Hace un par de años, una pequeña película de género levantó la adormecida carrera del otrora gran nombre del cine de acción, Keanu Reeves, con una fórmula bien conocida para los fans del estilo en su versión más violenta. Una historia de venganza, plana y solvente, que ha ido generando más y más adeptos hasta que su secuela, ‘John Wick: Pacto de sangre’ ('John Wick: Chapter 2', 2017) ha llenado los cines ratificando la condición de culto de la inevitable trilogía.
Pero, realmente ¿Qué ofrecía ‘John Wick’ para convertirse en un pequeño fenómeno y generar esa ola de boca oreja positivo? ¿Es realmente algo más que una película de acción generosa en sangre y argumento ramplón? Quizá algo se nos escapa, quizá es cuestión de suerte o cae, directamente, en la tendencia actual a recuperar maneras de entender el cine olvidadas o enterradas ¿Un producto de nostalgia al cine cannon o la nueva esperanza del cine de acción?
Por un cachorro difunto
Para empezar, echemos un vistazo a su argumento. Un tipo que ha perdido a su esposa es atacado por mafiosos que matan a su perro, que era, básicamente, el último recuerdo que tenía de su mujer. Vaya. Además el dueño de ese perro resulta ser uno de los asesinos más temidos en el negocio. Obviamente, el resto de la trama es una venganza sin cuartel de Wick, que está muy cabreado por la muerte de su can. No, no es una parodia. O al menos no lo parece por el tono. Pertenece al subgénero “jodieron al hijo de puta equivocado”.Vuelta a lo básico
Puede que este sea su secreto. Recortar complicaciones y colchones narrativos hasta dejar el esqueleto puro, en el que se establece un sinfín de convenciones con escenas de tiros, peleas cuerpo a cuerpo y la única justificación necesaria: venganza. Además, todo el planeta es consciente de que es el hombre más letal en el mundo. Esa exageración da un tono de absurdo (uno llega a dudar de hasta qué punto va en serio) e hilarante que parece que gusta, probablemente por esa vuelta al protagonista silencioso e imparable como un superhéroe.Aroma de cómic
Los veteranos directores de segunda unidad Chad Stahelski y David Leitch, filman con un aspecto limpio y sobrio, con cierto gusto por la iluminación de puticlub, que le da una escala cromática de novela gráfica que cuadra con su cualidad cuasi paródica del género. Quizá ese tono hace que entre bien entre fans del cine de acción, aunque en ocasiones, uno duda si la cosa se toma demasiado en serio a sí misma. Más preocupante aún es la falsa sensación de que la película ofrece algo fuera de lo común. Es efectiva, sí, pero también plana y bastante limitada.Violencia gráfica
Otra razón para su aceptación es el uso de la violencia sin ningún tipo de complejos. Es fácil apreciar a un asesino frío, que, simplemente, trata de matar a cada objetivo en el menor tiempo posible, con precisión y ojo para saltar la tapa de los sesos a todos los mafiosos. En ese sentido, llama la atención que ha recibido Wick y lo desapercibidas que pasaron otras películas de justicieros y vigilantes ultraviolentas y gores como ‘Sentencia de muerte’ (Death Sentence, 2007) o ‘Punisher 2: Zona de guerra’ (Punisher: War Zone, 2008).El regreso de Keanu
Puede que uno de los elementos en la sombra del éxito esté en que para muchos, el protagonista de la saga ‘Matrix’ estaba injustamente apartado de la verdadera olla donde se cuecen las producciones relevantes. Paulatinamente apartado por fracasos de taquilla como ‘La leyenda del samurái: 47 Ronin’ (47: Ronin, 2013), Reeves ha picoteado proyectos de bajo presupuesto, siempre relacionados con las artes marciales y el cine de acción. Trabajando en otra estela de presupuestos, parece que ‘John Wick’ es el proyecto que le ha recuperado definitivamente.La vuelta de los vigilantes
Desde la modestia de la serie b hacia una nueva audiencia en VOD, Reeves se muestra como nunca se le había visto, manchándose las manos de sangre como un Charles Bronson estilizado del siglo XXI. El hecho de que sea un asesino a sueldo reconvertido en antihéroe también ayuda. Puede que sea su conexión con el mundo samurái la clave del éxito de una cinta con conexiones con el cine de Yakuzas, y policías violentos, lo que también parecía echarse de menos desde que Woo, Kitano o Miike dejaron un hueco del que Wick parece haber tomado algo de ventaja.
Via.blog de cine
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