Han pasado prácticamente cuatro décadas desde que Ridley Scott estrenase la maravillosa 'Alien: El octavo pasajero'. Aquella pequeña gran joya, surgida de la mente del propio Scott y el guionista Dan O'Bannon en 1978 dio pie a una saga compuesta por seis largometrajes de naturalezas radicalmente diferentes entre sí y que han hecho correr ríos de tinta en eternos debates sobre su calidad y respeto al original.
A lo largo de la siguiente lista, y con motivo del lanzamiento de 'Alien: Covenant' en DVD y Blu-Ray, intentaremos arrojar un poco de luz sobre qué filmes dentro de la franquicia merecen ser disueltos en saliva de xenomorfo y cuáles tocan la gloria, repasando de peor a mejor las tres secuelas y dos precuelas a la original que conforman una de las antologías más adoradas por los devoradores de cine de género.
'Alien: Covenant' (Ridley Scott, 2017)
La última entrega estrenada hasta la fecha de la longeva franquicia espacial trata de acallar las voces críticas con la ampliamente superior 'Pometheus', ofreciendo un producto prefabricado que intenta agradar a los fans desencantados sin dejar de lado las ínfulas del director. El resultado es un producto en tierra de nadie que desvirtúa a la criatura a la que debe su existencia hasta utilizarla como un mero reclamo publicitario.
Irrita especialmente ver cómo el propio Scott, que antaño nos ofreció un terror brillante, seco, y lleno de suspense, transforma su ópera prima en un slasher insustancial hinchado con toda la cháchara que definió a 'Prometheus' y que, en esta ocasión, se cree mucho más inteligente de lo que es. 'Covenant' es una auténtica puñalada directa al corazón para todos aquellos que aman incondicionalmente la antología del xenomorfo.
'Alien: Resurrección' (Jean Pierre Jeunet, 1997)
No obstante, aunque sea una dolorosa muestra de lo peor que han podido dar las mentes del guionista Joss Whedon y el director Jean Pierre Jeunet a lo largo de sus prolíficas carreras, el poder identificar el código genético de ambos creadores en cada línea de diálogo, definición de personaje o juego con las ópticas, da a esta cuarta parte un encanto particular que ayuda a olvidar —e incluso perdonar— las más que evidentes carencias del filme.
Pese a todo, 'Alien Resurrección' esconde entre su amasijo de locuras trasnochadas un buen puñado de ideas interesantes —fantástico el momento de los xenomorfos comunicándose—, que descubrir con el peculiar —y, a su modo, carismático— grupo de antihéroes que la protagonizan encabezado por un inmejorable Ron Pearlman. Por su arriesgada a puesta de autor se salva de la quema, pero ganas nos dan de incinerarla cuando recordamos a Ripley jugando al baloncesto.
'Prometheus' (Ridley Scott, 2012)
No; esto último no significa, ni mucho menos, que 'Prometheus' quede libre de todos sus pecados y de la lacra de un guión escrito por un Damon Lindelof más preocupado por crear misterios e incógnitas irresolubles que por tratar de aportar un mínimo de coherencia al conjunto. Geólogos que se pierden, gente que corre en línea recta, cesáreas intergalácticas, pseudo-zombis... la lista de disparates es de todo menos breve.
Pero detrás de todo esto, la precuela de 'El octavo pasajero' esconde pasajes de lo más interesantes, así como un puñado de personajes al nivel de las circunstancias. No obstante, donde destaca el filme es en su propuesta totalmente rupturista con lo visto anteriormente y en su exploración del universo 'Alien' a niveles más profundos de los que podíamos esperar. Si, el experimento no salió demasiado bien, pero se agradece el cambio de aires.
'Alien³' (David Fincher, 1992)
Estos destellos de brillantez pueden verse en el montaje del director de 'Alien³', en el que, además de dejar patentes gran parte de los recursos a la hora de planificar y mover la cámara que se irían viendo a lo largo de la carrera de Fincher, se da una solidez y coherencia aún mayores al relato,** mutilado vilmente por el estudio para su estreno en cines**.
Su inigualable ambientación, su esencia lúgubre y sombría, y ese valiente tercer acto, con una Ripley entregándose a un sacrificio mesiánico —brazos en cruz incluidos—, y que termina de perfilar el marcado subtexto religioso de la cinta, son motivos más que suficientes como para dar a la tercera parte de la franquicia una más que merecida medalla de bronce.
'Aliens: El regreso' (James Cameron, 1986)
'Aliens: El regreso' supone una evolución lógica a su predecesora, apostando por una inigualable mezcla de terror y acción que utiliza la guerra de Vietnam como principal recurso metafórico a la hora de edificar la odisea de Ripley, Newt y los marines espaciales. Dos magníficas horas y media en las que la tensión, los sobresaltos y una infinidad de momentos que ya han pasado a la historia del celuloide harán las delicias de cualquier espectador mínimamente entregado a la causa.
Desde el "Game over, man!" del desaparecido Bill Paxton, hasta ese enfrentamiento con la Reina Alien a bordo del Power Loader en el que la Teniente entona su mítico "Get away from her, you bitch!", 'Aliens' atesora mil y un motivos que la convierten en una auténtica fiesta para cualquier amante del género que se precie. Sus impecables efectos especiales, su pulso narrativo y la visión única del blockbuster que posee el señor Cameron terminan de justificar con creces su legado.
'Alien: El octavo pasajero' (Ridley Scott, 1978)
El modo en que la pareja de autores asaltan sin piedad el inconsciente del espectador empleando una incómoda temática sexual subyacente, que explora subtextos como el de la violación del cuerpo y la intimidad o la visión del parto desde el punto de vista masculino, dio lugar a un ejercicio aterrador cuyos efectos se mantienen inalterados, manteniendo el mismo grado de efectividad a la hora de estremecer al respetable que hace cuatro décadas.
Junto a su potencial para provocar noches en vela, el grotesco imaginario diseñado junto al artista suizo H.R. Giger, una excepcional dirección de Ridley Scott —impresionante uso del espacio y el fuera de campo—, y momentos como el "nacimiento" del chestburster, que han pasado a formar parte del imaginario popular, son varias de las pequeñas piezas que ayudaron a moldear una de las joyas imperecederas del séptimo arte y, por supuesto, la mejor entrega de la saga a la que dio pie.
Via:espinof
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