más parecida a María José Campanario que a otra cosa, máxime en compañía de ese Schwarzenegger tan geriátrico. Por fortuna, la cosa cambió con el paso del serial a la TV: Cameron (de dónde saldrá ese nombre…) tiene el rostro de Summer Glau, una de las actrices más queridas por el frikerío internacional gracias a su papel en Serenity, y queda como una digna de descendiente de ‘Arnie’ luciendo a partes iguales talento con la artillería y paciencia para aguantar al ‘angelito’ John Connor (Thomas Dekker) y a su señora madre (la inigualable Lena Headey -Juego de tronos-). Esperemos que Terminator Génesis, con la también tronista Emilia Clarke, le haga justicia a su legado.
Via:Cinemania
A lo largo de su carrera, el guionista Alex Garland no ha ganado para sustos: sus interacciones con Danny Boyle no han estado privadas de sinsabores (¿alguien recuerda La isla?), mientras que Dredd tuvo buenas críticas, pero poca taquilla, y conllevó un buen rifirrafe con el director Pete Travis. Así las cosas, Garland toma ahora la cámara por el objetivo en Ex Machina, su debut como director. El cual no sólo promete ser un thriller de ciencia-ficción sobresaliente, sino también presentarnos a Ava (Alicia Vikander), una coprotagonista de inteligencia fascinante… y artificial: se trata de una androide femenina que se presta a la evaluación del científico pardillo Oscar Isaac. La aparición de Ava nos ha animado a hacer este censo de chicas mecánicas que han incrementado la paridad de género entre las personas artificiales del cine. Ojo: aquí sólo vamos a hablar de androides (o de ginoides, o fembots, o como prefieras llamarlas): entidades cuyo aspecto y comportamiento pretenden emular los de los seres humanos. Otras divas de aspecto más robótico, como EVA (Wall-E) o el Mujerador de Futurama quedan en espera de su propio reportaje.
Maria (Brigitte Helm)
Se puso las pilas en… Metrópolis (Fritz Lang, 1927)
Por mucho que su estética vintage pueda parecernos superada, la realidad es la que es: Maria fue la primera fembot de cine, y ha supuesto un modelo inevitable para casi todas sus sucesoras. Creada por el malvado doctor Rotwang (Rudolf Klein-Rooge) para sembrar la discordia entre los obreros de una ciudad futurista, la chica sigue creando estilo entre los entes artificiales (su aspecto art déco influyó directamente en la apariencia de C3PO, sin ir más lejos) y también resulta de lo más convincente cuando se transforma en una mujer fatal, bailando el charlestón de una forma que quita el hipo. Citando a Mae West, podemos decir que, cuando esta robota es buena, es muy buena, pero cuando es mala es aún mejor.
Las mujeres de Stepford
Se pusieron las pilas en… Las mujeres de Stepford (B. Forbes, 1975) y Las mujeres perfectas (Frank Oz, 2004)
Concebidas por Ira Levin, el autor de La semilla del diablo, las mujeres de Stepford son el sueño de cualquier hombre profesional y de éxito, con gustos clásicos a la par que modernos: además de hacendosas, como corresponde a buenas amas de casa de los suburbios, son de lo más sexys y su sentido de la moda les permite ir divinas de la muerte incluso cuando hacen cola en el súper. ¿Dónde está el truco? Pues, como descubren Katharine Ross (en la estimable versión de 1975) y Nicole Kidman (en el remake paródico de 2004), que su creación pasa por el exterminio de auténticas mujeres de carne y hueso, independientes y trabajadoras. Todo un síntoma de una época, o de unas épocas, en las que la creciente popularidad del feminismo comenzaba a poner nerviosos a muchos.
Ilia (Persis Khambatta)
Se puso las pilas en… Star Trek – La película (Robert Wise, 1979)
Por las razones que sean, la saga Star Wars no suele mostrar droides con identidad femenina. Y, en sus comienzos, menos aún. Por ello, los fans de su franquicia rival debieron alegrarse mucho con la aparición de Ilia: esta ginoide es de origen alienígena (su creador, un tal V’ger, la puso en marcha para comunicarse con esos humanos tan raros), funciona mediante tecnología punta (su cuerpo se compone de nanomáquinas, ahí es nada) y, además, no deja que ningún hombre cuestione sus objetivos (aunque tal vez sienta cierta debilidad por Willard Decker -Stephen Collins-). Incluso James T. Kirk (William Shatner), el mayor duermemozas de la Federación, se lo piensa dos veces antes de ponerle ojitos…
Galaxina (Dorothy Stratten)
Se puso las pilas en… Galaxina (William Sachs, 1980)
Ahora toca adentrarse en los 80, una edad de oro para los robots de cine. Y lo hacemos, la verdad sea dicha, con un filme bastante discutible: protagonizada por Dorothy Stratten, una ex modelo de Playboy que habría de morir víctima de la violencia machista, Galaxina es una réplica exploitation de Barbarella, condenada por su bajo presupuesto y su churrigueresco guión a figurar en las listas de películas ‘tan malas que molan’ (o que, directamente, no molan). ¿Por qué la incluimos aquí, entonces? Pues porque cuenta con un humor rico en parodias, y con una protagonista que, pese a su apariencia de electrodoméstico sexy, se las apaña para ser la voz de la lógica en una tripulación espacial más incompetente que la de Zapp Brannigan en Futurama. No intentes propasarte con Galaxina, o te llevarás un buen chispazo. Y no de pasión, precisamente.
Pris (Daryl Hannah)
Se puso las pilas en… Blade Runner (Ridley Scott, 1982)
Sabemos que Pris no es un ser electrónico, sino un clon manufacturado por la Tyrell Corporation. Aun así, si no hubiéramos incluido a esta replicanta en nuestro informe, nunca nos lo hubiéramos perdonado. Por mucho que su compañera de rebelión Zhora (Joanna Cassidy) sea más contundente, y que Rachael (Sean Young) quede oficialmente como la ‘buena’ del cuento, Pris siempre se ha llevado al público de calle gracias a esa estética tan ochentera y aerografiada, a esa agilidad que le permite poner en serios aprietos al cazarrecompensas Harrison Ford, y también (por qué negarlo) a su buen gusto con los chicos. Porque, ¿quién quiere a un detective que sueña con unicornios, teniendo cerca a ese Rutger Hauer más humano que los humanos?
Vicki (Tiffany Brissette)
Se puso las pilas en… Un robot en casa (serie, 1985-1989)
¿Creías que con David -Haley Joel Osment en A. I. Inteligencia artificial (2001)- estaba todo dicho en cuanto a niños robóticos? Entonces es que no conoces a Vicki, una criaturilla tan alejada de los traumas de Spielberg y la misantropía de Kubrick como cercana al optimismo de la sitcom ochentera. Creada por un matrimonio de científicos, con los que vive en el inevitable chalet suburbano, la pequeña Vicki está provista de un intelecto prodigioso y una amplia gama de superpoderes, pero le cuesta un poco entender las emociones de los seres orgánicos. O eso, o es que tiene un sentido del humor muy puñetero, vete tú a saber. Decir que Un robot en casa aguanta bien el paso del tiempo sería faltar a la verdad, pero nos encantaría ver a su pequeña prota jugando con la Eva del español Kike Maíllo.
Las ‘Fembots’
Se pusieron las pilas (y se las pusieron a Mike Myers) en… Austin Powers (Jay Roach, 1997)
En un primer vistazo, estas androides (algo más que inspiradas en las de Doctor G y su máquina de bikinis -1965-) deberían quedar como un producto del machismo más deplorable, dadas sus artillerías pectorales (o pezonales, más bien) y esos atavíos de extensión inversamente proporcional a la altura de sus cardados. Pero no adelantes tu juicio, lectora, porque si el Doctor Maligno y Frau Kaputt las tienen en su arsenal es por algo: estamos hablando de auténticas máquinas asesinas, capaces de masacrar ejércitos enteros mientras bailan canciones de Nancy Sinatra. Para resistirse a sus encantos, el agente Powers tuvo que recurrir a un mantra muy británico (“¡Margaret Thatcher desnuda en un día de frío intenso!”) antes de cortocircuitarlas con la fuerza de su mojo.
Annalee Call (Winona Ryder)
Se puso las pilas (y se las puso a Sigourney Weaver) en… Alien resurrección (Jean-Pierre Jeunet, 1997)
Joss Whedon, guionista de esta cuatricuela, no está nada contento con el resultado del filme: “Es una entrega mierdosa de la saga Alien, y mi nombre está en ella”, se lamentaba en 2013. Nosotros, la verdad, creemos que Joss exagera un poco. Vale que Alien resurrección tiene unos cuantos defectos, pero también se las apaña para dotar a la siempre solitaria Ripley con su compañera ideal, y artificial: una androide de buen corazón, tan agraciada como sólo ‘Noni’ podía serlo, que se deja tocar los cablecillos por la ex oficial del Nostromo sin importarle que ésta sea un clon con sangre xenomorfa. Lo cual no sólo resulta todo un cambio con respecto a ese Ash (Ian Holm) de la primera parte, sino que además queda de lo más tierno.
Número 6 (Tricia Helfer)
Se puso las pilas en… Battlestar Galáctica (serie, 2004-2009)
Si Battlestar Galáctica se ha ganado a pulso su lugar como una de las mejores series de ciencia-ficción, es en parte gracias a una nómina excepcional de personajes femeninos: ahí tenemos a la presidenta Roslin (Mary McDonell), a la aguerrida Starbuck (Katee Sachoff), y, por supuesto, a nuestra cylona preferida. Aunque las inteligencias artificiales hayan producido otros modelos femeninos (Boomer, Athena y la ‘Número 3′ Lucy Lawless, por ejemplo), nosotros siempre recordaremos nuestro primer contacto con esta femme fatale interestelar, capaz de arrasar planetas enteros gracias a su astucia, su poder seductor y su talento para aprovecharse de esa sabandija llamada Gaius Baltar (James Callis). Toda una estrella de combate, sin duda.
Cameron (Summer Glau)
Se puso las pilas en… Terminator: Las crónicas de Sarah Connor (serie, 2008-2009)
Pese a haber creado escuela en lo que a androides asesinos se refiere (o cyborgs asesinos, si nos ponemos puristas), a la saga Terminator le falló el programa al introducir a su primera máquina femenina de matar: la T-X (Kristanna Loken) resultaba más parecida a María José Campanario que a otra cosa, máxime en compañía de ese Schwarzenegger tan geriátrico. Por fortuna, la cosa cambió con el paso del serial a la TV: Cameron (de dónde saldrá ese nombre…) tiene el rostro de Summer Glau, una de las actrices más queridas por el frikerío internacional gracias a su papel en Serenity, y queda como una digna de descendiente de ‘Arnie’ luciendo a partes iguales talento con la artillería y paciencia para aguantar al ‘angelito’ John Connor (Thomas Dekker) y a su señora madre (la inigualable Lena Headey -Juego de tronos-). Esperemos que Terminator Génesis, con la también tronista Emilia Clarke, le haga justicia a su legado.
Via:Cinemania
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