Ojalá Kathryn Bigelow se prodigase mucho más, pero también es verdad que siempre será mejor que prepare con calma cada nueva película para que salga lo mejor posible. Ya entre ‘En tierra hostil’ (‘The Hurt Locker’) y 'La noche más oscura' (‘Zero Dark Thirty’) pasaron cuatro años y la espera entre esta última y ‘Detroit’ se ha ido hasta los cinco. Hay sagas en las que pasa mucho menos tiempo entre la última entrega y su reboot…
En esta ocasión, Bigelow ha usado como referencia un caso real sucedido en la localidad que da título a la película en 1967 y para ello ha vuelto a aliarse con Mark Boal, guionista de sus dos anteriores largometrajes y que tampoco ha estrenado ninguno más en todo ese tiempo. En esta ocasión no han conseguido el beneplácito del público y las críticas han sido positivas pero no tanto como en sus colaboraciones previas. Una injusticia a mi entender, ya que ‘Detroit’ es magnífica y te lo hace pasar realmente mal por méritos propios.
Una propuesta brillante y decidida
Eso resume a la perfección el sentimiento que recrea Bigelow durante el segundo acto de ‘Detroit’, en el cual un grupo de policías y de otras fuerzas de seguridad llevan a cabo la implacable búsqueda de la persona o personas que les habían atacado previamente sin saber que en realidad era un pobre diablo disparando un arma de fogueo. Sin embargo, para llegar hasta ahí hay que entender antes el contexto que lleva a que eso se sienta muy real por mucho que llevar a cabo una reproducción exacta de lo sucedido sea imposible.
Ahí conviene alabar el buen trabajo de Boal para ir abordando a todos ellos de forma fluida y dándonos tanto a nosotros como a los actores las suficientes armas para encontrar su voz propia en la película. A eso le añades el impecable trabajo de dirección de actores por parte de Bigelow y lo que se consigue es meterte por completo dentro de la película, preparándote así para ese evento clave que hará que todo acabe centrándose.
Te mete el miedo en el cuerpo
Por decirlo más claramente, los personajes aquí son piezas imprescindibles -pero que nunca tienen un desarrollo especialmente trabajado- y que Bigelow exprime a fondo, logrando sacar oro incluso del más obvio de todos ellos -pienso aquí sobre todo en el interpretado por un extraordinario Will Poulter-. Y lo hace además sin regodeos, prestando atención a la cuestión racial que en todo momento sobrevuela por la película y manejando el ritmo de forma envidiable. Simplemente te tiene a su merced y deja que los hechos se sucedan con una escalofriante naturalidad teniendo en cuenta lo peculiar de la situación.
'Detroit es una maravilla
Sé que he pasado por alto otros detalles como buena parte del reparto -todos cumplen de forma intachable para que nos sumerjamos en lo que suceda y lo sintamos como si estuviéramos viviéndolo de primera mano en lugar de estar viéndolo desde nuestros asientos-, pero aquí no creo que proceda ir detallando virtudes -aunque sí, las grandes interpretaciones de Algee Smith y Anthony Mackie, que nunca estuvo mejor, sí merecen al menos un pequeño inciso- como el hecho de que ‘Detroit’ tiene un objetivo claro, lo abraza llevándolo hasta sus últimas consecuencias y lo borda, así de sencillo.
En definitiva, ‘Detroit’ es una nueva demostración del enorme talento de Kathryn Bigelow, en esta ocasión para llevarte directamente a un infierno emocional sin que en ningún momento te lleve a pensar en la idea de que está manipulándote para ello. Todo sabe tan real que te olvidas de ciertos temas y simplemente lo vives. Menos mal que aún se siguen haciendo películas así.
Via:espinof
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