Hubo un tiempo, antes de que Disney fuese la actual corporación del entretenimiento
mundial que todo puede comprar, tan solo era una empresa que se
dedicaba a hacer cortos de dibujos animados con los que sorprendía y
maravillaba a niños y mayores. Uno de sus personajes principales era Mickey el ratón, que se acabó convirtiendo en un producto de merchandising y luego en la imagen insignia, prácticamente el logo de la compañía.
Aunque ahora se considera también un signo de la homogeneidad de la corrección política, el desarrollo del personaje tuvo una pequeña etapa de maduración en la que se le puso en algunas situaciones propias de cine de género normalmente no pensado para los niños. Además, tampoco existía el código Hays, con lo que lo apropiado o no del contenido de los cortos dependía exclusivamente del baremo de la empresa y el gusto de sus animadores. Quizá por ello ahora muchos de aquellos han sido considerados "inadecuados para el público moderno".
La nueva Walt Disney Corporation relegó a algunos de
estos al estado “enterrado” así que la presente trilogía solo salió en
DVD mucho después, en alguna antología rara, así como algunos pases
televisivos. Estos tres cortos de terror, sin más conexión que retratar
el estilo de las películas de miedo de su momento ofrecían una versión más aventurera de Mickey,
antes de que se convirtiera en un mero intérprete de actuaciones
musicales y pasara el testigo a Donald o Goofy. Aquí le teníamos en
criptas de castillos llenos de monstruos.
Este primer acercamiento de Mickey Mouse al género de terror de la época recicla descaradamente algunas animaciones de ‘El baile de los esqueletos’ (Walt Disney's Silly Symphony: The Skeleton Dance, 1929) pero no dejaba de ser un gran ejemplo de la habilidad de Ub Iwerks como animador, que dibujaba todo él mismo. Su trama imitaba la mayoría de ‘Old Dark House’
movies. En una noche oscura y tormentosa, Mickey se ve obligado a
buscar refugio en una vieja mansión destartalada. Desafortunadamente, la
casa está poblada por una cruel figura encapuchada y su ejército de
esqueletos.
Básicamente quieren obligar a Mickey a tocar el órgano por toda la eternidad
para ellos. Hay un montón de detalles del corto mencionado con
esqueletos haciendo todo tipo de bailes macabros y murciélagos volando a
cámara, pero entre esos momentos, la figura encapuchada
se acerca al ratón bajo su punto de vista de Mickey y retira lentamente
su capucha para revelar un cráneo parlante en un uso muy efectivo de la
perspectiva cuando la animación se contentaba con moverse de izquierda a
derecha como si no existieran otras dimensiones, con efecto novedoso y aterrador.
Dentro de las primeras películas de terror los gorilas eran un monstruo muy recurrente, por lo que no es extraño encontrar una trama como la de este corto, en el que Beppo, un Gorila escapado del zoológico, captura a Minnie y la ata en su ático. Una escena, en la que la bestia la amordaza es una de las escenas más extrañas de Disney, puesto que tiene cierto toque fetichista. Por lo demás hay una buena mezcla de tensión por el monstruo terrible y humor ligero típico de estos cortos.
Cuando Minnie es secuestrada, Mickey se apresura para salvarla. Hay juegos con la oscuridad y la luz,
similar a los de ‘La casa encantada’, con detalles como los ojos
amenazantes brillantes en las tinieblas antes de que Mickey encienda la
luz. El uso de sombras, iluminación y perspectiva permitían detalles que
no eran fáciles de ver en el propio cine de terror.
Quizá es el episodio de la trilogía que menos miedo daba, pero la imagen
dentuda y constantemente babosa del gorila era más terrorífica que los
gorilas con cara de gorila que se podían ver en el cine.
Aunque el subgénero de científicos locos no era la norma, desde ‘Frankenstein’ fue un elemento clásico de muchas películas de terror. Este corto imitaba la película de Lon Chaney ‘The Monster’ (1925), que mezclaba la figura del Mad Doctor con la típica estructura de caserón maldito que se haría famosa con ‘El legado tenebroso’
(The Cat and the Canary, 1927). Aquí se llevaban todos los elementos al
terreno fantástico sin coartadas (era muy típico que en aquellas
películas todo lo sobrenatural resultara ser un engaño).
‘El doctor loco’ cuenta la odisea de Mickey para recuperar a su perro Pluto en la guarida del mad doctor
que le ha secuestrado. Una vez dentro, se encuentra asediado por
esqueletos y otros peligros. Mientras tanto, el científico prepara una
terrible cirugía para el pobre Pluto digna de ‘El ciempiés humano’ (The Human Centipede, 2009), entre otro montón de escenas bastante inapropiadas para niños que hicieron que se prohibiera en Gran Bretaña y la Alemania nazi. Una descripción de los momentos más importantes se encuentra este hilo de horror losers.
El uso de los esqueletos es una maravilla. Se esconden en pilares, relojes, escaleras… hay algunas fugas surrealistas al estilo de las animaciones de Fleischer, como cuando cortan la sombra de Pluto en dos con un par de tijeras. El momento en el que Mickey está atado en una mesa con una radial bajando es digna de la saga ‘Saw’. En resumen, son tres cortos que mostraban un atrevimiento y oscuridad que Disney solo volvió a alcanzar en alguna de sus películas de los 80.
Aunque ahora se considera también un signo de la homogeneidad de la corrección política, el desarrollo del personaje tuvo una pequeña etapa de maduración en la que se le puso en algunas situaciones propias de cine de género normalmente no pensado para los niños. Además, tampoco existía el código Hays, con lo que lo apropiado o no del contenido de los cortos dependía exclusivamente del baremo de la empresa y el gusto de sus animadores. Quizá por ello ahora muchos de aquellos han sido considerados "inadecuados para el público moderno".
‘La casa encantada’ (The Hunted House, 1929)
‘El misterio del gorila’ (The Gorilla Mystery, 1930)
‘El doctor loco’ (The Mad Doctor,1933)
El uso de los esqueletos es una maravilla. Se esconden en pilares, relojes, escaleras… hay algunas fugas surrealistas al estilo de las animaciones de Fleischer, como cuando cortan la sombra de Pluto en dos con un par de tijeras. El momento en el que Mickey está atado en una mesa con una radial bajando es digna de la saga ‘Saw’. En resumen, son tres cortos que mostraban un atrevimiento y oscuridad que Disney solo volvió a alcanzar en alguna de sus películas de los 80.
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