'Ha nacido una estrella': Bradley Cooper actualiza la gran tragedia americana con sorprendente soltura y una fantástica Lady Gaga
Bradley Cooper asume el protagonismo y la dirección del tercer remake musical (aunque es la cuarta película con este nombre) de 'Ha nacido una estrella', la historia que contó por primera vez Wellman en 1937, basándose a su vez en un trabajo de Cukor titulado 'Hollywood al desnudo', y en 1954 tendría su primera versión musical (también dirigida por Cukor) protagonizada por Judy Garland; en los años 70 sería revisada la historia en un nuevo remake con Barbra Streisand a la cabeza y ahora le sigue el relevo la cantante Lady Gaga, algo que parecía un camino natural dada la lista de iconos LGTB que han interpretado al personaje.
'Ha nacido una estrella' se podría considerar la gran tragedia americana porque es una historia que habla del amor, el descenso a los infiernos, las adicciones y el éxito a través de un romance entre una cantante amateur que tras conocer a una estrella de éxito consigue lanzar su carrera musical; su estrellato coincide con la caída en las drogas y el alcohol de su pareja.
Dirige con una soltura y profesionalidad aplastantes, no tiene miedo a enfrentarse a algo tan grande como un musical y es capaz de encontrar en multitudinarias escenas toda la intimidad que necesita la historia. Su trabajo oscila entre lo general y lo particular y eso es lo que acerca todo tanto al espectador; presenta a sus personajes en clubs, conciertos y sus vidas familiares, permitiendo ver así que son personas y no productos de discográfica, esto será lo que facilite la aproximación a sus emociones.
No sólo va pidiendo un Oscar a dirección, también su interpretación es un trabajo de constante lucimiento, más allá de su faceta de cantante, el desgaste físico de su personaje es algo completísimo y lo lleva a cabo con un excelente ejercicio de cuerpo y voz que nunca suena falso. Lo de Lady Gaga no es de este mundo, para empezar porque desde que aparece nos olvidamos de que es ella y, además, es una grandísima actriz que resulta carismática y dulce pero también sabe demostrar el dolor del tortuoso camino por el que atraviesa su personaje.
No es, ni mucho menos, una película perfecta y quizás su mayor defecto sea esa disolución de lo musical, pero es maravilloso ver como una historia así puede seguir teniendo vida y ser tan universal. Ninguna será como la obra maestra que se marcó Cukor hace más de 60 años, pero disfrutemos de esta, olvidémonos de la de Streisand y juguemos a adivinar quién será la estrella (aún por nacer) en 2040.
Via:espinof
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