Está claro que personajes como Iron Man y Capitán América
son los dos grandes protagonistas del universo cinematográfico de
Marvel y también que los integrantes de la primera aventura de Los Vengadores
tienen un hueco especial en el corazón de muchos aficionados al cine de
superhéroes. Eso no quiere decir que se pueda confiar de forma
exclusiva en ellos si no quieren provocar el agotamiento de los
espectadores y por ello, poco a poco, nos van llegando nuevos
personajes.
En su momento ya disfrutamos tanto con los Guardianes de la Galaxia como con Ant-Man y la última gran apuesta de La fábrica de las ideas es el Doctor Strange, un personaje con el que Marvel entra de lleno en el terreno de la magia y el multiverso. Una ambiciosa apuesta que ha convertido a ‘Doctor Strange’ (‘Doctor Extraño’) en la propuesta más diferente de la compañía sin romper su sello de Identidad y también en una de las mejores y más entretenidas películas que ha hecho hasta ahora.
No me sorprende que cierto sector minoritario del público pueda estar
cansándose de las aventuras de sus superhéroes en la gran pantalla, ya
que es cierto que cada vez más da la sensación de que existe cierto patrón que nunca se puede romper.
Habrá quien lo reduzca a hacer gracietas con cierta regularidad, pero
la cosa va mucho más allá de eso y al final no deja de ser una forma de
dar una mayor unidad a su universo.
Con ‘Doctor Strange’ ya os aviso que varios de esos elementos siguen ahí, pero también de que la cinta dirigida por Scott Derrickson es la que más se aleja del resto, limitando su conexión real con las demás a una mera línea de diálogo. Ellos mismos dicen que Los Vengadores se ocupan de las amenazas físicas y sus protagonistas de las místicas, cuya introducción era a priori una empresa muy complicada al tener que hacerlo también de una forma muy accesible.
Ya en el prólogo nos queda claro que aquí existen unas normas muy diferentes que permiten a Derrickson una libertad visual que luego quizá recuerde en parte a lo mostrado en la arquitectura de los sueños de ‘Origen’ (‘Inception’), pero realmente creo que se va un paso más allá en ello. De hecho, ‘Doctor Strange’ es un espectáculo visual de primera categoría que además no comete el error de abusar de ello, optando por otras soluciones para no agotarse antes de tiempo.
Ya en sus primeros minutos nos queda claro que estamos ante una
propuesta 100% Marvel pero también una cinta con espacio para crear su
propio universo con calma y sentar las bases de un futuro que estoy
deseando conocer. Además, no cae en el error de dejar a Benedict Cumberbatch
realizar una mera variante de su estupendo Sherlock Holmes, uno de mis
mayores miedos. Aquí es un genio antipático, sí, pero ambas cosas se
muestran con claridad y sin querer matizar lo segundo de forma forzada
para caer mejor al público.
Eso ayuda a que la necesidad de convertirla en una aventura de presentación te llame más la atención al ver cómo Cumberbatch se entrega a su personaje y asimila de maravilla el sentido de la diversión de Marvel, ese que requiere del humor -aquí también bastante presente y muy eficaz-, pero también de muchas más cosas, principalmente de la necesidad de encontrar un tono que aúne ligereza y credibilidad, un cóctel mucho más problemático de hacer bien de lo que algunos creen.
Para ello, el guion de John Spaihts, C. Robert Cargill
y el propio Derrickson no duda en echar mano de la exposición siempre
que sea necesario, pero lo hace manteniendo un ritmo muy vivo aunque
nunca acelerado y unos diálogos muy bien pensados que son la guinda para
que la rutina jamás haga acto de presencia. Quizá se podrían haber
detenido más en el entrenamiento del protagonista, pero es que entonces
sería una película muy distinta y la sensación de introducción se
hubiera comido a todo lo demás.
Por ese lado tenemos una película que en lo narrativo encaja de fábula con el universo planteado sin depender nunca realmente del mismo, pero también una cinta que en lo visual nos abre un mundo lleno de posibilidades e incluso se permite pequeños detalles un poco siniestros. Es ahí donde Derrickson se siente más a gusto, jugando con todos los elementos que tiene a su disposición de una forma fluida para hechizar al espectador, a lo que también ayuda a la fascinante música de Michael Giacchino.
Es cierto que sin las “ataduras” de Marvel podría haber salido algo más estimulante, pero también dispara las posibilidades de ser mucho más irregular o incluso un desastre con algunas imágenes potentes. Ahí sí que su cine está en una especie de callejón sin salida, ya que su estándar funciona muy bien, permitiendo además que ninguna de sus películas sea un simple más de lo mismo, pero también pone unos límites que nadie puede romper. Aunque aquí eso sigue estando presente, he de confesar que me molestó bien poco.
No me cabe duda de que todos esperábamos que ‘Doctor Strange’ fuera
impecable en ese apartado, uno de los aspectos esenciales en toda
película de Marvel, y así es, pero la clave es que aquí no estamos
hablando de superpoderes, sino de magia. Habrá que ver si esa distinción
crea problemas en el futuro, pero aquí sirve para darle un toque diferenciador muy de agradecer que le permite echar mano de otras armas. El “lo hizo un mago” pero expresado con criterio y buen gusto.
Ya he destacado el trabajo de Cumberbatch, pero no me gustaría olvidarme tampoco del gran trabajo de casting, ya que se ha logrado que todos los actores encajen en sus personajes, tengan las dosis de importancia adecuadas y que tengan al menos cierta entidad -tampoco esperéis milagros- para dejarte con ganas de saber más sobre ellos. La que mejor parada sale es una impecable Tilda Swinton, pero es que incluso Mads Mikkelsen logra sus momentos de brillo por mucho que su villano adolezca de ciertos problemas habituales del cine de Marvel.
No obstante, lo que me terminó de conquistar e hizo que ‘Doctor Strange’ se convirtiera en una de mis películas Marvel favoritas –a su manera creo que no tiene nada que envidiar a ‘Capitán América: Civil War’ por mucho que jueguen con armas tan diferentes- es su sobresaliente desenlace, donde se da un increíble giro de tuerca a las expectativas del espectador. Una apuesta por el ingenio y el minimalismo que no podría funcionar mejor y que se agradece mucho con lo que pueden llegar a saturar los desenlaces más tradicionales.
En definitiva, ‘Doctor Strange’ supone un gran paso delante de Marvel a la hora de ampliar lo que ha hecho que sus películas funcionen tan bien entre el público al introducir en escena la magia. Han sabido cómo introducir un nuevo personaje y ampliar de forma notable el universo con tanta efectividad que sólo me queda descubrirme ante ellos. Bravo, Marvel. Eso sí, que no se confíen, que llegará un punto en el que tendrán que ir de verdad más allá si no quieren quedarse atrás.
En su momento ya disfrutamos tanto con los Guardianes de la Galaxia como con Ant-Man y la última gran apuesta de La fábrica de las ideas es el Doctor Strange, un personaje con el que Marvel entra de lleno en el terreno de la magia y el multiverso. Una ambiciosa apuesta que ha convertido a ‘Doctor Strange’ (‘Doctor Extraño’) en la propuesta más diferente de la compañía sin romper su sello de Identidad y también en una de las mejores y más entretenidas películas que ha hecho hasta ahora.
Un superhéroe diferente
Con ‘Doctor Strange’ ya os aviso que varios de esos elementos siguen ahí, pero también de que la cinta dirigida por Scott Derrickson es la que más se aleja del resto, limitando su conexión real con las demás a una mera línea de diálogo. Ellos mismos dicen que Los Vengadores se ocupan de las amenazas físicas y sus protagonistas de las místicas, cuya introducción era a priori una empresa muy complicada al tener que hacerlo también de una forma muy accesible.
Ya en el prólogo nos queda claro que aquí existen unas normas muy diferentes que permiten a Derrickson una libertad visual que luego quizá recuerde en parte a lo mostrado en la arquitectura de los sueños de ‘Origen’ (‘Inception’), pero realmente creo que se va un paso más allá en ello. De hecho, ‘Doctor Strange’ es un espectáculo visual de primera categoría que además no comete el error de abusar de ello, optando por otras soluciones para no agotarse antes de tiempo.
Benedict Cumberbatch lo borda
Eso ayuda a que la necesidad de convertirla en una aventura de presentación te llame más la atención al ver cómo Cumberbatch se entrega a su personaje y asimila de maravilla el sentido de la diversión de Marvel, ese que requiere del humor -aquí también bastante presente y muy eficaz-, pero también de muchas más cosas, principalmente de la necesidad de encontrar un tono que aúne ligereza y credibilidad, un cóctel mucho más problemático de hacer bien de lo que algunos creen.
Estirando los límites sin llegar a romperlos
Por ese lado tenemos una película que en lo narrativo encaja de fábula con el universo planteado sin depender nunca realmente del mismo, pero también una cinta que en lo visual nos abre un mundo lleno de posibilidades e incluso se permite pequeños detalles un poco siniestros. Es ahí donde Derrickson se siente más a gusto, jugando con todos los elementos que tiene a su disposición de una forma fluida para hechizar al espectador, a lo que también ayuda a la fascinante música de Michael Giacchino.
Es cierto que sin las “ataduras” de Marvel podría haber salido algo más estimulante, pero también dispara las posibilidades de ser mucho más irregular o incluso un desastre con algunas imágenes potentes. Ahí sí que su cine está en una especie de callejón sin salida, ya que su estándar funciona muy bien, permitiendo además que ninguna de sus películas sea un simple más de lo mismo, pero también pone unos límites que nadie puede romper. Aunque aquí eso sigue estando presente, he de confesar que me molestó bien poco.
’Doctor Strange’, tan ingeniosa como espectacular
Ya he destacado el trabajo de Cumberbatch, pero no me gustaría olvidarme tampoco del gran trabajo de casting, ya que se ha logrado que todos los actores encajen en sus personajes, tengan las dosis de importancia adecuadas y que tengan al menos cierta entidad -tampoco esperéis milagros- para dejarte con ganas de saber más sobre ellos. La que mejor parada sale es una impecable Tilda Swinton, pero es que incluso Mads Mikkelsen logra sus momentos de brillo por mucho que su villano adolezca de ciertos problemas habituales del cine de Marvel.
No obstante, lo que me terminó de conquistar e hizo que ‘Doctor Strange’ se convirtiera en una de mis películas Marvel favoritas –a su manera creo que no tiene nada que envidiar a ‘Capitán América: Civil War’ por mucho que jueguen con armas tan diferentes- es su sobresaliente desenlace, donde se da un increíble giro de tuerca a las expectativas del espectador. Una apuesta por el ingenio y el minimalismo que no podría funcionar mejor y que se agradece mucho con lo que pueden llegar a saturar los desenlaces más tradicionales.
En definitiva, ‘Doctor Strange’ supone un gran paso delante de Marvel a la hora de ampliar lo que ha hecho que sus películas funcionen tan bien entre el público al introducir en escena la magia. Han sabido cómo introducir un nuevo personaje y ampliar de forma notable el universo con tanta efectividad que sólo me queda descubrirme ante ellos. Bravo, Marvel. Eso sí, que no se confíen, que llegará un punto en el que tendrán que ir de verdad más allá si no quieren quedarse atrás.
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