Sitges 2018: las palizas filipinas de 'BuyBust' la falta de riesgo de 'Galveston' y la grandilocuencia de 'Killing (Zan)'
Aunque, hasta el momento, el sabor de boca esté siendo inmejorable en este Sitges 2018, el nivel de satisfacción global con las películas que estoy pudiendo disfrutar ha disminuido ligeramente a causa de tres cintas que, aunque más que decentes, han resultado ser tres ligeras decepciones. Y es que, las expectativas, a veces, son muy peligrosas aunque estés embriagado de la atmósfera festivalera.
'BuyBust'
Si la observamos con un pelín de cinismo, podríamos concluir que 'BuyBust' no es más que una suerte de versión de marca blanca de la impresionante 'The Raid', con la que no sólo comparte código genético en su tratamiento de la acción —sin el genio de Gareth Evans de por medio, eso está claro—, sino en su premisa, que sustituye la redada en el gigantesco edificio de la cinta indonesia por una operación policial en un suburbio de Manila.
Aunque su innecesariamente dilatado primera acto y algunas secuencias de lucha —poco creíbles y en las que se pueden ver los patrones de las coreografías— ensucien el conjunto, esta ensalada de tortas repleta de peleas multitudinarias, cuchilladas, tiros, muerte y destrucción ofrece un entretenimiento digno, pero bastante mejorable y a años luz de algunas de sus congéneres.
'Galveston'
Por desgracia, la falta de riesgo y su aparente obligación a no salirse del camino preestablecido limitan su drama criminal hasta transformar lo que podría haber sido notable en un filme más que decente, pero en absoluto especial. Por suerte, su exploración de las entrañas de Estados Unidos y de la psique de unos personajes atormentados marca de la casa Pizzolato hacen su visionado digno de nuestro tiempo.
'Killing (Zan)'
Con un punto de partida de estas dimensiones, Tsukamoto rubrica el enésimo ejercicio que explora los lugares comunes del género mientras la grandilocuencia nipona y sus estudios sobre el honor y el destino se mezclan con unas secuencias de lucha filmadas con el suficiente pulso como para disimular las modestas dimensiones de una producción que deambula sin alardes por unas tierras en las que muchas otras han cultivado la excelencia.
Via:espinof
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