Hay películas que llamamos de culto instantáneo, aquellas que pulsan una tecla dentro de todo el mundo desde el mismo día del estreno y se convierten en frecuente tema de conversación. Este culto puede ser imperecedero, como la saga de 'Regreso al futuro' (1985), de la que aún seguimos sacando detalles, o de corto recorrido, como 'Avatar' (2008), que con el anuncio de cuatro secuelas aún nos andamos preguntando si con una no había bastante.
Por desgracia, hay veces en que una buena película no recibe lo que se merece el día del estreno, ya sea porque pasa por debajo del radar, o es zarandeada por otros filmes mucho más exitosos, o pertenece a otra época, como si sus responsables hubieran viajado en el tiempo para traer un pedacito del futuro. Poco a poco, la película se diluye como una gota de pintura en un vaso que se llena de agua.
Entonces entra el azar. Dicen que el tiempo pone las cosas en su sitio, pero es la suerte quien mueve los hilos. Un año, dos, diez, no importa: esa película vuelve a tomar forma en la mente de los espectadores y ya no puede desaparecer. Se convierte en objeto de culto y en adelante contará con una legión de seguidores.
Pasar del olvido al olimpo depende de muchos factores, pero vamos a intentar dar con los más importantes. Para nuestra primera parada será imposible perdernos, porque un camino de baldosas amarillas nos marcará el camino...
El mago de Oz
No ayuda a un pronto reestreno ese pequeño conflicto bélico llamado II Guerra Mundial ni el clima de posguerra. Hasta su décimo aniversario, Dorothy y su panda no disfrutan de una vuelta a los cines por todo lo grande que, esta vez sí, funciona. Y otra más en los 50 para asentar los beneficios. Por no olvidar de las continuas reposiciones en la pequeña pantalla desde 1956.
Pero un filme como éste no se conforma con la adoración del público, es un pararrayos de curiosidades. Por ejemplo, el término “amigo de Dorothy” sirve como eufemismo de homosexual en Estados Unidos, tanto porque Judy Garland es un icono gay como porque la propia Dorothy acepta a aquellos que son diferentes. La adaptación al cómic inspira la primera colaboración entre las editoriales Marvel y DC en 1975. O nuestra última y mejor curiosidad, que en 1995 se publica por primera vez una noticia sobre la aparente sincronicidad de la película con el disco de Pink Floyd, ‘The Dark Side of the Moon’, feliz coincidencia que arraiga en la cultura popular.
Qué bello es vivir
Me explico: en Estados Unidos, '¡Qué bello es vivir!' tiene unos resultados desastrosos, con unas pérdidas para el estudio RKO de medio millón de dólares (ajustados a la inflación, más de cinco millones). Mover su fecha de estreno para coincidir con la temporada de Oscars, una tradición hollywoodense en esto de arruinar las posibilidades de una película, la deja desprotegida frente a pequeñas películas como 'Duelo al Sol' en la taquilla y 'Los mejores años de nuestra vida' en los premios.
El milagro sucede cuando casi nadie se acuerda de ella porque, en 1974, un error administrativo a la hora de renovar el copyright de la película la deja de dominio público. Las cadenas de televisión, locales y nacionales, caen en la cuenta de que tienen en sus manos un clásico potencial navideño y para cuando es 1993 y los derechos revierten a los propietarios, es imposible pasar las navidades sin haberla visto. Durante esos años, uno podía cambiar de canal y ver la película desde cualquier punto del metraje, como si la tele fuera un aleph entregado a la vida del personaje de James Stewart.
Y con las reposiciones televisivas, viene una generación de creadores que ha crecido frente a la pantalla y que utiliza su argumento, en el que un hombre desesperado se quiere suicidar y un ángel le muestra lo miserable que serían todos los demás sin él, para hacer el capítulo navideño de la serie de turno. 'Los Simpsons', 'Padre de Familia', sitcoms de temática familiar…
Rocky Horror Picture Show
Icono de la contracultura, 'Rocky Horror Picture Show' tiene el honor de ser la película proyectada en cine durante más tiempo y su récord se mantiene porque, a día de hoy, aún sigue en las carteleras estadounidenses, de donde nunca se ha retirado en algunos cines como los Bowtie de Nueva York, Nueva Jersey y Virginia.
El milagro no se produce por reestrenos ni por la magia de la televisión, sino por la intervención del público y un ritual refinado a lo largo de los años. Algunos cines han convertido la proyección en una experiencia teatral y audiovisual, en el que se lanza arroz en la escena de la boda inicial o se baila el Time Warp, acompañados en ocasiones de actores que animan al respetable y reinterpretan lo que se ve en pantalla.
En España, no obstante, esa peculiar representación llega más tarde y no tiene mucho recorrido más allá de eventos puntuales. Consuélate con que, si vives en Madrid y Barcelona, es muy probable que este verano puedas disfrutarla de una sesión de cine karaoke.
La cosa
Todo en aquel último fin de semana de junio de 1982 parece alinearse contra 'La cosa' para que, si bien no sea un fracaso absoluto de taquilla (no es suficiente, pero al menos recauda casi cinco millones más que su coste), sí sepulte la carrera de Carpenter de vuelta a los presupuestos pequeños y la película a un ostracismo que sólo el video doméstico ahuyentará: su calificación como R; que sea el inicio de la década de los 80, en general, que se llena de optimismo gracias a películas como 'Rocky III' o 'Annie'; que este año en particular se presenta lleno de ciencia ficción como 'Tron', 'Star Trek: La ira de Kahn'...
Pero voy a dejarme de chiquilladas para señalar al gran culpable, que no es otro que 'E.T., El Extreterrestre'. Una de las obras maestras de Steven Spielberg, un filme donde uno de los mejores directores vivos tocó el cielo... o un prodigio como pueda ser la explosión de un volcán. Que sea bonita no significa que no vaya a haber bajas, y la optimista odisea de E.T. se lleva por delante la carrera de 'La cosa' y de 'Blade Runner', estrenadas ambas el mismo fin de semana.
Quizá hayas oído hablar de 'Blade Runner': es un referente del ciberpunk y va a tener una secuela treinta y cinco años después. También podría entrar perfectamente en nuestro listado, a menos de que quieras tener cuatro mil palabras más por delante. Yo tampoco, no quiero que este artículo sea una...
Cadena perpetua
Como bien dice Noel Ceballos, se trata de un filme tan en el punto medio que es imposible odiar, y que todo caballero puede afirmar haber llorado con ella. Si hoy quieres que Morgan Freeman narre, muchos años después de haber muerto él, tu propia vida durante tu funeral, es debido al filme de Frank Darabont.
Su presencia en esta lista viene motivada por este doble rescate. Primero fue el formato doméstico, pero en cuanto los usuarios de Internet se pusieron a hablar de ella, se sube a un podio desde el que no ha bajado. Aquí el culto empieza en casa pero termina en las redes.
¿Qué es lo que hace una película de culto?
En España, un fenómeno parecido al de la película de Edgar Wright ocurre con la filmografía completa de Nacho Vigalondo, un cineasta de grandes ideas en historias pequeñas, cuya repercusión en Internet es bastante mayor que su capacidad para congregar espectadores en salas patrias. Al menos, en Estados Unidos consigue un estatus desde 'Los cronocrímenes' que le ha llevado a firmar 'Colossal', una película con Anne Hathaway cuyo trailer ya ha dado mucho que hablar y de fecha de estreno indeterminada aquí. Lo que se dice un profeta fuera de su tierra, vaya.
No faltan los productores avispados que buscan, de una forma desesperada, que una película sea de culto, como aquella 'Serpientes en el avión' que ya ni sobrevive como meme, o los titanes detrás de cada una de las películas de 'Sharknado', que llevan ya cuatro películas y contando, a base de referencias, homenajes, saqueos, parodias e idas de olla a cada cual peor, aunque el chiringuito sólo les funcione cuando se emite por la tele.
Pero te imagino volviéndome a preguntar, ¿qué es lo que necesita una película de no mucho éxito para volverse de culto? Dan Bentley-Parker en el Bright Lights Film Journal se atreve a elaborar una lista de posibles características: marginalidad, censura, fracaso comercial, transgresión, seguimiento por parte de una minoría devota, familiaridad con una minoría, capacidad para ser citable e iconografía. Cuantos más elementos tenga tu filme, más probable es que sea o se convierta en película de culto.
'La naranja mecánica' es de culto por su iconografía, transgresión... pero en Inglaterra se marca un tanto extra al ser el propio Stanley Kubrick, después de una serie de crímenes macabros inspirados en la película, quien decide retirar su obra de cualquier forma de exhibición dentro del país. Desde 1973 hasta 1999, año de la muerte del director, el filme no pudo verse ni proyectarse de forma pública en el país.
¿Y cómo se generarán ahora las películas de culto?
Las ventanas de exhibición todavía siguen ahí, pero sus plazos se están haciendo cada vez más cortos. Aunque siguen existiendo formas de alquilar películas de forma digital (y en los márgenes, a cargo de irreductibles, en formato físico), lo más normal es que un estreno pase del cine a una plataforma de streaming en algo menos de un año y sin pagar más allá de la cuota mensual. El tiempo de alquilar o es muy corto, o se solapa con el lanzamiento de compra, o directamente no existe.
Y todo tiene que ver con el streaming. Netflix, Amazon, Hulu, Filmin, Movistar Plus... cada una ya no se conforma con proyectar material ajeno, quieren crear el propio. Y así, los mecanismos que hacen a una película de culto, basados en un fracaso comercial, saltan por los aires. Como muestra sirva que a Netflix ahora mismo no le importa tanto la audiencia como el número de suscripciones, de ahí que pueda permitirse tanto producir filmes de éxito crítico como 'Beasts of no nation' como firmar un contrato millonario con Adam Sandler.
En este nuevo entorno, retomemos las variables. ¿Marginalidad? ¿Familiaridad con una minoría? La amplitud de miras de las plataformas de streaming y las cuotas de suscripción les facilita una estrategia basada en la teoría de la larga cola: grandes audiencias en base a productos muy específicos. ¿Fracaso comercial? No puedes considerar un fracaso una película que te van a pagar, vaya a verse o no, así que deja de existir. ¿Transgresión? En estos nuevos gigantes se dan la mano historias tradicionales con otras que nunca hubieran visto la luz en cadenas generalistas; el último ejemplo, 'Queridos blancos' de Netflix. ¿Iconografía? ¿Citabilidad? Cada vez más, grandes artistas fichan por estas plataformas, acompañados de un equipo experto en datos para señalar en qué parte se aburren más los espectadores, diseño...
A lo que quiero llegar es que, aún hoy, las películas de culto siguen siendo filmes que se proyectaron en cine o fueron directos a DVD y que encontraron su lugar después gracias a un visionado constante y obsesivo. Películas en los márgenes que cada vez son más difíciles de encontrar en Hollywood, temerosos como están hoy de los presupuestos medios. Con las plataformas de streaming en juego intentándolo, en las que la revisión está a un clic y los presupuestos pueden ser medianos, ¿cuándo llegará el filme de culto surgido y popularizado en Internet? ¿Sabremos reconocer una impostura a manos de un comité creativo, como con 'Serpientes en el avión', o nos cogerá por sorpresa? O la más tremenda de todas las preguntas, ¿no se habrá estrenado ya y no nos habremos dado cuenta?
Imagen | ryanmilani
Via:xataka
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