Ha llovido mucho desde que en una calle de París, a finales del XIX, el autor y director
Oscar Méténier convirtiera
una iglesia gótica del barrio de Pigalle en un pequeño teatro macabro para algo menos de 300 personas.
El Gran Guiñol consistía en perturbar a los
espectadores con una serie de temáticas macabras y puesta en escena
salvaje que nunca, jamás, hemos tenido la suerte de presenciar salvo que
por alguna casualidad cósmica hayamos tenido el privilegio de asistir a
un musical Off-Broadway del calado de 'Evil Dead'. Créeme, lo de
“calado” viene a cuento.
Por desgracia el público decayó en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, y
El Grand Guignol cerró sus puertas en 1962,
tras 65 años de obras como 'La Loterie de la Mort', 'Un Crime dans une
Maison de Fous', 'L'Horrible Passion' o 'Le Baiser de Sang'.
La magia del cine (sangriento)
Apenas
un año después del cierre del teatro de la calle Pigalle, el chalado de
Herschell Gordon Lewis
llegaría raudo a la cita con la hemoglobina para mantener el listón por
todo lo alto, aunque sin salpicaduras. Pero, "ojo", que antes de sus
impactantes imágenes para 'Blood Feast' ya habíamos sido golpeados en
las tripas con algún momento de esos que no se olvidan.
Por ejemplo, en 'Un perro andaluz' (Un chien andalou)
el primer "aquí estoy yo" de Don Luis Buñuel.
El momento inolvidable, claro, es ese en que
una navaja corta un ojo femenino
al inicio del cortometraje. El truco está en que se trata de un ojo de
vaca y la explicación, muy hitchcockiana ella, que debía dejar en shock
al espectador desde el inicio y provocar la libre asociación en el
público.
De ese viscoso relleno ocular vamos a saltar unos cuantos años en el
futuro y viajar a Japón para recordar lo bruto que se podía poner el
maestro Akira Kurosawa. La película era '
Sanjuro' y el momento para recordar es el duelo fial:
ese baño de sangre tuvo que salpicar al espectador más abierto de miras de los sesenta.
Con todo bien teñido de rojo,
la puerta para la llegada de Herschell Gordon Lewis se abría de par en par.
El mago del gore
Como los grandes directores, como las leyendas, Lewis encadenó una serie de éxitos anuales basados en
un par de conceptos básicos: sangre y mutilación.
'Blood Feast' fue la primera en llegar. Desde su estreno, en Julio de 1963, es considerada
la primera película gore de la historia del cine.
Hay varios
momentos destacables en una película que
narra las peripecias de un emprendedor que quiere triunfar en el mundo
del catering, pero a nivel histórico no estaría mal recordar el
sacrificio a Ishtar, con órganos extirpados y
esa sangre de un rojo tan de la época.
Tras el festín llegaron los chiflados de '2000 maníacos', una película mucho
más divertida y agresiva que la anterior.
Los sentidos del humor y del exceso seguían ahí, pero es que no podías
tomarte en serio nada de lo que estaba pasando. Bueno, si eras un
espectador de 1964 es posible que sí. Puede que
el momento que mejor define la película sea el del barril.
La paz y el amor se terminaron
Combinando estos movimientos de autoría, entretenimiento y
revolución, la década de los setenta se aplicó a fondo a la hora de
torpedear los estómagos de los espectadores.
Herschell Gordon Lewis daba sus últimos coletazos antes de
desaparecer fulminantemente tras dirigir 'The Gore Gore Girls' en 1972,
aunque los tres años que pasó en la cárcel por fraude seguramente
tuvieron bastante que ver con esa desaparición. De todos modos, las
espaldas estaban bien cubiertas cuando la década se inaugura con una
película titulada 'Me bebo tu sangre',
uno de los disparates más divertidos del cine de medianoche. El gore y el odio hacia lo hippie, que en este caso también equivaldría a decir "satánico", estaban de moda.
Esta obra maestra de la zafiedad no fue más que el telonero
divertido: lo difícil de soportar llegaba justo después. Llegaba con '
El Exorcista' de
William Friedkin. Los espectadores ya habían "sufrido" con 'La naranja mecánica', '
Deliverance' o '
Los Demonios', pero
nadie estaba preparado para este nuevo tipo de diablo. Desmayos, avalanchas y ola de terror provocadas, entre muchas otras secuencias, por cosas como esta:
De todos modos, lo mires como lo mires, la película de Friedkin era
mainstream para todos los públicos en comparación con lo que estaba por
venir,
una revolución del cine, de la narrativa y de la atmósfera: '
La Matanza de Texas' todavía nos hiela la sangre hoy. Probablemente más que entonces.
¿Un momento clave de la peli? Bueno, son tantos y tan secos que si tengo que elegir uno, elijo la secuencia de créditos.
Nunca antes nos habían advertido de semejante manera sobre lo que estábamos a punto de presenciar.
Lo de Texas llegó y venció, y además permitió que uno de los revolucionarios anteriores a
Tobe Hooper volviera lo que mejor sabía hacer, solo que elevado al máximo. '
Zombi: El regreso de los muertos vivientes',
la obra maestra de George A. Romero, era otro tipo de revolución. El maquillaje de
Tom Savini sigue siendo casi inimaginable en el cine de hoy. Sí, porque 'The Walking Dead' no cuenta. Ya no se vuelan cabezas así.
La movida de los 80
Cambiamos la década, pero no de nombres.
Tom Savini da un paso al frente en lo de volar cabezas el la extraordinaria '
Maniac' de
William Lustig y
Larry Cohen cuando en
el mejor momento de la película decide volar por los aires la cabeza que más apreciaba: la suya.
Esa época de excesos y
barra libre de ensalada de cátering de órganos humanos
provocó todo tipo de nauseas entre la población mundial mientras
retrataba a los medios más sensacionalistas de entonces. El momento más
impactante de la película era real e incluía crueldad animal, así que
vamos a elegir una imagen mucho más impactante e igual de real. Estamos
hablando de 'Holocausto Caníbal'.
El cine de excesos campó a sus anchas durante la década, ya fuera en cine de autor, como '
La posesión',
en alguna estupenda explotación italiana en la gran manzana a lo 'El
destripador de Nueva York' o en producciones mainstream impensables hoy
en día en un gran estudio como 'La Mosca' de
David Cronenberg, puede que
la cima del asco en una pantalla de cine de los 80.
Hubo otros dos títulos que ofendieron a propios y extraños, pero solo
uno de ellos continúa siendo insoportable. 'Los hombres detrás del sol'
y 'Society' son dos ejemplos perfectos de los
dos extremos del gore: el que va en serio y el que denuncia desde la sátira salvaje. La crueldad de la película de
Tun Fei Mou
se mostraba en todo su esplendor con la frialdad interpretativa de un
elenco que, en el fondo, tenía que estar disfrutando. Como en este
momento de tortura.
La otra cara de la moneda es igual de grosera y desagradable pero,
sorpresa, puede que siga siendo el mejor y más mordaz retrato de las
altas esferas californianas y una adelantada a su tiempo. No olvides que
llevamos unas cuantas semanas con
el asunto de los excesos de Hollywood y la obra maestra de
Brian Yuzna ya nos lo advertía...
The Gore Gore Grunge
Los años 90 fueron los que mejor representaron el auge y la caída del
mercado doméstico. Rara era la semana en que no nos encontrásemos un
nuevo estreno de Manga Films, y cuando no era algún anime inédito por
nuestro territorio bien podían ser
burradas germanas del calibre de "El rey de la muerte' o 'Premutos, el ángel caído', clásico para ver con amigotes gracias a momentos tan potentes e infrahumanos como una transformación de esta índole:
Por supuesto, si hubo un nombre durante esos años que mantuvo el nivel por encima del resto fue
Peter Jackson, aquel cineasta violento, valiente y divertido que se echó a perder en un momento concreto de su carrera. Cuando pensábamos que ya lo habíamos visto todo a finales de los 80 con '
Mal Gusto', va el tío loco y se marca 'Tu madre se ha comido a su perro'. Entre toda esa orgía de humor y asco, el momento de la oreja
sigue siendo insuperable y asqueroso.
Por los clavos de Cristo
Xavier Gens estrena este mes dos películas, la interesante adaptación de la novela de
Albert Sánchez Piñol, '
La Piel Fría' y la mucho más genérica (y mediocre) '
The Crucifixion'.
El director francés es uno de los responsables de este artículo, ya que
fue uno de los nombres destacados de aquella nueva ola de horror
europeo (francófono) que, como vino, se esfumó. Su granito de arena fue
el de la bastante memorable 'Frontera(s)', una cruda visión de los
problemas de la extrema derecha caníbal en Francia.
Junto a Gens, autores como
Alexandre Aja,
Fabrice du Welz,
Pascal Laugier,
Alexandre Bustillo o Julien Maury
(re)crearon el espíritu de los orígenes del gran guiñol en una serie de
largometrajes que inundó de hemoglobina las asombradas pantallas de
todo el mundo.
Otros que iban sobre el carro del salvajismo eran autores tan acostumbrados a ello como
Takashi Miike,
que presentaba 'Ichi the killer' o 'Imprint' para 'Masters of Horror'
y, atención, un loco australiano que no debería sorprendernos por su
locura: estamos hablando del mismísimo '
Mad Max', maldita sea.
Mel Gibson
se pasó por el forro el decoro y el tacto con su brutal visión de las
últimas horas de Jesús de Nazaret en 'La pasión de Cristo',
la película extrema más exitosa de todos los tiempos: costó 30 kilos y recaudó más de 600.
Por motivos perfectamente comprensibles queda claro que estamos ante
la película gore más perturbadora de todos los tiempos y que su impacto no disminuirá jamás.
Otro de los que supo remover espectadores y, esto es real,
hacer que muchos abandonasen la sala en la primera secuencia
de la película, fue el habitual Lars Von Trier con 'Anticristo', que lo
mismo te ponía sexo explícito en primer plano que un golpe bajo como
este.
A pesar de los méritos de todos estos títulos, la primera década de los 2000 será siempre recordada como
la década del extintor de 'Irreversible', una de las pelis más malignas que verás en tu vida.
¿Y ahora qué?
Tenemos razones para estar contentos:
el cine gore como instrumento revolucionario de cine de autor está pasando por un momento estupendo, y ahí están los martillazos en la cabeza de 'Kill List' con los que
Ben Wheatley llamó la atención del personal, los caníbales reimaginados de
Eli Roth en '
The Green Inferno' o los estallidos de violencia machista y caníbal de
Jack Ketchum y su colega
Lucky McKee en 'The Woman'.
De entre todos los momentos brutos más o menos recientes, destacar la atmósfera opresiva y el clímax ultraviolento de
la obra maestra de Miguel Angel Vivas, 'Secuestrados'.
Vamos a ir despidiéndonos, no sin antes recordar los méritos provocativos de '
A Serbian Film',
la película que provocó las pesadillas de Angel Sala,
director del Festival Internacional de Cine Fantástico de Catalunya (y
no por las imágenes) o de la película más desagradable del siglo XXI, la
"cómica" 'The Human Centipede II (Full Sequence)', segunda parte de una
trilogía indispensable para el fan del cine desagradable moderno.
Podría cerrar este artículo con la estilizada crudeza de
Nicolas Winding Refn, las brutales masacres de los '
Hatchet' de
Adam Green o los impactos directos al mentón de cualquier otro autor con ganas de provocar, pero me gustaría romper una lanza en favor de
Kevin Smith,
que con 'Tusk' se colocó en una liga parecida a las que jugaba el cine de Tod Browning gracias a una historia que no sabríamos confirmar si es más triste que desagradable, y, sobre todo, de '
Bone Tomahawk', una de las más elegantes apuestas por la violencia salvaje a través del
western de toda la vida.
El de nuestros abuelos.
El que veían cuando salían del viejo teatro del barrio de Pigalle.
De verdad, espero que hayáis desayunado.
Via:espinof
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