En un 2015 en el que la brecha salarial entre actrices y actores
incendia la opinión pública, grandes historias femeninas como
Sufragistas, Carol o La chica danesa son las apuestas
“A todas las mujeres que han dado a luz, que pagan sus impuestos y que son ciudadanas de esta nación, hemos luchado por los derechos de todos los demás. Ya es hora de que tengamos de una vez por todas el mismo salario (que los hombres) y los mismos derechos para las mujeres en Estados Unidos de América”. Las palabras de Patricia Arquette en la última gala de los Premios de la Academia de Hollywood el pasado febrero al recibir el galardón por su papel en Boyhood supusieron un punto de inflexión en el machismo oculto que domina la meca del cine y que se traduce, al menos en términos económicos, en una abrumadora desigualdad salarial entre actores y actrices.
Desde que Arquette utilizara el escenario del Teatro Dolby de Los Ángeles para reclamar igualdad de oportunidades y recompensas en Hollywood las voces que han salido a lo largo de 2015 denunciando la débil situación de las mujeres en la industria se han multiplicado sin cesar. La última en hacer visible este serio malestar ha sido Jennifer Lawrence, quien en una carta abierta titulada ¿Qué han hecho ellos que no he hecho yo? y publicada la semana pasada en la web de Lena Dunham, se lamentaba de haber cobrado menos, mucho menos, que sus compañeros hombres en películas como La gran estafa americana. Según el ranking de la revista Forbes, el actor mejor pagado actor de Hollywood en 2014 fue Robert Downey Jr., que cobró 80 millones de dólares (70 millones de euros), unos 28 millones de dólares más que lo que cobró la actriz mejor pagada, Lawrence. Es cierto que Downey Jr. es una de las estrellas más rentables de la industria, pero también que Lawrence es la gran protagonista de Los juegos del hambre, una saga que lleva recaudado casi 1.170 millones de dólares sólo en Estados Unidos a la espera del capítulo final de la franquicia (las tres películas de Iron Man hicieron 1039 millones de dólares en la taquilla americana, según datos de Box Office).
Junto a Lawrence, otras tantas actrices, de Jessica Chastain a Meryl Streep o Ellen Page, han denunciado la injusta brecha salarial presente en Hollywood además del desprecio que los ejecutivos de Hollywood demuestran por los papeles femeninos. Por el momento, el ruido de las actrices en la opinión pública ha servido para que la Comisión para la Igualdad de Oportunidades Laborales (EEOC, por sus siglas en inglés) ponga en marcha una investigación sobre discriminación misógina a instancias de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU). Está por ver si esta medida servirá o no para que las intérpretes y las directoras de cine mejoren su situación profesional.
A las puertas del arranque de la temporada de premios, esta polémica ha incendiado el último trimestre del año, una época en que suelen llegar a las salas de Estados Unidos las principales apuestas de los estudios en la carrera hacia los Oscar. Y paradójicamente, en un 2015 en el que la desigualdad profesional entre mujeres y hombres y la falta de representación de directoras en la industria está en boca de todos, las películas cuya temática abordan historias de corte reivindicativo más o menos feminista o que se acercan a universos femeninos a través de miradas más complejas de lo habitual son las favoritas de la temporada.
Para empezar, una de las grandes contrincantes es Sufragistas, de la directora Sarah Gavron y con Carey Mulligan, Helena Boham-Carter y Meryl Streep en un reparto en el que también destacan los actores Ben Whishaw y Brendan Gleeson. Sufragistas explica la lucha por el voto femenino en el Reino Unido de 1910 y sigue a las activistas más radicales del movimiento, aquellas que participaron en marchas, huelgas y otras tantas medidas por las que muchas llegaron a ser encarceladas. La película se estrenará en Estados Unidos el próximo 27 de noviembre a través de Focus Features y en nuestro país lo hará el 18 de diciembre. Otra de las películas que tiene muchos puntos de llegar a la carrera de los Oscar es Carol, de Todd Haynes, cuyas intérpretes Cate Blanchett y Rooney Mara encandilaron a la crítica en el último Festival de Cannes y muchos apuntan a que ambas serán nominadas en la categoría de mejor actriz. Cábalas aparte, Carol, basada en una novela de Patricia Highsmith, propone la historia de amor entre la veinteañera Therese (Mara) y la madura Carol (Blanchett) en la todavía férrea sociedad del Nueva York de los años 50. Carol llega a Estados Unidos el 20 de noviembre y en España aún no tiene fecha de estreno. Blanchett, además, en breve estrenará La verdad, un drama periodístico junto a Robert Redford que explica el escándalo protagonizado por el veterano periodista y presentador de la CBS Dan Rather y su productora Mary Mapes cuando denunciaron en el programa de la CBS 60 Minutos que el entonces presidente George W. Bush había utilizado todo tipo de influencias para evitar ir a la guerra de Vietnam. Un papel más convencional y quizá más del gusto de los académicos que tampoco habría que pasar por alto.
Las historias que intentan desafiar las cuestiones de género sexual también se han hecho un hueco en la carrera hacia los Oscar con producciones como La chica danesa, de Tom Hooper. Muchos ya ven en Eddie Redmayne un posible ganador de la ansiada estatuilla gracias a su caracterización de Einar Wegener/ Lili Elbe, la primera persona que logró cambiar de sexo a través de una operación quirúrgica, aunque hay otros que preferirían que el galardón recayera en Alicia Vikander, quien en el filme de Hooper interpreta a su mujer Gerda y cuya historia tiene más protagonismo en el conjunto del trabajo. Vikander, además, ya dejó claro de lo que es capaz en su papel de la inquietante inteligencia artificial Ava en Ex Machina, de Alex Garland. También las relaciones sentimental homosexuales tienen cabida esta temporada con Freeheld, de Peter Sollett, que cuenta la lucha de la oficial de policía Laurel Hester (Moore) para que su pareja (Page) fuera beneficiaria de su pensión al ser diagnosticada de un cáncer terminal en 2005. Moore, una todoterreno de Hollywood, ya interpretó a una mujer lesbiana en Los chicos están bien, película que llegó a estar nominada hasta en cuatro categorías, incluida la de mejor película.
Aunque es probable que no lleguen a concursar como mejor película, filmes tan dispares entre sí como Mad Max: Furia en la carretera o Grandma tienen mucho ganado en la temporada de premios gracias a las interpretaciones de sus protagonistas, Charlize Theron y Lily Tomlin. Y ambos trabajos gravitan sobre el peso de las estructuras masculinas y personajes femeninos que tratan de liberarse de estos; claro que cada uno a su manera. Si Mad Max: Furia en la carretera es un circo visual que no da respiro, en Grandma nos acercamos a una historia íntima sobre una abuela sui generis que durante un día trata de conseguir el dinero que su nieta necesita para poder interrumpir un embarazo no deseado. Otras actrices de largometrajes que buscan representaciones femeninas alejadas de los estereotipos de Hollywood y cuyos nombres suenan fuerte son Charlotte Rampling por su rol de esposa en mitad de una tardía crisis matrimonial en 45 años, por el que se llevó el Oso de Plata en la última Berlinale; Brie Larson, cuyo papel de madre secuestrada en Room, la ganadora del premio del público en el pasado Festival de Toronto, ha cautivado a la crítica estadounidense; Saoirse Ronan en la epopeya Brooklyn; Jennifer Lawrence, de nuevo a las órdenes de David O. Russell en Joy; o Angelina Jolie en Frente al mar, otro melodrama matrimonial en el que la superestrella además dirige a su marido, Brad Pitt.
A excepción de Jolie y de Gravon, sin embargo, el peso de las mujeres directoras de cine en las principales apuestas de este año para los Oscar es, como se ve, bastante exiguo. Es probable que las mujeres hayan tenido en 2015 más protagonismo en el grueso de las películas realizadas en Hollywood y con historias y personajes un poco más arriesgados de lo que estamos acostumbrados (aquí también podríamos citar a Amy Schumer en Y de repente, tú, Meryl Streep en Ricki o Emily Blunt en Sicario), pero cabe señalar que desde 2009 ninguna mujer ha sido nominada como mejor directora. El año, por cierto, en que Kathryn Bigelow ganó la estatuilla por En tierra hostil. Quizá el próximo 28 de febrero de 2016 en el Teatro Dolby de Los Ángeles alguien se atreva de nuevo a utilizar su escenario como púlpito para reclamar un poco más de visibilidad femenina.
Via:Cinemania
“A todas las mujeres que han dado a luz, que pagan sus impuestos y que son ciudadanas de esta nación, hemos luchado por los derechos de todos los demás. Ya es hora de que tengamos de una vez por todas el mismo salario (que los hombres) y los mismos derechos para las mujeres en Estados Unidos de América”. Las palabras de Patricia Arquette en la última gala de los Premios de la Academia de Hollywood el pasado febrero al recibir el galardón por su papel en Boyhood supusieron un punto de inflexión en el machismo oculto que domina la meca del cine y que se traduce, al menos en términos económicos, en una abrumadora desigualdad salarial entre actores y actrices.
Desde que Arquette utilizara el escenario del Teatro Dolby de Los Ángeles para reclamar igualdad de oportunidades y recompensas en Hollywood las voces que han salido a lo largo de 2015 denunciando la débil situación de las mujeres en la industria se han multiplicado sin cesar. La última en hacer visible este serio malestar ha sido Jennifer Lawrence, quien en una carta abierta titulada ¿Qué han hecho ellos que no he hecho yo? y publicada la semana pasada en la web de Lena Dunham, se lamentaba de haber cobrado menos, mucho menos, que sus compañeros hombres en películas como La gran estafa americana. Según el ranking de la revista Forbes, el actor mejor pagado actor de Hollywood en 2014 fue Robert Downey Jr., que cobró 80 millones de dólares (70 millones de euros), unos 28 millones de dólares más que lo que cobró la actriz mejor pagada, Lawrence. Es cierto que Downey Jr. es una de las estrellas más rentables de la industria, pero también que Lawrence es la gran protagonista de Los juegos del hambre, una saga que lleva recaudado casi 1.170 millones de dólares sólo en Estados Unidos a la espera del capítulo final de la franquicia (las tres películas de Iron Man hicieron 1039 millones de dólares en la taquilla americana, según datos de Box Office).
Junto a Lawrence, otras tantas actrices, de Jessica Chastain a Meryl Streep o Ellen Page, han denunciado la injusta brecha salarial presente en Hollywood además del desprecio que los ejecutivos de Hollywood demuestran por los papeles femeninos. Por el momento, el ruido de las actrices en la opinión pública ha servido para que la Comisión para la Igualdad de Oportunidades Laborales (EEOC, por sus siglas en inglés) ponga en marcha una investigación sobre discriminación misógina a instancias de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU). Está por ver si esta medida servirá o no para que las intérpretes y las directoras de cine mejoren su situación profesional.
A las puertas del arranque de la temporada de premios, esta polémica ha incendiado el último trimestre del año, una época en que suelen llegar a las salas de Estados Unidos las principales apuestas de los estudios en la carrera hacia los Oscar. Y paradójicamente, en un 2015 en el que la desigualdad profesional entre mujeres y hombres y la falta de representación de directoras en la industria está en boca de todos, las películas cuya temática abordan historias de corte reivindicativo más o menos feminista o que se acercan a universos femeninos a través de miradas más complejas de lo habitual son las favoritas de la temporada.
Para empezar, una de las grandes contrincantes es Sufragistas, de la directora Sarah Gavron y con Carey Mulligan, Helena Boham-Carter y Meryl Streep en un reparto en el que también destacan los actores Ben Whishaw y Brendan Gleeson. Sufragistas explica la lucha por el voto femenino en el Reino Unido de 1910 y sigue a las activistas más radicales del movimiento, aquellas que participaron en marchas, huelgas y otras tantas medidas por las que muchas llegaron a ser encarceladas. La película se estrenará en Estados Unidos el próximo 27 de noviembre a través de Focus Features y en nuestro país lo hará el 18 de diciembre. Otra de las películas que tiene muchos puntos de llegar a la carrera de los Oscar es Carol, de Todd Haynes, cuyas intérpretes Cate Blanchett y Rooney Mara encandilaron a la crítica en el último Festival de Cannes y muchos apuntan a que ambas serán nominadas en la categoría de mejor actriz. Cábalas aparte, Carol, basada en una novela de Patricia Highsmith, propone la historia de amor entre la veinteañera Therese (Mara) y la madura Carol (Blanchett) en la todavía férrea sociedad del Nueva York de los años 50. Carol llega a Estados Unidos el 20 de noviembre y en España aún no tiene fecha de estreno. Blanchett, además, en breve estrenará La verdad, un drama periodístico junto a Robert Redford que explica el escándalo protagonizado por el veterano periodista y presentador de la CBS Dan Rather y su productora Mary Mapes cuando denunciaron en el programa de la CBS 60 Minutos que el entonces presidente George W. Bush había utilizado todo tipo de influencias para evitar ir a la guerra de Vietnam. Un papel más convencional y quizá más del gusto de los académicos que tampoco habría que pasar por alto.
Las historias que intentan desafiar las cuestiones de género sexual también se han hecho un hueco en la carrera hacia los Oscar con producciones como La chica danesa, de Tom Hooper. Muchos ya ven en Eddie Redmayne un posible ganador de la ansiada estatuilla gracias a su caracterización de Einar Wegener/ Lili Elbe, la primera persona que logró cambiar de sexo a través de una operación quirúrgica, aunque hay otros que preferirían que el galardón recayera en Alicia Vikander, quien en el filme de Hooper interpreta a su mujer Gerda y cuya historia tiene más protagonismo en el conjunto del trabajo. Vikander, además, ya dejó claro de lo que es capaz en su papel de la inquietante inteligencia artificial Ava en Ex Machina, de Alex Garland. También las relaciones sentimental homosexuales tienen cabida esta temporada con Freeheld, de Peter Sollett, que cuenta la lucha de la oficial de policía Laurel Hester (Moore) para que su pareja (Page) fuera beneficiaria de su pensión al ser diagnosticada de un cáncer terminal en 2005. Moore, una todoterreno de Hollywood, ya interpretó a una mujer lesbiana en Los chicos están bien, película que llegó a estar nominada hasta en cuatro categorías, incluida la de mejor película.
Aunque es probable que no lleguen a concursar como mejor película, filmes tan dispares entre sí como Mad Max: Furia en la carretera o Grandma tienen mucho ganado en la temporada de premios gracias a las interpretaciones de sus protagonistas, Charlize Theron y Lily Tomlin. Y ambos trabajos gravitan sobre el peso de las estructuras masculinas y personajes femeninos que tratan de liberarse de estos; claro que cada uno a su manera. Si Mad Max: Furia en la carretera es un circo visual que no da respiro, en Grandma nos acercamos a una historia íntima sobre una abuela sui generis que durante un día trata de conseguir el dinero que su nieta necesita para poder interrumpir un embarazo no deseado. Otras actrices de largometrajes que buscan representaciones femeninas alejadas de los estereotipos de Hollywood y cuyos nombres suenan fuerte son Charlotte Rampling por su rol de esposa en mitad de una tardía crisis matrimonial en 45 años, por el que se llevó el Oso de Plata en la última Berlinale; Brie Larson, cuyo papel de madre secuestrada en Room, la ganadora del premio del público en el pasado Festival de Toronto, ha cautivado a la crítica estadounidense; Saoirse Ronan en la epopeya Brooklyn; Jennifer Lawrence, de nuevo a las órdenes de David O. Russell en Joy; o Angelina Jolie en Frente al mar, otro melodrama matrimonial en el que la superestrella además dirige a su marido, Brad Pitt.
A excepción de Jolie y de Gravon, sin embargo, el peso de las mujeres directoras de cine en las principales apuestas de este año para los Oscar es, como se ve, bastante exiguo. Es probable que las mujeres hayan tenido en 2015 más protagonismo en el grueso de las películas realizadas en Hollywood y con historias y personajes un poco más arriesgados de lo que estamos acostumbrados (aquí también podríamos citar a Amy Schumer en Y de repente, tú, Meryl Streep en Ricki o Emily Blunt en Sicario), pero cabe señalar que desde 2009 ninguna mujer ha sido nominada como mejor directora. El año, por cierto, en que Kathryn Bigelow ganó la estatuilla por En tierra hostil. Quizá el próximo 28 de febrero de 2016 en el Teatro Dolby de Los Ángeles alguien se atreva de nuevo a utilizar su escenario como púlpito para reclamar un poco más de visibilidad femenina.
Via:Cinemania
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