Cyborgs asesinos, transatlánticos que se hunden y mucha luz azul: un tributo de carne y metal al canadiense más megalómano.Cogerle manía es fácil, lo confesamos: por lo megalómano que es, por su
falta de sentido del humor, por sus modos tiránicos en el plató y por
insistir en que todas sus películas sean más grandes que Júpiter (y eso,
las normalitas). Pero si algo hay que reconocerle a James Cameron es su condición de virtuoso de las imágenes, demostrado a lo largo de una carrera que abarca ocho títulos (si contamos Piraña II: Los vampiros del mar, algo que a él no le hace ninguna gracia). Ese talento se aprecia muy bien en este supermontaje obra de Martin Kessler, que repasa los mejores momentos de Aliens: el regreso, las dos Terminator originales, Titanic, Mentiras arriesgadas, Abyss y Avatar: tras cuatro intensos minutos de contraluces, planos iluminados en azul, cyborgs asesinos, alienígenas con rabo y transatlánticos hundiéndose, siempre a los sones de su fiel James Horner, tú también estarás de acuerdo que este señor es un grande… aunque quererle sea algo difícil.
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