Estaba claro que el enorme éxito de ‘8 apellidos vascos’
era algo que muchos miembros del cine español iban a tener en cuenta.
Sus propios responsables se dejaron llevar por las prisas para realizar
una secuela muy inferior que, pese a ello, también gozó de una muy buena acogida por parte del público, por lo que tampoco sería raro que más temprano que tarde intenten sacar adelante una tercera entrega
Unos cuantos títulos que exploraban el humor de corte costumbrista llegaron entre las dos primeras y aún más lo harán de ahora en adelante. Sin embargo, muchas de ellas acabarán pasando desapercibidas, pero todo apunta a que no va a ser el caso de ‘Cuerpo de élite’, pues el empuje publicitario de Atresmedia podría convertir a esta simpática comedia en uno de los grandes éxitos del cine español de 2016.
La propia premisa de ‘Cuerpo de élite’ ya nos prepara para el tipo de
comedia con el que nos vamos a encontrar, algo que seguramente provoque
pereza en cierto sector del público. Por mi parte, no es que me vuelva
loco que se juegue con el tópico costumbrista, pero la clave, como
siempre, está en saber hacerlo para hacer pasar un buen rato al
espectador en lugar de caer en lo fácil e incluso rancio para salir del
paso haciéndote el gracioso de mala manera.
No voy a negar que mi gran miedo era que ‘Cuerpo de élite’ acabase cayendo en todos esos errores habituales y justo es señalar que hay algunos momentos en los que cae de lleno en ello, pero la nota dominante es saber manejarlos para construir un relato entretenido con momentos concretos bastante graciosos, abrazando el tópico sin reparos, pero también retorciéndolo un poco, en especial con el personaje de un inspirado Andoni Agirregomezkorta.
Los grandes responsables de encontrar el tono adecuado para el relato son los guionistas Cristóbal Garrido y Adolfo Valor, que ya en su momento escribieron la estimable ‘Promoción fantasma’. Allí la inspiración en el cine de John Hughes
era el claro referente, mientras que aquí es el humor más local, pero
con unas armas diferentes a ‘8 apellidos vascos’ -me recordó más a la
entretenida cinta francesa ‘Nada que declarar’ (‘Rien à déclarer’)-, ya que aquí es la comedia de acción lo que ha de canalizar las diferencias entre sus protagonistas.
En ese punto es cierto que en los momentos más intensos se notan las limitaciones presupuestarias que habrá tenido que manejar Joaquín Mazón para la puesta en escena, pero lo que realmente importa en la historia no es el espectáculo visual, ya que es un simple vehículo para dar un mayor rango a sus posibilidades cómicas, bastante efectivo durante el entrenamiento del cuerpo de élite y que luego aún ofrece momentos bastante majos cuando la historia se complica y el guion empieza a mostrar mayores debilidades.
Lo que sí conviene tener claro es que no faltarán algunos detalles un tanto manoseados -la historia romántica entre Mike Esparbé y María León-,
pero ‘Cuerpo de élite’ consigue algo esencial para minimizar su
importancia, y es que transmite frescura. De hecho, esa es su gran
virtud, primero porque ayuda a dotar de mayor interés a los arquetipos
que representan sus protagonistas y luego porque ayuda que tanto los
actores como el público disfruten.
Eso es algo a lo que los actores también saben sacar partido, empezando por los simples -y bastante repartidos- one-liners y pasando por otros niveles hasta llegar a la propia dinámica que surge entre ellos. Ahí sí que surge esa naturalidad necesaria para que veamos en ellos algo más que a un grupo desastroso para echarnos una risa a su costa y también para que nos creamos que, contra todo pronóstico, van descubriendo el complot del villano.
También es cierto que hay no pocos gags que no funcionan -en algunos
casos fallan hasta tal punto que están a nada de cargarse ese delicado y
efectivo tono al que aludía antes- y también que se realiza un manejo de los personajes secundarios cuestionable por momentos -aquí pienso sobre todo en Silvia Abril,
muy divertida a veces y algo fuera de lugar en otras ocasiones-, pero
el suave absurdo que traza el libreto de Garrido y Valor a través de
diferentes contrastes lo hace todo más llevadero cuando su interés
decae.
Además, habría sido genial un mayor empuje visual por parte de Mazón, pero la verdad es que cumple con solvencia, sobre todo en el trabajo con los actores -les da la libertad suficiente para que brillen más cuando la oportunidad lo permite, pero no demasiada para que no canibalicen en exceso ninguna situación-, y no se deja llevar en ningún momento por la pereza exhibida por Emilio Martínez Lázaro en ‘8 apellidos vascos’.
En definitiva, ‘Cuerpo de élite’ es una simpática comedia costumbrista que opta por una vía diferente al título que seguro que os vino a todos a la cabeza al conocer su existencia. Una buena cantidad de gags divertidos, el tono adecuado para potenciar sus virtudes y un reparto más que correcto la convierten en uno de los mejores pasatiempos de este verano pese a no estar, ni mucho menos, exenta de ciertos fallos recurrentes en este tipo de cintas.
Via:blog de cine
Unos cuantos títulos que exploraban el humor de corte costumbrista llegaron entre las dos primeras y aún más lo harán de ahora en adelante. Sin embargo, muchas de ellas acabarán pasando desapercibidas, pero todo apunta a que no va a ser el caso de ‘Cuerpo de élite’, pues el empuje publicitario de Atresmedia podría convertir a esta simpática comedia en uno de los grandes éxitos del cine español de 2016.
Sacando partido al humor costumbrista
No voy a negar que mi gran miedo era que ‘Cuerpo de élite’ acabase cayendo en todos esos errores habituales y justo es señalar que hay algunos momentos en los que cae de lleno en ello, pero la nota dominante es saber manejarlos para construir un relato entretenido con momentos concretos bastante graciosos, abrazando el tópico sin reparos, pero también retorciéndolo un poco, en especial con el personaje de un inspirado Andoni Agirregomezkorta.
En ese punto es cierto que en los momentos más intensos se notan las limitaciones presupuestarias que habrá tenido que manejar Joaquín Mazón para la puesta en escena, pero lo que realmente importa en la historia no es el espectáculo visual, ya que es un simple vehículo para dar un mayor rango a sus posibilidades cómicas, bastante efectivo durante el entrenamiento del cuerpo de élite y que luego aún ofrece momentos bastante majos cuando la historia se complica y el guion empieza a mostrar mayores debilidades.
Luces y sombras de ’Cuerpo de élite’
Eso es algo a lo que los actores también saben sacar partido, empezando por los simples -y bastante repartidos- one-liners y pasando por otros niveles hasta llegar a la propia dinámica que surge entre ellos. Ahí sí que surge esa naturalidad necesaria para que veamos en ellos algo más que a un grupo desastroso para echarnos una risa a su costa y también para que nos creamos que, contra todo pronóstico, van descubriendo el complot del villano.
Además, habría sido genial un mayor empuje visual por parte de Mazón, pero la verdad es que cumple con solvencia, sobre todo en el trabajo con los actores -les da la libertad suficiente para que brillen más cuando la oportunidad lo permite, pero no demasiada para que no canibalicen en exceso ninguna situación-, y no se deja llevar en ningún momento por la pereza exhibida por Emilio Martínez Lázaro en ‘8 apellidos vascos’.
En definitiva, ‘Cuerpo de élite’ es una simpática comedia costumbrista que opta por una vía diferente al título que seguro que os vino a todos a la cabeza al conocer su existencia. Una buena cantidad de gags divertidos, el tono adecuado para potenciar sus virtudes y un reparto más que correcto la convierten en uno de los mejores pasatiempos de este verano pese a no estar, ni mucho menos, exenta de ciertos fallos recurrentes en este tipo de cintas.
Via:blog de cine
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