Las superproducciones son necesarias para lograr llamar la atención de un tipo de espectador que de otra forma seguramente nunca se acercaría a una sala de cine. Eso ha derivado durante los últimos años a una presencia abrumadora de la acción, habitualmente como respaldo para las aventuras de algún superhéroe, pero hubo una época en la que Hollywood confiaba presupuestos muy generosos a un tipo de cintas que hoy casi no existen.
En el caso del cine español el dinero siempre será un problema a la hora de intentar competir de tú a tú con lo que viene desde Estados Unidos, pero de vez en cuando se realizan esfuerzos que no siempre funcionan. Me viene a la mente el caso de ‘Alatriste’, la cual no funcionó como se esperaba de ella y que comparte con ‘Oro’ tanto director como al creador de la historia. Donde sí hay una gran diferencia es que una era muy deficiente y la que ahora nos ocupa es una película bastante estimable.
Un estimulante viaje a ninguna parte
Es evidente que Díaz Yanes ha querido exprimir a fondo los 8 millones de presupuesto que ha tenido a su disposición, optando por un exigente rodaje que llevó al equipo a Panamá y varias ciudades de España. Esto es algo que sabe reflejar en pantalla, reproduciendo la exigencia física de un viaje a través de la jungla de una forma natural y que se siente mucho más allá de la obligada suciedad de la que hacen gala sus personajes.
También hay otros detalles como la ocasionalmente excesiva utilización de la voz en off que rompen ese intento de relato realista para aproximarse más a lo que podría ser una crónica de los hechos. Ambas opciones están íntimamente relacionadas entre sí, pero ese detalle evita que uno se sumerja más en la historia por mucho que su uso sea intencionado para acercarse de forma más verídica a ese tipo de experiencias, pues su propios responsables reconocieron haber saqueado las crónicas de Indias para la construcción de ‘Oro’.
'Oro' destaca en lo global pero se resiente en lo individual
Además, no se cae en el error de querer ofrecer un retrato al gusto de los tiempos modernos -quizá haya algún pequeño detalle de vocabulario-, por lo que sí, aquí hay mujeres -dos solamente, eso sí-, pero su importancia se ajusta a lo que podían ofrecer en la época. Obviamente eso también se traslada al retrato de los soldados, dejando espacio tanto para personalidades más bondadosas como para auténticos bastardos que algunos espectadores estarán deseando que mueran de la forma más cruel posible.
Luego uno tendrá más simpatía por determinados miembros de su reparto -yo disfruté principalmente con Bárbara Lennie-, pero uno de los puntos fuerte de ‘Oro’ es lo compacta que resulta en este apartado, tapando así varias carencias de la película como la casi obligada tendencia a repetirse a sí misma con los eventos que van sucediéndose. Eso limita su alcance narrativo, pero nunca se convierte en una losa demasiado pesada.
En definitiva, ‘Oro’ es un apreciable viaje con un variopinto grupo de soldados en busca de suficiente oro para ganarse una nueva vida. Es una aventura sucia y con una vocación realista en la que no hay espacio para florituras innecesarias en lo argumental, algo muy bien respaldado desde lo técnico pero que sufre en lo artístico porque llega un punto en el que uno necesita conectar con los personajes a nivel individual y ahí sí que Díaz Yanes se queda a medidas pese a lo implicado que está todo su reparto.
Via:espinof
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