La primera nominación de una mujer al Oscar a mejor fotografía es un hito necesario, pero no era el momento de Rachel Morrison
Steven Spielberg ya avisó poco después de la celebración de una última ceremonia de los Globos de Oro eclipsada por la fuerza del movimiento #MeToo y el desembarco más férreo del movimiento feminista en Hollywood tras los escándalos que han sacudido a la industria norteamericana durante los últimos meses: los Oscars de este 2018 iban a traer cambios, y dichas novedades tendrían nombre de mujer.
Más allá de la inmensa alegría que supone ver a esa diosa y musa del mumblecore llamada Greta Gerwig optando a tres de las estatuillas más importantes de la noche —mejor dirección, mejor guión y mejor película— por su debut en solitario 'Lady Bird', llama especialmente la atención la nominación de Rachel Morrison a la mejor dirección de fotografía por 'Mudbound', un hito que la convierte en la primera mujer candidata al premio en sus noventa años de historia.
Conspiranoias aparte, fruto de la palpable crispación que reina en el ambiente y que jamás podremos clarificar a ciencia cierta —es lo que tiene no formar parte del círculo de académicos americanos—, merece la pena ahondar en la "polémica" —nótese el entrecomillado— y arrojar toda la luz que permita mi humilde opinión sobre si Morrison, y más concretamente su labor en 'Mudbound', son las auténticas merecedoras de protagonizar este hito.
Situar 'Mudbound' frente a sus competidoras por el Oscar hace aún más evidentes estas sutiles limitaciones. No hay punto de comparación con el prodigioso trabajo de Roger Deakins para 'Blade Runner 2049', con la oscura belleza de un inteligentísimo Dan Laustsen en 'La forma del agua', con la grandilocuencia de Bruno Delbonnel en 'El instante más oscuro' o con el músculo artesano y analógico de Hoyte van Hoytema en la impecable 'Dunkerque'.
Más que hablar de una nominación inmerecida —que no lo es—, podríamos estar hablando de uno de esos casos en los que la academia otorga reconocimientos en el momento menos indicado. De igual modo que Russell Crowe y Leonardo DiCaprio alzaron sus galardones gracias a interpretaciones menos brillantes que algunas anteriores, Rachel Morrison bien podría haber recibido esta distinción en 2013 por su impecable dirección de fotografía en 'Fruitvale Station', rodada en 16mm y con un tratamiento que desnudaba por completo a sus personajes a través de la imagen.
Por supuesto, si este no debería ser el año de 'Mudbound' fotográficamente hablando, Rachel Morrison tampoco tendría que ser la primera mujer en optar a recoger la prestigiosa estatuilla dorada. Para ejemplificar esta sentencia sólo tengo que recurrir a títulos como 'Olvídate de mi', 'El luchador', 'Australia' o, especialmente, la ultra-estilizada 'The Neon Demon'; todos ellos ejemplos de que el dominio de la luz, el color, las ópticas y los focos, no está relacionado en absoluto con la naturaleza de las gónadas del principal responsable de la imagen de un largometraje.
Via:espinof
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