Siempre voy a pensar muy
mal de cualquier película de la que no se hace pase de prensa. Puede que
sea injusto, pero me resulta inevitable pensar que como mínimo uno de
los motivos, si es que no es el único, es que tienen miedo de enseñarla
porque son conscientes de que no es precisamente buena. De ‘El muñeco de nieve’ (‘The Snowman’) no lo hubo en España, pero la crítica internacional sí pudo verla y la destrozó poco después.
Hace unos días fue Tomas Alfredson, director de la cinta, quien reconoció una serie de problemas que le impidieron hacer la película a su gusto. No me cabe duda de que eso ha provocado ciertos vacíos en ‘El muñeco de nieve’, pero el verdadero problema es que todo sigue caminos demasiado conocidos, desaprovechando sus mejores ideas y acabando condenada a ser una propuesta de lo más mediocre.
Hacer un thriller con psicópata es sencillo, pues hay infinidad de
ellos. La cosa cambia si lo que quieres es hacer uno bueno en el que el
caso te enganche, la atmósfera funcione y el asesino resulte lo
suficientemente interesante como para no ver en él a otro más. Hay
ocasiones en las que los responsables de estos relatos ni siquiera lo
intentan y creen que con más de lo mismo ya es suficiente. No es el caso de ‘El muñeco de nieve’, o al menos no de entrada.
Si nos fijamos en los primeros minutos, es cierto que hay mucho de relato estándar, desde el flashback inicial mostrándonos qué es lo que motiva al criminal hasta la problemática vida sentimental del protagonista, pero hay un saber hacer de Alfredson para mantenernos interesados, mientras que Michael Fassbender cumple con holgura pese a que el guion no le ofrezca un gran material con el que jugar.
Además, Alfredson recupera en parte la gelidez ambiental
de la estupenda ‘Déjame entrar’ ('Låt den rätte komma in') pero la
moldea al servicio de un misterio criminal que durante sus primeros
compases funciona con una efectividad moderada. No es nada
extraordinario, pero sí lo suficientemente trabajado como para que no
desconectemos de lo que sucede, alternando desarrollo de personajes
-tampoco esperéis gran cosa ahí, ojo-, de la historia y ataques del
psicópata bien planteados y ejecutados.
Los problemas llegan cuando hay que ir empezando a atar cabos para ofrecer una resolución a todo lo que está sucediendo. Ya en los flashbacks, encabezados por un casi irreconocible Val Kilmer, se empieza a detectar un desgaste que va a más en la parte ambientada en la actualidad, donde se introducen varios detalles que no llevan a ninguna parte, surgiendo así cierto sentimiento de frustración en el espectador que cada vez es más consciente de los errores que van sucediéndose.
Además, la progresión argumental cada vez resulta más perezosa por
mucho que Alfredson intente compensarlo a través de un hasta cierto
punto elegante trabajo de puesta en escena durante la mayor parte del
metraje. El gran fallo es que todo va resultando cada vez más
convencional hasta llegar a una resolución en la que se busca cierto
paralelismo poético pero lo que en realidad se consigue es ser
directamente ridículo.
No es que su primera hora sea una maravilla, pero sí funciona lo suficientemente bien como thriller con psicópata como para que uno no se pare a pensar demasiado en que hay gente implicada con suficiente talento como para que sea mejor, ya que es cierto que dependen del original literario de Jo Nesbø, pero también que han podido introducir los cambios que han creído convenientes, por lo que es una excusa relativa.
Al final su mayor problema es que se derrite antes de tiempo, dejando así al descubierto todas sus debilidades y que nunca iba a ser algo especial. Además, el propio tratamiento del asesino resulta difícil de asimilar, siendo muy inteligente para algunas cosas pero extrañamente descuidado para otras. Vamos, que ese aura a su alrededor se va debilitando hasta llegar al punto de la indiferencia absoluta hacia él.
En definitiva, ’El muñeco de nieve’ no es el absoluto desastre que algunos están diciendo,
pero sí es una película que va de más a menos sin ser tampoco una
maravilla durante sus primeros minutos y sí estando casi vacía de
interés durante su tramo final. Es cierto que hubo problemas detrás de
su realización que lo justifican hasta cierto punto, pero no por ello
vamos a salvar una película que no llega a cumplir el mínimo exigible en
una cinta de estas características.
Hace unos días fue Tomas Alfredson, director de la cinta, quien reconoció una serie de problemas que le impidieron hacer la película a su gusto. No me cabe duda de que eso ha provocado ciertos vacíos en ‘El muñeco de nieve’, pero el verdadero problema es que todo sigue caminos demasiado conocidos, desaprovechando sus mejores ideas y acabando condenada a ser una propuesta de lo más mediocre.
De más a menos
Si nos fijamos en los primeros minutos, es cierto que hay mucho de relato estándar, desde el flashback inicial mostrándonos qué es lo que motiva al criminal hasta la problemática vida sentimental del protagonista, pero hay un saber hacer de Alfredson para mantenernos interesados, mientras que Michael Fassbender cumple con holgura pese a que el guion no le ofrezca un gran material con el que jugar.
Los problemas llegan cuando hay que ir empezando a atar cabos para ofrecer una resolución a todo lo que está sucediendo. Ya en los flashbacks, encabezados por un casi irreconocible Val Kilmer, se empieza a detectar un desgaste que va a más en la parte ambientada en la actualidad, donde se introducen varios detalles que no llevan a ninguna parte, surgiendo así cierto sentimiento de frustración en el espectador que cada vez es más consciente de los errores que van sucediéndose.
‘El muñeco de nieve’ no da la talla
No es que su primera hora sea una maravilla, pero sí funciona lo suficientemente bien como thriller con psicópata como para que uno no se pare a pensar demasiado en que hay gente implicada con suficiente talento como para que sea mejor, ya que es cierto que dependen del original literario de Jo Nesbø, pero también que han podido introducir los cambios que han creído convenientes, por lo que es una excusa relativa.
Al final su mayor problema es que se derrite antes de tiempo, dejando así al descubierto todas sus debilidades y que nunca iba a ser algo especial. Además, el propio tratamiento del asesino resulta difícil de asimilar, siendo muy inteligente para algunas cosas pero extrañamente descuidado para otras. Vamos, que ese aura a su alrededor se va debilitando hasta llegar al punto de la indiferencia absoluta hacia él.
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