'The Ritual' va a ser uno de los estrenos de género del año, pero
también nos ha dado tiempo de charlar con Guillermo del Toro y viajar a
una Nueva York en llamas
Finaliza la primera semana de festival con una inmersión en el horror puro, agreste y con pocas monsergas que se está extendiendo como una agradable plaga oscura después del éxito y prestigio de The Witch. The Ritual va a ser uno de los estrenos de género del año, pero también nos ha dado tiempo de charlar con Guillermo del Toro y viajar a una Nueva York en llamas.
¿De qué se habla hoy en Sitges?
Las continuas quejas de la prensa por los problemas a la hora de conseguir acceso a los pases, y que estaban dejando a algunos medios importantes con dos palmos de narices, han acabado con un mail de disculpa de la organización, excusándose por problemas informáticos con la web para reservar entradas. Buen detalle del departamento de prensa… que no quita para que 34 películas solo en la Sección Oficial sea un inabarcable tsunami fílmico, con problemas informáticos o sin ellos.
¿Qué hemos visto?
Bushwick está recibiendo unos cuantos palos debido a su sencillez y planteamiento en los mismos morros del espectador, pero precisamente por eso debería estar siendo saludada como una agradecida lavativa ante tanto espíritu torturado del resto de la programación. Plantea, a través de un puñado de falsos planos-secuencia rodados a ras del suelo, cómo un par de urbanitas (Brittany Snow y un Dave Bautista -también productor- que ya no necesita reivindicación alguna) intentan atravesar apenas cuatro manzanas de un barrio bajo ataque militar. Con los inevitables problemas de ritmo de una película que quiere estar siempre con la intensidad al máximo, Bushwick sin embargo conecta sin problemas con la serie B de los setenta y los ochenta gracias a su banda sonora estridente, sus personajes sacrificables, sus diálogos a porrazos y su mensaje político superficial y combativo.
Duelo a muerte es un clásico tardío del cine de artes marciales de la histórica productora Shaw Brothers. Su historia de venganzas a través de décadas entre espadachines de la China imperial lanzó al estrellato a un joven actor, Derek Yee, que protagonizó cuarenta películas de género. El propio Yee pasó a dirigir cine, ampliando notoriamente el espectro de su estilo, desde 1986, y es él quien hoy dirige Sword Master, remake producido por el infatigable Tsui Hark de la película que protagonizó en los setenta. Con el gimmick de las 3D muy presente pero sin excesos invasivos, y combinando artes marciales fantásticas de nueva ola con ciertos dejes del cine clásico de kung fu, Sword Master rinde reverencia a los clásicos del género al tiempo que se permite una ingenua actualización de sus tópicos visuales. Buen cine de acción marcial de siempre.
Creep dio el campanazo en 2014 con una historia de encuentros found footage con dejes de indie modestísimo y participación de un hito del mumblecore, Mark Duplass, como coguionista y protagonista. Llevaba el tono hiperrealista y granulento de películas como Baghead al terreno del terror más de género, como quedaba reforzado por la producción de Blumhouse. Todos sus responsables (el director Patrick Brice, Mark Duplass y la propia Blumhouse) vuelven en esta secuela que respeta el esqueleto argumental de la previa (un psicópata asesino que solo quiere amistad salida de madre con sus víctimas, como una versión muermo del Jim Carrey de Un loco a domicilio). En 2014 la adscripción a los códigos del género funcionaban regular, con unos altibajos de ritmo que funcionaban en una comedia generacional pero algo menos en un thriller, y se acentúan en esta secuela, que pierde el factor sorpresa y capas en el humor, por mucho que el turbio atractivo de Duplass como zumbado grimoso sea un must.
Aún no nos había tocado la primera película de terror puro y duro de este año, y The Ritual ha sido balsámica en ese sentido: nos ha recordado lo intensa que puede ser la experiencia de asistir a una buena y rotunda película de género. Y todo con una excusa esquemática: en un viaje por las montañas suecas para recordar a un amigo muerto, un grupo de britanicos se pierde en un bosque que esconde secretos indescriptibles. Con algo de El proyecto de la bruja de Blair y ciertos elementos de la reciente y soberbia película de capítulos Southbound, donde el debutante Adam Nevill ya dio sus primeros pasos en el horror, The Ritual fuerza la atmósfera y el paroxismo hasta la abstracción. Manejando con un pulso firme y que no cede ni un segundo tanto el miedo a lo desconocido como los horrores visuales más estrafalarios (la criatura y las alucinaciones son auténticos hallazgos), The Ritual garantiza escalofríos primales y sucios como pocas películas de este año.
¿Qué nos hemos perdido?
Hounds of Love, que muchos califican de la salvajada más sórdida del año, a medio camino entre un torture porn extremo y un mumblecore de nueva ola, y que al parecer posee una intensidad que sostiene durante casi todo su metraje y solo arruina a última hora y en cinco minutos -nos comentan- demoledores y horrendos.
¿Con quién hemos hablado?
Con Guillermo del Toro, a punto de irse de Sitges para celebrar merecidamente su cumpleaños. Nos ha hablado de la génesis de La forma del agua y por qué es una película distinta, más pequeña y menos ostentosa que producciones anteriores con su firma. Su descontento con cómo se promocionaron películas suyas más caras le llevó a una reducción de escenarios y actores para controlar con más precisión la promoción del film.
¿Qué esperamos de la jornada de mañana?
Brawl in Cell Block 99 promete drama, violencia y furia en la onda del debut de su director S. Craig Zahler, Bone Tomahawk. Si consigue replicar la intensidad de las imágenes y la inteligencia de los diálogos de aquella, estaremos ante una
Via:cinemania
Finaliza la primera semana de festival con una inmersión en el horror puro, agreste y con pocas monsergas que se está extendiendo como una agradable plaga oscura después del éxito y prestigio de The Witch. The Ritual va a ser uno de los estrenos de género del año, pero también nos ha dado tiempo de charlar con Guillermo del Toro y viajar a una Nueva York en llamas.
Las continuas quejas de la prensa por los problemas a la hora de conseguir acceso a los pases, y que estaban dejando a algunos medios importantes con dos palmos de narices, han acabado con un mail de disculpa de la organización, excusándose por problemas informáticos con la web para reservar entradas. Buen detalle del departamento de prensa… que no quita para que 34 películas solo en la Sección Oficial sea un inabarcable tsunami fílmico, con problemas informáticos o sin ellos.
¿Qué hemos visto?
Bushwick está recibiendo unos cuantos palos debido a su sencillez y planteamiento en los mismos morros del espectador, pero precisamente por eso debería estar siendo saludada como una agradecida lavativa ante tanto espíritu torturado del resto de la programación. Plantea, a través de un puñado de falsos planos-secuencia rodados a ras del suelo, cómo un par de urbanitas (Brittany Snow y un Dave Bautista -también productor- que ya no necesita reivindicación alguna) intentan atravesar apenas cuatro manzanas de un barrio bajo ataque militar. Con los inevitables problemas de ritmo de una película que quiere estar siempre con la intensidad al máximo, Bushwick sin embargo conecta sin problemas con la serie B de los setenta y los ochenta gracias a su banda sonora estridente, sus personajes sacrificables, sus diálogos a porrazos y su mensaje político superficial y combativo.
Duelo a muerte es un clásico tardío del cine de artes marciales de la histórica productora Shaw Brothers. Su historia de venganzas a través de décadas entre espadachines de la China imperial lanzó al estrellato a un joven actor, Derek Yee, que protagonizó cuarenta películas de género. El propio Yee pasó a dirigir cine, ampliando notoriamente el espectro de su estilo, desde 1986, y es él quien hoy dirige Sword Master, remake producido por el infatigable Tsui Hark de la película que protagonizó en los setenta. Con el gimmick de las 3D muy presente pero sin excesos invasivos, y combinando artes marciales fantásticas de nueva ola con ciertos dejes del cine clásico de kung fu, Sword Master rinde reverencia a los clásicos del género al tiempo que se permite una ingenua actualización de sus tópicos visuales. Buen cine de acción marcial de siempre.
Creep dio el campanazo en 2014 con una historia de encuentros found footage con dejes de indie modestísimo y participación de un hito del mumblecore, Mark Duplass, como coguionista y protagonista. Llevaba el tono hiperrealista y granulento de películas como Baghead al terreno del terror más de género, como quedaba reforzado por la producción de Blumhouse. Todos sus responsables (el director Patrick Brice, Mark Duplass y la propia Blumhouse) vuelven en esta secuela que respeta el esqueleto argumental de la previa (un psicópata asesino que solo quiere amistad salida de madre con sus víctimas, como una versión muermo del Jim Carrey de Un loco a domicilio). En 2014 la adscripción a los códigos del género funcionaban regular, con unos altibajos de ritmo que funcionaban en una comedia generacional pero algo menos en un thriller, y se acentúan en esta secuela, que pierde el factor sorpresa y capas en el humor, por mucho que el turbio atractivo de Duplass como zumbado grimoso sea un must.
Aún no nos había tocado la primera película de terror puro y duro de este año, y The Ritual ha sido balsámica en ese sentido: nos ha recordado lo intensa que puede ser la experiencia de asistir a una buena y rotunda película de género. Y todo con una excusa esquemática: en un viaje por las montañas suecas para recordar a un amigo muerto, un grupo de britanicos se pierde en un bosque que esconde secretos indescriptibles. Con algo de El proyecto de la bruja de Blair y ciertos elementos de la reciente y soberbia película de capítulos Southbound, donde el debutante Adam Nevill ya dio sus primeros pasos en el horror, The Ritual fuerza la atmósfera y el paroxismo hasta la abstracción. Manejando con un pulso firme y que no cede ni un segundo tanto el miedo a lo desconocido como los horrores visuales más estrafalarios (la criatura y las alucinaciones son auténticos hallazgos), The Ritual garantiza escalofríos primales y sucios como pocas películas de este año.
¿Qué nos hemos perdido?
Hounds of Love, que muchos califican de la salvajada más sórdida del año, a medio camino entre un torture porn extremo y un mumblecore de nueva ola, y que al parecer posee una intensidad que sostiene durante casi todo su metraje y solo arruina a última hora y en cinco minutos -nos comentan- demoledores y horrendos.
¿Con quién hemos hablado?
Con Guillermo del Toro, a punto de irse de Sitges para celebrar merecidamente su cumpleaños. Nos ha hablado de la génesis de La forma del agua y por qué es una película distinta, más pequeña y menos ostentosa que producciones anteriores con su firma. Su descontento con cómo se promocionaron películas suyas más caras le llevó a una reducción de escenarios y actores para controlar con más precisión la promoción del film.
¿Qué esperamos de la jornada de mañana?
Brawl in Cell Block 99 promete drama, violencia y furia en la onda del debut de su director S. Craig Zahler, Bone Tomahawk. Si consigue replicar la intensidad de las imágenes y la inteligencia de los diálogos de aquella, estaremos ante una
Via:cinemania
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