Los 10 momentos más polémicos de los Oscar

Si los productores de los Oscar quieren consolarse tras el batacazo de anoche, les aconsejamos que revisen estos históricos baches de la Academia

La Academia de Hollywood aún no ha hecho declaraciones, Emma Stone dice que a ella no la miren, y los respectivos equipos de La La Land y de Moonlight todavía no se lo creen del todo. Eso por no hablar de los memes, que llueven por doquier. Aún así, ¿ha batido la gala de los Oscar 2017 todos los récords de mala pata? Pues no lo tenemos tan claro, porque estas ceremonias también tuvieron tela que cortar entre errores, desplantes de las estrellas y producciones bochornosas. Con todos vosotros, los 10 momentos más polémicos de la historia de los Oscar.

1971 – George C. Scott no quiere su estatuilla


 Al iracundo actor de Ojos de fuego y Teléfono rojo, ¿volamos hacia Moscú? nunca le entusiasmaron los Premios de la Academia. Es más: llegó a referirse a ellos en público como “el mercado de la carne” al ser nominado en 1962 por El buscavidas. De ahí que nadie se sorprendiera demasiado cuando, al anunciarse su candidatura al Actor Principal por Patton, Scott envió un telegrama a la Academia solicitando “respetuosamente” que retirasen su nombre de la lista de nominados. La institución no sólo hizo caso omiso, sino que Scott ganó el Oscar, obligando a los productores del filme a subir al estrado en su lugar.

1973 – Marlon Brando y la apache

Otro ilustre alérgico a los premios, Brando pasó olímpicamente de acudir a recoger su estatuilla por El Padrino. Pero, a diferencia de George C. Scott, el actor más ilustre de Hollywood sí tuvo la deferencia de enviar a alguien a recoger su premio: se trató de Sacheen Littlefeather, una activista en pro de los derechos de los indios americanos, la cual anunció que Brando rechazaba el premio “en protesta por el tratamiento que la industria del cine da a los nativos”. Según declaró después Littlefeather (cuyo auténtico nombre es Marie Louise Cruz), la Academia le había impedido pronunciar el discurso de 15 páginas redactado por Brando para la ocasión.

1974 – Los Oscar al desnudo


Una de las modas más cachondas (e irritantes) de los 70 fue el streaking, actividad que tuvo su propia película de destape (Solo ante el streaking, con Alfredo Landa) y que consistía en colarse en un evento público, cuanto más concurrido mejor, y recorrerlo en pelota picada. Un tal Robert Opel se aseguró de esta forma sus 15 minutos de fama colándose en la gala de 1974, pero fue rápidamente puesto en su sitio por un comentario del presentador David Niven: “Es una lástima que, para hacer reír, este señor no tenga más remedio que mostrarnos sus menudencias”, dijo el británico.

1975 – Warren Beatty contra Sinatra


La guerra de Vietnam acaba de terminar, los ánimos de EE UU respecto a ella aún están calientes… Y el ganador del Oscar al Mejor Documental es Hearts and Minds, un filme que describe el conflicto en términos muy poco elogiosos para el ejército estadounidense. Después de que Bert Schneider, productor de la película, haya leído un comunicado de agradecimiento remitido por el gobierno comunista de Vietnam, los anfitriones Frank Sinatra y Bob Hope (ambos notorios conservadores) se disculpan afirmando que la gala “no es lugar para proclamas políticas”. El comediante y ‘La Voz’ no contaban con que Schneider era amigo del alma de Warren Beatty, que presentaba uno de los premios de la noche: cuando el hermano de Shirley MacLaine pisó el escenario, sus primeras palabras fueron: “Muchas gracias, Frank, carcamal republicano”. Vista con ojos de hoy, esta anécdota parece premonitoria, ¿verdad?

1978 – Vanessa Redgrave da un mítin


Volvemos a territorios de alto voltaje político. Porque, además de una grandísima actriz, la Redgrave es socia fundadora del británico Partido Revolucionario de los Trabajadores y una notoria defensora de la causa palestina. Por ello, al ser nominada al Oscar por Julia, Redgrave sufrió ataques de todo tipo por parte de grupos pro-israelíes, a los que calificó de “matones sionistas que insultan a las víctimas del Holocausto” cuando recogió su estatuilla. Paddy Chayefsky, que ganó el Oscar al Mejor Guión por Network, resumió la opinión de muchos al declarar: “Estoy harto de la gente que usa los Oscar para hacer propaganda política”. La Academia no permite enlazar el vídeo, pero puedes verlo en YouTube.

1989 – ¿La peor gala de la historia?


Estamos de acuerdo en que la segunda mitad de los 80 no fue un gran momento para el cine, ni para Hollywood. Y que (por mucho que a ella concurrieran Un pez llamado Wanda, Rain Man y Las amistades peligrosas) el palmarés de la edición número 61 de los Oscar no fue nada del otro mundo. Pero el montaje de la ceremonia ha pasado a la historia como una de las mayores debacles de los Premios de la Academia: Rob Lowe y Chevy Chase no se lucieron nada como presentadores (para que luego digan de James Franco), y el evento contó con un número coreográfico extremadamente cutre en el que una actriz disfrazada de Blancanieves se marcó una versión… de Creedence Clearwater Revival, lo cual viene a ser similar (y lo decimos con mucho respeto) a unos hipotéticos Goya con Ana Belén cantando una de Los Chichos. Para colmo, la casa Disney no había sido consultada durante la elaboración del número, con lo que demandó a la Academia. El productor Alan Carr fue despedido inmediatamente.

1992 – Instinto básico y Hannibal Lecter irritan a los gays

Las manifestaciones a la puerta de los Oscar no eran nada nuevo en 1991: más de uno recordaba aún, por entonces, la que armaron grupos pacifistas y antirracistas en 1979 cuando El cazador fue nominada a Mejor Película. Pero este año la cosa tuvo más miga que nunca, ya que los grupos de gays y lesbianas de EE UU se cabrearon mucho cuando El silencio de los corderos en Instinto básico (dos filmes considerados altamente homófobos) entraron en la lista de las nominaciones. Entre las pancartas que pudieron leerse en la puerta del Dorothy Chandler Pavillion aquella noche destacó una que rezaba: “Jodie Foster: actriz, guionista, produtora, bollera”. Puede que los militantes creyeran estar haciéndole a la Foster un outing por las bravas, pero reconozcamos que lo suyo era, ya entonces, un secreto a voces.

1993 – El misterioso Oscar de Marisa Tomei

¿Pensabas que las estatuillas con atribución dudosa son algo nuevo en los Oscar? En absoluto. De hecho, aún hay muchos que creen que Jack Palance prefirió adjudicar la estatuilla a la Mejor Actriz Secundaria a la Tomei, la única nominada estadounidense, en lugar de a la verdadera ganadora (que podría ser, dependiendo de a quién hagamos oídos, bien Catherine Deneuve, Judy Davis, Joan Plowright o Vanessa Redgrave). El caso es que, como se confirmó después, el anciano actor había pronunciado el nombre correcto.

1999 – Nadie quiere a Elia Kazan

Por lo general, el Oscar Honorífico de rigor suele ser ocasión para relajarse un poco, despacharlo rápido y pasar a la siguiente categoría, a no ser que el homenajeado monte un número memorable (como Blake Edwards y su silla de ruedas)… O que dicho homenajeado sea uno de los hombres más odiados de Hollywood, como el autor de Un tranvía llamado deseo, que se había distinguido como chivato anticomunista durante la Caza de Brujas. Los presentadores Martin Scorsese y Robert De Niro, junto a unos cuantos invitados más se levantaron y aplaudieron, pero parte del auditorio permaneció sentada, en silencio y mirando al escenario con cara de mala leche, y pudieron oírse claramente algunos abucheos.

2003 – Michael Moore da otro mítin

¿Sería que no había una fecha más indicada en el calendario? ¿Sería un intento de desviar la atención del público? Chi lo sá. Lo único seguro es que la gala de los Oscar de 2003 tuvo lugar el 23 de marzo. Justo el mismo día en el que las tropas de EE UU invadieron Irak. Como si el fino sentido de la oportunidad de la Academia no fuese bastante, resulta que el Oscar al Mejor Documental recayó en un tal Michael Moore por Bowling for Columbine. ¿A alguien le extraña, pues, que el orondo cineasta pronunciase un discurso en el que pedía a los estadounidenses que eligieran a “un presidente de no-ficción” en lugar de a George W. Bush? Posteriormente, el presentador Steve Martin comentó: “El personal de la gala está metiendo a Michael Moore en el maletero de su limusina”.
Via:Cinemania

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