La nueva película del director Damien Chazelle ha
secuestrado la actualidad cinematográfica. No importa que estén en
cartelera las nuevas películas de Martin Scorsese o Xavier Dolan. Los siete Globos de Oro, la fortísima inversión en publicidad y los crecientes murmullos de Oscar a Mejor Película,
Banda Sonora o
Demagogia-por-abuso-de-protagonistas-terriblemente-atractivos han
conseguido que todo el mundo quiera ver, de pronto, un musical. En 2017.
Aunque ha entusiasmado a buena parte de la platea mientras a otros ha dejado algo molestos o indiferentes, La La Land ha sido una producción llena de peculiaridades. Tanto si quieres hacerte el listillo ante la próxima gala en el Dolby Theatre como si tienes curiosidad por conocer estos trivias, te animamos a que te pongas la banda sonora y te quedes con nosotros cinco minutos conociendo los detalles ocultos de esta ciudad de las estrellas.
Los protagonistas no iban a ser Emma Stone ni Ryan Gosling. La idea inicial era contar con Miles Teller, el protagonista de la anterior película de Chazelle, y Emma Watson; pero por compromiso de ambos actores con otras producciones (o eso dice la versión oficial) tuvieron que declinar la propuesta.
Emma Watson decidió apostar por aparecer en La bella y la bestia,
película en la que, irónicamente, Ryan Gosling iba a ser el
protagonista, pero decidió pasar en favor de La La Land.
El estudio animó entonces a Chazelle a apostar por el todo o nada.
Estrellas del mundo de la actuación aún más reconocidas. Stone y Gosling
habían trabajado como pareja de alto voltaje en Crazy Stupid Love y Gángster Squad, lo que los convertía, en palabras del director,
en “lo más cercano que tenemos en el panorama a actual a una clásica
pareja romántica como las que había en la edad dorada de Hollywood”.
Por supuesto, un musical con papeletas para el Oscar no viene sin algún que otro ejercicio de sobreesfuerzo actoral. Tanto Gosling como Emma hicieron cursillos intensivos de canto y baile durante meses. En concreto, Gosling ya tenía experiencia en ambos campos, sobre todo en canto, ya que forma parte del dúo Dead Man's Bones.
Pero la cosa no queda ahí. Gosling, que hace de pianista de jazz en la película, ha aprendido a tocar el piano
para la peli, y en algunas escenas (un número indefinido de ellas) es
él el que de verdad toca las teclas. Según dice Justin Hurwitz, Gosling
se sacrificó tanto y apegó tantísimo al instrumento que es posible que la afición se le haya pegado para siempre y siga practicando fuera del escenario.
Con motivo de la nueva pareja protagonista, más mayor que los actores que originalmente iban a encargarse de esos papeles, hubo que modificar el guión para adaptarlo a unos personajes más adultos de lo que lo iban a ser en principio.
Algunos de los momentos de la película están inspirados en hechos que les ocurrieron realmente a los actores. Por ejemplo, la escena inicial en la que Emma Stone llora en una audición
y es interrumpida de forma desalmada por una ayudante de producción es
algo que, según cuenta Gosling, le pasó en una de las innumerables
pruebas por las que pasó antes de colarse en el star system.
Como se encarga de recordar Chazelle la mitad de las veces que le dejan un micrófono,
parte del sentimiento de derrota ante el imposible sistema de entrada a
Hollywood también viene de su experiencia personal. Tanto él como
Hurwitz vieron cerrarse muchas puertas antes de que los peces gordos
quisieran apostar por sus proyectos.
Así que en 2010 dos desconocidos Chazelle y Hurwitz ya tenían escrito
el guión de La La Land e intentaban buscar financiación. Lograron
hablar con unos productores de Focus, que aceptaron realizar ese modesto
proyecto de un millón de dólares, pero querían algunos cambios. Para
empezar, Sebastian debería ser un guitarrista de rock,
no un pianista de jazz. También exigían que cambiasen el final
agridulce, poco conservador, por uno feliz. En el valle se rumoreaba que
el dúo estaba intentando realizar “una pieza de museo muy cara”, y nadie entendía del todo el proyecto.
Así, director y compositor guardaron durante años en un cajón La La
Land. Cuando después de un afortunado ascenso meteórico Chazelle con el
que se llevó tres de los cinco Oscars a los que estaba nominado con su
segundo largometraje, las puertas empezaron a abrirse. Ahora la pareja tenía algo más de potestad creativa. Iba a haber tradición, jazz, celuloide en lugar de producción digital, y final triste. Y 30 millones de presupuesto, también.
De todas formas, ya con el contrato con Summit Entertainment sobre la mesa, el guión final de La La Land se reescribió. Según defienden los responsables, el proceso creativo se adaptó para elaborar primero la narración y a partir de ella las canciones y los números de baile. Hurwitz cuenta que pudo enseñarle más de 1.900 demos
de canciones al piano (los jingles melódicos) a Chazelle antes de que
encontraran las 15 piezas definitivas que iban a aparecer en la
película.
Algunas de las piezas musicales no tienen la voz doblada en la
edición, sino que son los actores cantando directamente en el set. De
estas, la más espectacular es el número de la audición final de Stone, “The Fools Who Dream”. La canción no se compuso hasta que tuvieron la película prácticamente acabada porque Chazelle no quería decidir cómo iba a ser antes de tener buena parte del metraje rodado y, así, poder ensamblar con más atino el mensaje de la balada con el tono definitivo de la película.
La pieza de “Someone in the Crowd”, tanto canción como número fílmico, era más largo originalmente,
con unos fragmentos en los que el cuarteto femenino pasea por Los
Ángeles antes de ir a la fiesta. Pero tuvo que ser recortado del montaje
final. ¿Se convertirá en extra en la edición en BluRay?
Hurwitz no solo ha compuesto todas las canciones musicales de las
películas de Chazelle, también las que suenan de fondo. En Whiplash, en
la escena de diálogo en una cafetería entre la pareja romántica de la
película, suena una antigua canción estilo jazz de los años 30 llamada “When I Wake”. La compuso el músico ad hoc para la película, y en La La Land vuelve a sonar a modo de guiño cuando Sebastian y Mia hablan de jazz.
La película tiene, también, algunos detalles musicales ocultos.
En una escena de diálogo posterior al número de claque en la que hablan
Mia y Sebastian suena otra versión de “A lovely Night”. En la escena en
la que John Legend discute sobre el futuro del jazz con Sebastian suena
una versión en una tonalidad menor de “Another Day of Sun”. Y así con otros tantos momentos no estrictamente musicales de la película.
¿Y es o no es un plano secuencia el inicial número musical de la película? El espectacular arranque de “Another Day of Sun” es un plano secuencia trampa.
El equipo tenía problemas con la iluminación y las grúas, ya que
mientras se movía por el escenario a veces hacía ver la sombra del
mecanismo en el plano. Como tampoco querían utilizar posproducción
digital para solucionarlo ensamblaron la coreografía cortándola en dos
puntos y usando una combinación de grúa y stready cam. En total la
escena son tres fragmentos.
Como recordaba Noel Ceballos,
La La Land es inusual de cara a los Oscars no sólo por categorizarse en
un género, el musical, en desuso, sino por hacerlo con canciones
originales. “Desde el triunfo de Chicago en marzo de 2003, solo ha
habido dos películas musicales nominadas en la categoría principal: Ray y
Los Miserables, ambas integradas por canciones que, al menos, le
sonaban un poco a todos y cada uno de sus espectadores”. Si La La Land
gana el Oscar a Mejor Película el próximo 26 de febrero, se convertiría
en el primer musical completamente original en llevarse la estatuilla desde La melodía de Broadway, una producción de 1929.
Aunque ha entusiasmado a buena parte de la platea mientras a otros ha dejado algo molestos o indiferentes, La La Land ha sido una producción llena de peculiaridades. Tanto si quieres hacerte el listillo ante la próxima gala en el Dolby Theatre como si tienes curiosidad por conocer estos trivias, te animamos a que te pongas la banda sonora y te quedes con nosotros cinco minutos conociendo los detalles ocultos de esta ciudad de las estrellas.
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