'Cómo sobrevivir a una despedida' te lo recuerda: tu última noche antes
de casarte puede ser memorable... pero no por las razones que te
gustarían.
Con las vueltas y revueltas que ha dado la institución matrimonial, cualquiera diría que este tópico sigue vigente. Pero lo cierto es que una despedida de soltero (o de soltera) sigue siendo material de primera para la comedia destrozona. Sin ir más lejos, esta semana se estrena Cómo sobrevivir a una despedida, largometraje en el que la directora Manuela Moreno embarca a Úrsula Corberó, Natalia de Molina y María Hervás en un viaje escatológico y desfasado a Canarias, con cameo de Emma Bunton (de las Spice Girls) incluido. Ante tal ocasión, nosotros hemos confeccionado esta lista para recordarte que tu última noche de soltería puede ser memorable… generalmente, por razones muy distintas a las que a ti te gustarían.
Lo vimos en… Cómo matar a la propia esposa (Richard Quine, 1965)
Comenzamos con un clásico que nunca pierde vigencia, porque, como dice el refrán, “de una boda siempre sale otra boda”. Otra cosa es bajo qué consecuencias surge ese segundo enlace: que se lo pregunten a Stanley Ford (Jack Lemmon), dibujante de cómics y orgulloso solterón al que unas copas de más durante la despedida de un amigo empujan a la peor situación posible. Tras la épica cogorza de rigor, Stanley despierta junto a esa señorita italiana, con las curvas de Virna Lisi, a la que pocas horas antes vio salir de una tarta en traje de Eva. Ansiando volver a la soltería, y tras constatar que su divorcio es legalmente imposible, Stanley optará por la solución más pragmática: una sucesión de tentativas de asesinato, cada una más inepta (y divertida) que la anterior.
Lo vimos en… Very Bad Things (Peter Berg, 1998)
Seguro que te suena una historia parecida: un joven a punto de cambiar de estado civil (en este caso, Jon Favreau, futuro director de Iron Man y #Chef) convoca una despedida de soltero, y sus amigos (entre ellos, Christian Slater y Jeremy Piven) deciden amenizar la ocasión con la presencia de una stripper (la estrella del cine X Kobe Tai) que también hace doblete como prostituta. La cosa se caldea, uno de los colegas aprovecha para tener trato íntimo con la profesional… y, a resultas del épico polvo, la cosa acaba con un cadáver (femenino) en el baño de la habitación del hotel, y con la troupe temiéndose las represalias de esa novia (Cameron Diaz) a la que no por nada apodan ‘Godzilla’. Y, como estamos a finales de los 90 y las tarantinadas son la moda, la cosa evolucionará hasta un baño de sangre con parada en el altar.
Lo vimos en… La ironía del destino (Eldar Ryazanov, 1975)
Cuando un fiestón épico, como suele ser una despedida de soltero, se suma a otro igual de desaforado (una Nochevieja, nada menos), mucho ojo: puedes verte en la misma situación que Zhenya (Andrey Myagkov). Tras abusar del vodka junto a sus amigotes en un baño turco, este mocito moscovita acaba cogiendo el avión que no es, con lo que acaba en Leningrado en vez de en la capital rusa. Como si tú, pretendiendo ir a Cádiz, acabaras en Segovia. Para colmo, y por cosas dela arquitectura soviética y sus pisos-colmena, el pardillo no se da cuenta del error hasta que una atractiva desconocida (Barbara Brylska, guapísima) entra en el piso que presuntamente debería estar compartiendo con su esposa. ¿Suena raro? Pues lo es, y mucho. Y además, es un musical. Y, por si fuera poco, hablamos de una película de culto en Rusia, donde se emite por TV, religiosamente, cada víspera de Año Nuevo.
Lo vimos en… Guerra de novias (Gary Winick, 2009)
La planificación de bodas es siempre un asunto espinoso, sobre todo para las chicas. Y, si en circunstancias normales, el hecho de que una fresca te copie el vestido puede hacer correr ríos de sangre, imagínate cuando tú eres la que va a contraer matrimonio… y descubres que, por un error de agenda, tu mejor amiga va a celebrar su enlace el mismo día que tú. ¿Qué hacer en una situación así? Pues, si eres Anne Hathaway, irrumpir en la despedida de la interfecta (Kate Hudson) para arruinársela con un bailoteo muy calentorro entre boys ligeros de ropa. Esa es sólo una de las muchas putadas a las que se someten entre ellas las protagonistas de esta comedieta sobrada de viboreo.
Lo vimos en… Mamma Mia! (Phyllida Lloyd, 2008)
Rubita, angelical y algo desustanciada, Sophie (Amanda Seyfried) quiere encontrar a su papá biológico antes de subir al altar. Su decisión de reunir a los tres candidatos (por si hiciera falta recordarlo: Pierce Brosnan, Stellan Skarsgard y Colin Firth) trae severos contratiempos a esa Meryl Streep tan madraza… pero también trae consigo un antológico fiestón prenupcial que nos permite recordar lo bien que le sientan a la actriz más nominada los vestidazos delirantes y las canciones del grupo sueco más famoso de la historia. Cuando Meryl, en compañía de Julie Walters y Christine Baranski, se encarama a una mesa para cantar Super Trouper, la verdad se hace evidente: aunque ande justa de cuerdas vocales, esta señora lo puede todo.
Lo vimos en… Despedida de soltera (Leslye Headland, 2012)
Son guapas, son unas triunfadoras, y tienen veneno suficiente como para acabar ellas solitas con una ciudad de tamaño medio (y aún les sobraría). Por eso, Kirsten Dunst, Lizzy Caplan e Isla Fisher no se toman nada bien el hecho de que su ‘amiga’ Rebel Wilson, esa chica ante la que siempre han arrugado la nariz, tenga la osadía de casarse antes que ellas, y encima invitándolas a ser sus damas de honor. La noche antes de la ceremonia, con mucho alcohol y muchísima cocaína en el cuerpo, el trío la emprende con el vestido de novia, dejándolo hecho trizas y además lleno de sangre (las hemorragias nasales, es lo que tienen). Tratando de arreglar su desmán, las chicas vivirán una noche durante la que se darán abundantemente al vicio, al fornicio y a reflexiones existenciales bastante amargas.
Lo vimos en… Clerks II (Kevin Smith, 2006)
Escrúpulos morales aparte, no vamos a reprocharle a Randal (Jeff Anderson) que monte un espectáculo caliente para la boda de Dante (Brian O’Halloran). Al fin y al cabo, el ex dependiente de la tienda Quick Stop las ha pasado canutas en su trabajo, y eso de “El show de Semental y Kelly la Guarra” parece idóneo para aliviar tensiones antes de largarse de Nueva Jersey con rumbo a Florida. ¿Cuál es el problema? Pues que, como comprueban dolorosamente los dos amigos, Semental es un señor entrado en años y vestido de cuero… y Kelly la Guarra es una burra. Las caras de Jay y Bob ‘El Silencioso’ son un recuerdo para la eternidad.
Lo vimos en… American Pie: ¡Menuda boda! (Jesse Dylan, 2003)
En un hipotético manual sobre cómo preparar una despedida de soltero, la frase “Nunca le encargues nada a Stifler” debería figurar en letras de oro y a tamaño extragrande. Porque, tras haber presenciado las trastadas del personaje de Sean William Scott durante dos películas, sólo a un alma de cántaro como Jim (Jason Biggs) se le ocurre poner su última noche de soltería en manos de semejante bandarra. Y, claro, pasa lo que tiene que pasar: la orgía que el amigote ha preparado para celebrar la noche a lo grande coincide con una cena de lo más formal entre el prota, su chica y sus suegros. Teniendo en cuenta que la chica de marras es nuestra querida Michelle (Alyson Hannigan), algunos dirán que el apuro vale la pena. Pero nosotros lo dudamos.
Lo vimos en… Resacón en Las Vegas (Todd Phillips, 2009)
Ya tardábamos, ¿verdad? Pues aquí la tenéis: la película que batió todos los récords en cuanto a cogorzas épicas (y a las secuelas posteriores) en la historia del cine. Y, ¿a santo de qué venía la cogorza de marras? Pues a la despedida de soltero de Doug (Justin Bartha), ese miembro de la ‘Manada de Lobos’ al que siempre le da por desaparecer. Lo demás es historia: Alan (Zach Galifianakis) les echa droja en la bebida a sus compañeros, la cosa se sale de madre… y Bradley Cooper, Ed Helms y el propio Galifianakis tratan de reconstruir su pasado entre bebés perdidos, calambrazos a traición (y en una escuela, nada menos), los turbios manejos de Ken Jeong y el tigre de marras, que por cierto pertenece a Mike Tyson. No nos extraña que la cuchipanda acabara produciendo dos secuelas, aunque, a la altura de R3sacón, ni los hígados ni los gags estuviesen para tanto trote.
Lo vimos en… Despedida de soltero (Neal Israel, 1984)
Vale: ha envejecido fatal, sus chistes son menos sutiles que un búfalo con hidrofobia y, en general, se ha acabado convirtiendo en un producto sólo apto para aficionados a la comedia ochentera. Pero escenas como la del burro politoxicómano, la persecución en el cine o las intervenciones de la tremenda Monique Gabrielle (esa modelo de Penthouse cuyo talento cómico fue siempre subestimado) se suman al choteo de ver a Tom Hanks y pensar que, una década más tarde, ese señor tan ganso no ganaría uno, sino dos Oscar. Por no mencionar el logro que supone condensar tantas acciones, y tan diferentes, en una sola habitación. Por haber dirigido esta barrabasada, y por haber firmado el guión de Loca academia de policía, Neal Israel se ha ganado un espacio en nuestro Olimpo particular.
Via:Cinemania
Con las vueltas y revueltas que ha dado la institución matrimonial, cualquiera diría que este tópico sigue vigente. Pero lo cierto es que una despedida de soltero (o de soltera) sigue siendo material de primera para la comedia destrozona. Sin ir más lejos, esta semana se estrena Cómo sobrevivir a una despedida, largometraje en el que la directora Manuela Moreno embarca a Úrsula Corberó, Natalia de Molina y María Hervás en un viaje escatológico y desfasado a Canarias, con cameo de Emma Bunton (de las Spice Girls) incluido. Ante tal ocasión, nosotros hemos confeccionado esta lista para recordarte que tu última noche de soltería puede ser memorable… generalmente, por razones muy distintas a las que a ti te gustarían.
Casarte (sin querer)
Lo vimos en… Cómo matar a la propia esposa (Richard Quine, 1965)
Comenzamos con un clásico que nunca pierde vigencia, porque, como dice el refrán, “de una boda siempre sale otra boda”. Otra cosa es bajo qué consecuencias surge ese segundo enlace: que se lo pregunten a Stanley Ford (Jack Lemmon), dibujante de cómics y orgulloso solterón al que unas copas de más durante la despedida de un amigo empujan a la peor situación posible. Tras la épica cogorza de rigor, Stanley despierta junto a esa señorita italiana, con las curvas de Virna Lisi, a la que pocas horas antes vio salir de una tarta en traje de Eva. Ansiando volver a la soltería, y tras constatar que su divorcio es legalmente imposible, Stanley optará por la solución más pragmática: una sucesión de tentativas de asesinato, cada una más inepta (y divertida) que la anterior.
Cometer homicidio (involuntario)
Lo vimos en… Very Bad Things (Peter Berg, 1998)
Seguro que te suena una historia parecida: un joven a punto de cambiar de estado civil (en este caso, Jon Favreau, futuro director de Iron Man y #Chef) convoca una despedida de soltero, y sus amigos (entre ellos, Christian Slater y Jeremy Piven) deciden amenizar la ocasión con la presencia de una stripper (la estrella del cine X Kobe Tai) que también hace doblete como prostituta. La cosa se caldea, uno de los colegas aprovecha para tener trato íntimo con la profesional… y, a resultas del épico polvo, la cosa acaba con un cadáver (femenino) en el baño de la habitación del hotel, y con la troupe temiéndose las represalias de esa novia (Cameron Diaz) a la que no por nada apodan ‘Godzilla’. Y, como estamos a finales de los 90 y las tarantinadas son la moda, la cosa evolucionará hasta un baño de sangre con parada en el altar.
Mudarte (a la otra punta de Rusia)
Lo vimos en… La ironía del destino (Eldar Ryazanov, 1975)
Cuando un fiestón épico, como suele ser una despedida de soltero, se suma a otro igual de desaforado (una Nochevieja, nada menos), mucho ojo: puedes verte en la misma situación que Zhenya (Andrey Myagkov). Tras abusar del vodka junto a sus amigotes en un baño turco, este mocito moscovita acaba cogiendo el avión que no es, con lo que acaba en Leningrado en vez de en la capital rusa. Como si tú, pretendiendo ir a Cádiz, acabaras en Segovia. Para colmo, y por cosas dela arquitectura soviética y sus pisos-colmena, el pardillo no se da cuenta del error hasta que una atractiva desconocida (Barbara Brylska, guapísima) entra en el piso que presuntamente debería estar compartiendo con su esposa. ¿Suena raro? Pues lo es, y mucho. Y además, es un musical. Y, por si fuera poco, hablamos de una película de culto en Rusia, donde se emite por TV, religiosamente, cada víspera de Año Nuevo.
Pelearte (con bailecitos sexys)
Lo vimos en… Guerra de novias (Gary Winick, 2009)
La planificación de bodas es siempre un asunto espinoso, sobre todo para las chicas. Y, si en circunstancias normales, el hecho de que una fresca te copie el vestido puede hacer correr ríos de sangre, imagínate cuando tú eres la que va a contraer matrimonio… y descubres que, por un error de agenda, tu mejor amiga va a celebrar su enlace el mismo día que tú. ¿Qué hacer en una situación así? Pues, si eres Anne Hathaway, irrumpir en la despedida de la interfecta (Kate Hudson) para arruinársela con un bailoteo muy calentorro entre boys ligeros de ropa. Esa es sólo una de las muchas putadas a las que se someten entre ellas las protagonistas de esta comedieta sobrada de viboreo.
Cantar (canciones de ABBA)
Lo vimos en… Mamma Mia! (Phyllida Lloyd, 2008)
Rubita, angelical y algo desustanciada, Sophie (Amanda Seyfried) quiere encontrar a su papá biológico antes de subir al altar. Su decisión de reunir a los tres candidatos (por si hiciera falta recordarlo: Pierce Brosnan, Stellan Skarsgard y Colin Firth) trae severos contratiempos a esa Meryl Streep tan madraza… pero también trae consigo un antológico fiestón prenupcial que nos permite recordar lo bien que le sientan a la actriz más nominada los vestidazos delirantes y las canciones del grupo sueco más famoso de la historia. Cuando Meryl, en compañía de Julie Walters y Christine Baranski, se encarama a una mesa para cantar Super Trouper, la verdad se hace evidente: aunque ande justa de cuerdas vocales, esta señora lo puede todo.
Arruinar un vestido (de novia)
Lo vimos en… Despedida de soltera (Leslye Headland, 2012)
Son guapas, son unas triunfadoras, y tienen veneno suficiente como para acabar ellas solitas con una ciudad de tamaño medio (y aún les sobraría). Por eso, Kirsten Dunst, Lizzy Caplan e Isla Fisher no se toman nada bien el hecho de que su ‘amiga’ Rebel Wilson, esa chica ante la que siempre han arrugado la nariz, tenga la osadía de casarse antes que ellas, y encima invitándolas a ser sus damas de honor. La noche antes de la ceremonia, con mucho alcohol y muchísima cocaína en el cuerpo, el trío la emprende con el vestido de novia, dejándolo hecho trizas y además lleno de sangre (las hemorragias nasales, es lo que tienen). Tratando de arreglar su desmán, las chicas vivirán una noche durante la que se darán abundantemente al vicio, al fornicio y a reflexiones existenciales bastante amargas.
Descubrir la zoofilia (como espectador)
Lo vimos en… Clerks II (Kevin Smith, 2006)
Escrúpulos morales aparte, no vamos a reprocharle a Randal (Jeff Anderson) que monte un espectáculo caliente para la boda de Dante (Brian O’Halloran). Al fin y al cabo, el ex dependiente de la tienda Quick Stop las ha pasado canutas en su trabajo, y eso de “El show de Semental y Kelly la Guarra” parece idóneo para aliviar tensiones antes de largarse de Nueva Jersey con rumbo a Florida. ¿Cuál es el problema? Pues que, como comprueban dolorosamente los dos amigos, Semental es un señor entrado en años y vestido de cuero… y Kelly la Guarra es una burra. Las caras de Jay y Bob ‘El Silencioso’ son un recuerdo para la eternidad.
Quedar mal con tus suegros (y con el mundo)
Lo vimos en… American Pie: ¡Menuda boda! (Jesse Dylan, 2003)
En un hipotético manual sobre cómo preparar una despedida de soltero, la frase “Nunca le encargues nada a Stifler” debería figurar en letras de oro y a tamaño extragrande. Porque, tras haber presenciado las trastadas del personaje de Sean William Scott durante dos películas, sólo a un alma de cántaro como Jim (Jason Biggs) se le ocurre poner su última noche de soltería en manos de semejante bandarra. Y, claro, pasa lo que tiene que pasar: la orgía que el amigote ha preparado para celebrar la noche a lo grande coincide con una cena de lo más formal entre el prota, su chica y sus suegros. Teniendo en cuenta que la chica de marras es nuestra querida Michelle (Alyson Hannigan), algunos dirán que el apuro vale la pena. Pero nosotros lo dudamos.
Perder la memoria (y encontrar un tigre)
Lo vimos en… Resacón en Las Vegas (Todd Phillips, 2009)
Ya tardábamos, ¿verdad? Pues aquí la tenéis: la película que batió todos los récords en cuanto a cogorzas épicas (y a las secuelas posteriores) en la historia del cine. Y, ¿a santo de qué venía la cogorza de marras? Pues a la despedida de soltero de Doug (Justin Bartha), ese miembro de la ‘Manada de Lobos’ al que siempre le da por desaparecer. Lo demás es historia: Alan (Zach Galifianakis) les echa droja en la bebida a sus compañeros, la cosa se sale de madre… y Bradley Cooper, Ed Helms y el propio Galifianakis tratan de reconstruir su pasado entre bebés perdidos, calambrazos a traición (y en una escuela, nada menos), los turbios manejos de Ken Jeong y el tigre de marras, que por cierto pertenece a Mike Tyson. No nos extraña que la cuchipanda acabara produciendo dos secuelas, aunque, a la altura de R3sacón, ni los hígados ni los gags estuviesen para tanto trote.
Provocar el Apocalipsis (y punto)
Lo vimos en… Despedida de soltero (Neal Israel, 1984)
Vale: ha envejecido fatal, sus chistes son menos sutiles que un búfalo con hidrofobia y, en general, se ha acabado convirtiendo en un producto sólo apto para aficionados a la comedia ochentera. Pero escenas como la del burro politoxicómano, la persecución en el cine o las intervenciones de la tremenda Monique Gabrielle (esa modelo de Penthouse cuyo talento cómico fue siempre subestimado) se suman al choteo de ver a Tom Hanks y pensar que, una década más tarde, ese señor tan ganso no ganaría uno, sino dos Oscar. Por no mencionar el logro que supone condensar tantas acciones, y tan diferentes, en una sola habitación. Por haber dirigido esta barrabasada, y por haber firmado el guión de Loca academia de policía, Neal Israel se ha ganado un espacio en nuestro Olimpo particular.
Via:Cinemania
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