'Star Wars: Los últimos jedi' innova lo justo para seguir siendo una clásica película de la saga

'Star Wars: Los últimos jedi' innova lo justo para seguir siendo una clásica película de la saga
Acudí al pase para prensa de 'Star Wars: Los últimos jedi' sin el más mínimo ápice de hype en mis venas. El día antes se habían hecho públicas las primeras reacciones al preestreno USA, y aunque "La mejor desde 'El Imperio contraataca'" queda muy pintón, ya sé yo cómo funciona esto. Sin embargo, cierto cosquilleo sí que sentí cuando del pase anterior la gente salía, más que contenta o enfadada, aturdida. No era mala señal para una película de la que esperaba pocas sorpresas.
Ese hype se disparó cuando una compañera, claramente fan entregada de 'Star Wars' a juzgar por sus palabras y su vestimenta, susurró a quienes me precedían en la cola: "Tengo que asimilarlo". Mi experiencia me dicta que no hay nada más prometedor que un fan desorientado porque eso augura, como mínimo, sorpresas, traiciones al canon y, bueno, una película que piensa en sí misma y no en sus fans. A partir de ahí podemos esperar todo tipo de resultados, pero como punto de partida, bien.
Creí inferir el motivo del desconcierto en solo veinte minutos de película. Todo parece estar en orden, es una película de 'Star Wars' al uso, pero el guion deja caer algunas dosis de humor que no es que entren en el terreno de la autoparodia, es que directamente entran en terreno 'Spaceballs'. Calma: no estamos ante una comedia tipo 'Thor: Ragnarok'. Ni siquiera ante una tipo 'Guardianes de la Galaxia', donde la ciencia-ficción está tomada muy en serio pese a la ligereza general.
Mi teoría es que la constante necesidad de autorreferencias para complacer a los seguidores tradicionales han hecho mella en la credibilidad de la franquicia. El siguiente paso es la autoparodia. Eso no resta valor a los elementos, por otra parte (hay que ser un espectador mínimamente desprejuiciado, eso sí): por ejemplo, el regreso de Luke Skywalker es lo más emotivo e impresionante de esta entrega, y aún así tiene un chiste enmedio de la acción propio de The Rock, y unos cuantos con Rey que le ponen al nivel del Yoda de 'El retorno del Jedi'. Sí, al estilo muppet.
Y no, la saga nuclear nunca va a ceder abiertamente al humor. ¿Pero 'Una historia de Star Wars' protagonizada por droides, por soldados de asalto de cuarta categoría o por músicos de cantina? Ahí veo más posibilidades: sobre todo porque los fans lloran, pero también pasan por taquilla.

El humor como detonante de otras cosas

No puede saberse cómo va a reaccionar el fan más intransigente ante estas inesperadas dosis de humor (no hablamos solo de criaturas adorables haciendo monerías, hablamos de personajes tomándose a chufla a sí mismos con humor más o menos ácido, o de Rian Johnson tratando algunas muertes supuestamente trágicas con su pizca de humor físico). Pero en lo demás, 'Star Wars: Los últimos jedi' proporciona, sin riesgos, las dosis de aventura galáctica esperables.
Last Jedi 2
En algún caso, incluso de calidad más elevada de lo esperable. Desde el pepinazo de acción pulp desprejuiciada con el que arranca la película y gracias al que es fácil verse completamente en situación el resto de la función, a la mejor secuencia de la película, la más atrevida en lo visual y también muy interesante en lo temático: el encuentro entre dos enemigos a muerte, y cuyo desarrollo tiene más de una sorpresa.
Por desgracia, 'Star Wars: Los últimos jedi' sigue teniendo los problemas de casi todas las entregas de la serie: es un mastodonte demasiado aparatoso para ser una simple aventura galáctica, que es lo que le vendría bien a la saga, en vez de tanto personaje con arcos argumentales semitrágicos y con parentescos familiares absolutamente descabellados. En ese sentido, la revelación de la identidad de unos familiares cercanos de un personaje principal es un refrescante jarro de agua fría que contrasta con tantos parientes lejanos reencontrándose tras pasar décadas en planetas distintos.
Posiblemente, el principal problema de la película, lo que hace que sus dos horas y media renqueen un poco, sea una estructura de guion no del todo bien pulida: dos historias principales que apenas se cruzan, y cuando lo hacen es de forma algo ramplona. Una de ellas, que presenta a un nuevo e interesante personaje, deriva además hacia una subtrama que aporta bien poco y que distrae de las cuestiones principales, además de presentar a una de las criaturas menos inspiradas de la fauna de 'Star Wars' (y sí, claro que me acuerdo de Rotta the Hutt).
Last Jedi 3
No hay mucho que discutir en 'Star Wars: Los últimos jedi': los fans van a recibir sus dosis de nostalgia incoherente (en serio, esta obsesión por introducir guiños al noventa por ciento del universo Lucas en cada película nos acabará dando un disgusto) y unas cuantas bofetadas de acción y aventura de indiscutible primera categoría. Esta vez, además, aderezadas con el buen gusto estético de Rian Johnson, que se marca un par de detalles de ciencia-ficción de autor: la citada set-piece protagonizada por dos enemigos y todos los preámbulos, así como una batalla a la desesperada que concluye de forma absolutamente triunfal y espectacular.
También hay una apuesta clara por centrarnos en los nuevos personajes, abonado ya el peaje de la avalancha nostálgica de 'El despertar de la fuerza': Kylo Ren sobresale como interesante villano con conflictos de cierta complejidad, ya asimilados los excesos de trauma de su primera aparición. Y los héroes, aunque algo dispersos en esta entrega y con cero evolución por parte de cualquiera de ellos, se definen claramente como apuestas sólidas para encabezar más películas.

Pero solo eso: 'Los últimos jedi' está, como cada una de las anteriores entregas -salvo el ya muy lejano 'Episodio IV'- trazada con tiralíneas. Por eso la aparición de humor inesperado o de determinadas notas álgidas en la visualización de la acción son como un oasis. Para todo lo demás, 'Los últimos jedi' sigue siendo puro 'Star Wars': una cita periódica ineludible rebosante de ciencia-ficción algo prescindible.
Via:espinof

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