‘El regreso de Mary Poppins’: una inesperada maravilla que define a la perfección la magia del cine

No hay exoplaneta que supere jugar
Nada más arrancar, y no sin antes comenzar a ablandarnos el corazón con los primeros acordes de su maravillosa banda sonora, 'El regreso de Mary Poppins' nos presenta su primer número musical protagonizado por Jack, el farolero londinense interpretado por un descomunal Lin-Manuel Miranda, que invita con su canción a iluminar una ciudad de Londres sumida en la oscuridad inherente a la era de la depresión de principios de los 30.
Este número, más que una introducción al uso, se revela como una declaración de intenciones que deja bien clara la función que pretende tener el filme. Mary Poppins está de vuelta para, al igual que hace con los que la rodean en la ficción, dar algo de luz a nuestras vidas con un auténtico festival de magia, color y música que deslumbra en cada uno de sus fotogramas y que se encuentra condensado en la que es, fuera de toda duda, una de las mejores cintas del ya casi extinto 2018.

'El regreso de Mary Poppins' recoge el testigo, en múltiples aspectos, del clásico que firmó Robert Stevenson, funcionando al unísono como secuela continuista —recuperando a los hermanos Banks, ahora adultos, y varios elementos argumentales de la original— y como sucesora espiritual, adaptando las señas de identidad formales y narrativas del filme de 1964 a los tiempos que corren en un producto brillante con potencial para cautivar a públicos de todas las edades.

Esta facilidad para abarcar y satisfacer a un espectro tan amplio de público radica en el modo en que Rob Marshall, quien ya demostró su innato talento para el musical en la intachable 'Chicago', equilibra el tono y estilo de la obra, abrazando un clasicismo delicioso que captura toda la esencia de la época dorada del género —así como la de la Disney más añeja y encantadora— mientras hace gala de un poderío audiovisual a la altura de las exigencias de las audiencias actuales.
Mary Poppins Returns Banks Children
Todo, absolutamente todo, en 'El regreso de Mary Poppins' está concebido para enamorar a todo aquél que decida entregarse a sus dos horas de entrañable y sorprendente espectáculo. Desde un diseño de producción que hace honor a la fantasía del universo de la niñera por antonomasia a un libreto nostálgico y excelentemente articulado, pasando por un reparto que inunda la pantalla con su carisma y entre el que destaca una Emily Blunt tan perfecta como su personaje y que consigue hacer sombra a su predecesora en el papel.

Por supuesto, el gran reclamo del largometraje está en sus geniales números musicales, que combinan música y baile evocando a sus mejores congéneres. Un cóctel de partituras emotivas, letras pegadizas y coreografías imposibles capaz de hipnotizar al patio de butacas, dibujar una sonrisa en todos los rostros que lo pueblan e, incluso, hacer brotar alguna que otra lágrima ante tantísima belleza concentrada.
Mary Poppins
Aunque, por encima de todo lo expuesto hasta ahora, incluso de las composiciones de March Shaiman y Scott Wittman, reina un elemento principal que otorga a 'El regreso de Mary Poppins' el estatus de clásico instantáneo y potencia hasta el extremo su impacto emocional. Ese no es otro que su agridulce y elaborado discurso sobre el duelo, el olvido y las connotaciones negativas de convertirse en adulto y perder progresivamente la percepción del mundo que nos rodea como algo único y extraordinario.
Mary Poppins Cast

Antes del número que clausura el tercer acto de la película, el personaje de Ben Wishaw reflexiona sobre su transición a la madurez y cómo esta le ha hecho olvidar lo que era ser un niño; hecho sobre el que muchos podemos vernos reflejados sin demasiado problema. Por suerte, 'El regreso de Mary Poppins', casi sin esfuerzo, consigue hacernos recordar y sentir a flor de piel todas las emociones propias de aquellos tiempos durante una proyección rebosante de inocencia, maestría cinematográfica y ese concepto abstracto al que muchos identifican como la "magia del cine".
Via:espinof

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