De 'Muñecos infernales' a 'Ant-Man y la Avispa': las 11 mejores películas con protagonistas diminutos
El éxito de 'Ant-Man y la Avispa' demuestra no solo que los héroes Marvel no tienen por qué estar continuamente afrontando crisis galácticas que pongan en riesgo medio universo conocido, sino que también son capaces de plantear aventuras breves, modestas y minúsculas. Eso en lo que respecta, a su vez, al tamaño, porque Ant-Man es capaz de reducirse hasta niveles microscópicos (también aumentarlo hasta convertirse en un Goliat, pero esa es otra historia).
Para celebrar que no por ser un diminuto se es menos héroe, hemos recuperado algunas películas en las que los protagonistas, por voluntad o por accidente, ven drásticamente reducido su tamaño. Estas son las peripecias más minúsculas jamás contadas, dentro o fuera de otros organismos, al aire libre o en entornos controlados, a golpe de ciencia-ficción existencialista o de aventuras familiares. Coged las lupas.
'Muñecos infernales' (1936)
En realidad, todo es un vehículo para exhibir las habilidades interpretativas de una estrella del momento, el gran Lionel Barrymore, y las personas reducidas quedan como un peculiar gimmick publicitario. Que propicia, eso sí, unos momentos de efectos especiales rudimentarios deliciosos y algús estiloso escalofrío gracias a imágenes de potente extrañeza. Una curiosidad miniaturizada.
'Dr. Cyclops (1940)'
Con efectos especiales muy sofisticados para la época y un inconfundible aroma pulp en su planteamiento y desarrollo, es la antecesora directa de películas como 'El increíble hombre menguante' (aquí se vio por vez primera la idea del entorno doméstico y sus criaturas convertidas en terribles enemigos), nada menos que 17 años antes. Una maravilla trepidante que merece reivindicación como la pionera que es.
'El increíble hombre menguante' (1957)
Sin duda, y dejando aparte momentos icónicos como los enfrentamientos con la fauna doméstica, lo más espectacular de la película es su final abierto, muy influyente en el devenir del género e inaudito para la época. Universal no quería mantenerlo y Arnold tuvo que sacar a pasear el extraordinario éxito de 'La mujer y el monstruo' y su secuela para que la productora respetara la historia original. La película tuvo una tardía secuela en los ochenta, 'La increíble mujer menguante', olvidable debut de Joel Schumacher como director.
'Attack of the Puppet People' (1957)
'Attack of the Puppet People', producida por la AIP a toda prisa para aprovechar el éxito de la de Universal, es la segunda película de Bert I. Gordon sobre cambios de tamaño, tras su icónica 'El asombroso hombre creciente'. Gordon acabaría especializándose en cambios de tamaño de todo tipo, especialmente animales inofensivos que adquieren proporciones colosales, como 'Earth vs the Spider', 'La guerra de la bestia gigante', 'El pueblo de los gigantes', 'El alimento de los dioses' o 'El imperio de las hormigas'.
'Viaje alucinante' (1966)
Más cerca de una adaptación de Julio Verne que de la trascendencia de 'El increíble hombre menguante', 'Viaje alucinante' está gozosamente pasada de moda en lo político, en su ritmo y en sus diseños, pero tiene algo de pureza en su planteamiento de "recorramos todos estos órganos siguiendo la corriente sanguínea" que la hace muy especial. Y los diseños de escenarios, nave y trajes son absolutamente inmortales.
'Cariño, he encogido a los niños' (1985)
Pero la película brilla también por su enfoque de ciencia-ficción ligera y el cariño con el que trata el eterno tópico de las reducciones de tamaño: el diseño de la máquina, la sencillez lineal del relato (atravesar el jardín es lo único que tienen que hacer los chavales, toda una odisea) y los deliciosos efectos especiales, que combinan escenarios gigantes, animatronics y animación stop-motion. Desde entonces, Joe Johnston ha sido un director a seguir de cerca, pese a que siempre queda la duda de qué habría hecho el director inicialmente previsto, Stuart Gordon ('Re-Animator') con el material: posiblemente, subrayar los nada disimulados guiños al cine de terror que contiene la historia.
Disfrutó de una estimable pero inferior secuela, 'Cariño, he agrandado al niño' (divertido homenaje a las primigenias películas de mozos de cincuenta pies de altura de los años cincuenta) y una tercera entrega, ya definitivamente poco inspirada y destinada al mercado del vídeo, 'Cariño, nos hemos encogido a nosotros mismos',
'El chip prodigioso' (1987)
Aquí, una nave miniaturizada experimental y su piloto (Dennis Quaid) acaban accidentalmente en el interior del organismo de un soplagaitas (Martin Short) navegando por su torrente sanguíneo. Planteada como una actualización de 'Viaje alucinante', carece de la ingenuidad de ésta y su humor no siempre es tan fresco como cabría desear, pero como tobogán descerebrado y versión en imagen real de 'Érase una vez... la vida', funciona perfectamente.
'Dollman' (1991)
Bardo volvería, además de un cameo en 'Bad Channels', con una secuela ya completamente demencial, 'Dollman contra los juguetes asesinos', enlazando franquicias de Full Moon y dirigida por el propio Charles Band, que sustituyó al efectivo Albert Pyun de la primera parte. El resultado, aunque más loco en su planteamiento, tira demasiado del humor chanante y la filosofía exploit sin mucho fuste, pero es pura y dura delicia VHS de los noventa. Todo un minicaramelo.
'Ant Bully: Bienvenido al hormiguero' (2006)
'Una vida a lo grande' (2017)
En el bamboleo de tonos y registros es donde encuentra la película de Payne su capacidad para la sorpresa constante (la aparición de Waltz y, después, de Hong Chau, marca el cambio de estilo de la trama), pero también su principal debilidad. Habrá quien prefiera la parte final, seria y alegórica, pero a mí me gusta más el arranque, aséptico, lleno de humor incómodo y con una potente crítica subterránea a la burguesía acomodada estadounidense.
'Ant-Man y la Avispa' (2018)
Todas sus virtudes se ven potenciadas en la flamante secuela, aún más equilibrada en sus elementos de comedia y acción, y que además incluye un detalle con el que los fans del subgénero de gente reducida de tamaño se encontrará como en casa: la inmersión en el Reino Cuántico, con un par de micro-organismos que parecen cachalotes. La referencia al final abierto de 'El increíble hombre menguante' es ineludible y su forma de entroncar visualmente con la parte más lisérgica del universo Marvel, muy aguda.
Via:espìnof
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