Los blockbusters son los grandes protagonistas de la cartelera cinematográfica durante todos los veranos desde hace ya mucho tiempo. Sin embargo, las llamativas campañas promocionales detrás de títulos como ‘Transformers: El ultimo caballero’ (‘Transformers: The Last Knight’) o ‘Spider-Man: Homecoming’ no deben hacernos olvidar que llegan otro tipo de propuestas que merece la pena tener en consideración.
Uno de esos títulos alejados de los presupuestos masivos que ha llegado a las salas hace bien poco es ‘La seducción’ (The Beguiled’), nueva versión del clásico de Don Siegel protagonizado por Clint Eastwood que en esta ocasión ha comandado Sofia Coppola. Con el aliciente de su histórico galardón en Cannes, estamos ante un estimulante remake que opta por trasladar el punto de vista dominante con el objetivo de contarnos la historia de una serpiente que ha quedado atrapada entre tinieblas sin ser consciente de ello.
Trasladando el eje del hombre a las mujeres
Lo que realmente le interesa de él es su capacidad para fascinar a todas ellas, todo un hito teniendo en cuenta que sus personalidades son francamente diferentes. Quizá por ello haya momentos en los que casi parece que cosifique a Farrell, algo en lo que Coppola incide en determinadas escenas a través de un preciso trabajo de dirección. A fin de cuentas, él cree que va adueñándose de la situación cuando en realidad sigue totalmente a su merced.
Ahí es donde Coppola dibuja una serie de personajes femeninos de una forma más elaborada que la cinta de Siegel, algo palpable incluso en la pequeña Amy interpretada por Oona Laurence -la hija en la ficción de Jake Gyllenhaal en la estimable ‘Redención’ (‘Southpaw’)-, pero sobre todo en los personajes de Nicole Kidman, Kirsten Dunst y, en menor medida, Elle Fanning. ¿El motivo? El conflicto entre lo emocional y lo sexual que surge a raíz del interés que va mostrando Farrell en todas ellas.
‘La seducción’, un remake estimulante y complementario
Si nos fijamos en las líneas maestras del relato, lo cierto es que todo lo esencial de ‘El seductor’ sigue ahí, pero aquí entendemos mejor qué pasa por la cabeza de todas ellas y qué hace que vayan cayendo rendidas a sus encantos. Puede ser mera lujuria fruto de ser el único hombre disponible hasta que su educada y dispuesta actitud hace que vayan bajando la guardia. Lo único seguro es que la curiosidad es algo común a todos los personajes femeninos y él hace lo posible por explotarlo.
¿Podría haber sido más desatada incluso dentro del tono un tanto lánguido por el que apuesta Coppola? Sin duda, y también le habrían venido bien unos pocos minutos más no para deleitarse en la situación, sino para incidir más en la fascinación que despierta en las otras alumnas, pero el conflicto es el que es y era complicado extenderlo más sin caer en lo redundante.
Otra crítica en Espinof: ‘La seducción’, un siniestro y etéreo gótico sureño que complementa al original
Comentarios