‘Alien, el octavo pasajero’ llegó a los cines de Estados Unidos el 25 de mayo de 1979 sin una de esas lujosas premieres que tanto se estilan en Hollywood. No la necesitó para lograr un enorme éxito, por lo que los ejecutivos de Fox tuvieron claro que tenían algo especial entre manos. De hecho, apenas tardó unos años en convertirse en una franquicia de la que para 1997 ya se habían estrenado tres secuelas.
Sin embargo, Ridley Scott no participó en ninguna de esas secuelas y no regresó al universo que él mismo ayudó a crear hasta 2012 con ‘Prometheus’, una especie de precuela que dividió al público. Ahora vuelve una vez más con ‘Alien: Covenant’, un nuevo paso adelante en su ambicioso plan marcado por el retorno de los ya míticos xenomorfos. Por desgracia estamos ante una decepción aún mayor que ‘Prometheus’, aunque, eso sí, sin llegar a ser una mala película.
Entre dos tierras
Dicho eso, el libreto nunca termina de despegar en nada más, proponiendo ideas jugosas, pero quedándose en lo superficial. Eso es también aplicable a los nuevos detalles sobre la mitología de la saga que parecen aquí, todas cayendo en lo evidente sin darle algún tipo de giro estimulante. Las cosas van sucediendo más o en menos de la forma en la que uno espera que pasen y la única sorpresa también te la ves venir con tanta antelación que queda desprovista de toda intensidad.
La cuestión es que tampoco llegan a ser molestas pese a estar resueltas de una forma mecánica -ni de broma nos acojonan, tal y como había prometido Scott-, pero sí que ayudan a que se fortalezca la sensación de deja vu, ya que es en esas escenas cuando la conexión con ‘Alien, el octavo pasajero’ gana fuerza. Algunos verán ahí varios guiños al original, pero no tengo claro hasta qué punto es más un ejercicio de continuidad que cualquier otra cosa.
‘Alien: Covenant’, un pálido reflejo de lo que podría haber sido
La contrapartida es que el resto de personajes están un tanto vacíos, algo especialmente llamativo en el caso de Katherine Waterston, ya que no me cabe duda de que esta había sido la gran franquicia femenina de Hollywood hasta ahora. Aquí ella queda relegada a un relativo segundo plano que le impide acercarse lo más mínimo a Ripley, quedándose incluso por debajo de la Elizabeth Shaw de ‘Prometheus’. Vale que es inteligente y con recursos, pero sabe a poca cosa.
¿Qué nos queda al final? Una película de ciencia-ficción que en su mayoría sabe a ya visto o cuyo camino nos lo olemos demasiado, unos apuntes reflexivos que se quedan en tierra de nadie y unas gotas de terror demasiado mecánicas como para poder causar un impacto remotamente similar al ‘Alien, el octavo pasajero’. No es, ni de lejos, un desastre, pero se queda en un esbozo de lo que debería haber sido en el que solamente cosas muy puntuales llegan a brillar.
En definitiva, ‘Alien: Covenant’ no es la nueva joya que muchos deseábamos que fuera. Estamos ante una película que parece más hecha para cumplir el expediente que por sentir una verdadera pasión por lo que nos está contando. Eso provoca que como mucho podamos hablar de ella como un aceptable pasatiempo sangriento que acaba pareciendo casi más un exploit lujoso -visualmente luce de maravilla, pero claro, tiene también presupuesto para ello- de la saga que una nueva entrega de la misma.
Via:blog de cine
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