Hay directores a los que merece la pena estar siempre atentos, y Álex de la Iglesia es uno de ellos. Sigo pensando que jamás logrará superar ‘Muertos de risa’, un título incomprendido en su momento –el gran error fue verla como una comedia- pero que ya entonces se convirtió en su mejor película y que poco después casi logró igualar con la estupenda ‘La Comunidad’. Su obra ha estado marcada por la irregularidad desde entonces, algo que encima se ha ido agudizando cada vez más.
En el caso de ‘Mi Gran Noche’ sospechaba que iba a encontrarme con una película que me dejase ver lo mejor y lo peor del director de ‘El día de la bestia’, y todo ello con un ritmo alocado que no diera respiro al espectador. Así ha sido finalmente, pues estamos ante una cinta frenética, absurda y caótica que tan pronto te arranca una carcajada como te agota con alguna de las aventuras de los presentes en la grabación de un programa especial de año nuevo.
El caos de ’Mi Gran Noche’
En mi caso, hasta aproveché que apenas estábamos dos personas en la sala para levantarme y caminar mientras la veía, pues el cuerpo me pedía estar en movimiento para estar en sintonía con su frenético montaje para que el ritmo esté en todo momento lo más alto posible. Hasta ahí uno podría pensar en algo apasionante y entretenidísimo que se pasa volando, pero la, por así llamarla, consistencia en el trabajo de puesta en escena y montaje no hace acto de presencia en el guión firmado por el propio De la Iglesia junto a su colaborador habitual Jorge Guerricaechevarría y ahí es donde ese caos se convierte en un problema.
Seguro que ya os habéis cansado de leer la queja de que las películas de historias cruzadas nunca consiguen mantener un interés uniforme en todos los relatos que nos cuentan. Eso es algo que unos pocos títulos han conseguido esquivar –pienso por ejemplo en la magistral ‘Magnolia’- y que otros han conseguido maquillar de forma más o menos acertada por su pausada evolución, pero en ‘Mi gran noche’ es una película tan directa y acelerada que es imposible esconderlo, y eso acaba provocando que, sin renunciar nunca a sus señas de identidad, se convierta en una montaña rusa que tan pronto resulta genial como cansina en su absurdez.
El altibajo como inevitable forma de ser
Por mi parte, creo que lo único que rompe hasta cierto punto el tono es la parte de crítica social, tanto porque vuelve a caer en el error de ser demasiado evidente que ya cometió en ‘La Chispa de la Vida’ como porque lo exagerado y absurdo que es de todo lo que sucede en el interior del plató no termina de encajar bien con ese elemento relativamente realista. En sí mismo no es lo que menos me gustó y entiendo que es una forma de justificar que la gente no pueda salir, pero sí es el eslabón más débil de la cadena, ya que los altibajos son algo inherente a la apuesta de Álex de la Iglesia.
Teniendo en cuenta eso, las debilidades de ‘Mi Gran Noche’ son las que todos podríamos intuir, pero a cambio consigue mantenerte entretenido en todo momento y te regala momentazos ocasionales –mi favorito es cuando Hugo Silva está intentando disimular cierto accidente que ha tenido poco antes- entre la locura caótica que es. Es cierto que me apena que no llegue a tocar el cielo en más ocasiones, pero incluso en sus momentos más bajos no llega a caer en el infierno.
En definitiva, ‘Mi Gran Noche’ es la película que todo el mundo que conoce la obra de Álex de la Iglesia sabe que va a ser: Un caos abrumador cuyo principal objetivo es hacernos pasar un buen rato en el cine. Además, se busca conseguir una relación directa entre forma y fondo, pero lo que no consigue es la consistencia necesaria y eso produce cierta sensación de descontrol. Con todo, creo que lo bueno triunfa sobre lo malo, pero si ya todo es subjetivo, creo que en el humor lo es aún más y al final lo que a mí me hace gracia a otro puede parecerle una estupidez…
Via:blog de cine
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