Toronto 2018: conclusiones, cómo es cubrir el festival y las diez mejores películas de esta 43ª edición

No hay exoplaneta que supere jugar
El festival de Toronto cerró sus puertas con 'Green Book' alzándose como ganadora del premio del público. Se esperaba este triunfo pero no todo ha salido como imaginaba. 'Ha nacido una estrella' ('A Star is Born') ha sido la gran ausente entre las ganadoras ya que sobre el papel lo tenía todo para estar ahí, al tratarse de la revisión de un popular musical protagonizado por dos estrellas como Bradley Cooper y Lady Gaga.
En su lugar se cuelan, de forma sorprendente, dos películas mucho más pequeñas y que no aspiran a llegar al gran público como son 'If Beale Street Could Talk', de Barry Jenkins, y 'Roma', de Alfonso Cuarón. Es cierto que la obra de Jenkins puede calar en cualquier audiencia, como ya lo hizo 'Moonlight', pero el trabajo de Cuarón es extremadamente autoral y requiere paciencia durante su visionado.
Se empieza a pensar que 'Roma' puede alzarse con el Óscar a la mejor película de 2018 pero opino que es bastante improbable. Considero que el verdadero significado de este premio está en el hecho de que una película de Netflix esté llegando tan lejos en su recorrido por festivales y la carrera de premios, más aún cuando la compañía retiró la cinta de Cannes porque Thierry Frémaux no dejaba que compitiese. Va a ser muy interesante la reacción que pueda tener el director del certamen francés.

Mis 11 días de cine en el Festival de Toronto

La acreditación
Segundo Toronto superado. Pensaba que iba a poder conmigo, pasa igual en todos los festivales... La ilusión te puede los primeros días y vas a cuatro o cinco películas por jornada y, claro, llega el ecuador del evento y uno se quiere morir cuando los párpados no resisten.
El festival de Toronto es una absoluta barbaridad y hay muchas formas de abarcarlo. Uno puede verse todas las grandes películas americanas que acabarán en los Óscar, ver el cine arthouse que ha viajado por los festivales durante todo el año, o ver óperas primas, documentales y cortos.
Como se puede observar en mis escritos, he optado por mezclar unas y otras para compensar las intensidades de cineastas como Carlos Reygadas con viajes espaciales o musicales explosivos. No ha habido grandes anécdotas la verdad, el festival ha funcionado con mucha normalidad y nada ha destacado para bien o para mal. Me marcho, eso sí, con la sensación de no haberme llevado ninguna gran sorpresa porque los grandes autores no han decepcionado y el cine más convencional ha sido, en su mayor medida, irrelevante.
Lo que más he agradecido este año es no haber tenido que ir muchas veces al Teatro Ryerson, un cine bastante alejado del epicentro del festival, con butacas incomodísimas y problemas de ventilación. La mejor solución tampoco son esas cortinas de aire polar de las multisalas Scottiabank, donde se realizan la mayoría de proyecciones, pero aquí no hay término medio.
Cubrir Toronto es especialmente matador. Aunque todo el festival se desarrolla en apenas diez manzanas, las dimensiones no son las europeas e ir a la sala de prensa a por un café ya suponen 10 minutos y hay ocasiones en las que sólo se tiene media hora entre película y película. Y como el título sea goloso, esperas cola o te quedas sin entrar. Todos los pases son muy seguidos y se extienden hasta la madrugada con lo que llegar tarde a casa (y tener que escribir después) aquí es una ley.
Uno de los pilares de este festival son los voluntarios ya que, para aligerar gastos, miles de ciudadanos ofrecen su ayuda desinteresada sujetando puertas, picando entradas u organizando colas; esto deriva en una enorme ovación al principio de cada pase de público cuando les dedican un pequeño vídeo. En la tercera planta del edificio principal del TIFF se encuentra la zona de prensa y allí te encuentras a uno de ellos en cada esquina, asegurándose de que todo esté bien; a veces es agobiante, sí.
La sala de prensa no es como la de ningún otro festival. Además de café las 24 horas del día (como es lo habitual) sirven un desayuno por la mañana (con frutas y dulces) y un almuerzo al medio día (sándwiches y ensaladas). Estos tentempiés pueden salvarte un día entero en el que, entre proyecciones y filas de espera, no hay tiempo para nada.
Las colas para entrar a las películas son el momento más tenso para la prensa ya que siempre está el temor a no tener sitio y, aunque el festival está pensado para que nadie se quede sin ver nada, a veces pasa. Por otro lado, el tiempo este año ha sido bastante extremo y hemos pasado de un calor seco a un frío húmedo y, lo peor de esto, era cuando te hacían esperar en la calle estando la sala vacía. Imagino que por políticas de seguridad, pero se hubiese agradecido un poco de compasión humana.

Lo mejor de Toronto 2018: las diez películas que no te puedes perder

De todas las películas que he visto en esta 43ª edición (aquí las tenéis comentadas), estas son mis diez favoritas:
10) 'Boy Erased' de Joel Edgerton. Por su capacidad para contar una historia tan desagradable sin tener que recurrir al sensacionalismo o la lágrima fácil.
9) 'Old Man and the Gun' de David Lowery. Este cineasta sigue demostrando su enorme talento y promete acabar en las listas de los grandes directores americanos. Actualmente creo que sólo tiene a James Gray por encima.
8) 'Assassination Nation' de Sam Levinson. Por su loca mezcla de humor, terror, gore y cine social rememorando obras de Tarantino y Korine.
7) 'Climax' de Gaspar Noe, película que oculta una demoledora reflexión sobre la tristeza bajo su orgiástica forma.
6) 'The Death and Life of John F. Donovan' de Xavier Dolan. Una película que la crítica ha destrozado pero que a mí me superó. Una buena amiga me dijo tras verla: "Esa película te gusta porque el protagonista eres tú".
5) 'Her Smell' de Alex Ross Perry. Un director contra el que tenía muchos prejuicios tras ver su anterior trabajo, pero que aquí me ha hecho vibrar.
4) 'Roma' de Alfonso Cuarón. Una obra maestra.
3) 'If Beale Street Could Talk' de Barry Jenkins. Cineasta ya imprescindible, maestro de la melancolía cronista de la comunidad negra.
2) 'Ha nacido una estrella' de Bradley Cooper. Una maravillosa revisión del mito que saca a relucir el talento de Cooper como director y el de Lady Gaga como actriz.
1) 'Nuestro tiempo' de Carlos Reygadas. Pese a haberla visto en uno de los últimos días de festival, a las diez de la noche y a sus tres horas de duración, Reygadas consiguió atraparme con la belleza de unas imágenes que ocultaban una poderosísima reflexión sobre la creación artística.
Nuestro Tiempo de Carlos Reygadas

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