‘Triple frontera’ es una de las mejores películas originales Netflix: un soberbio thriller de acción con sabor añejo
Aunque los primeros pasos de Netflix en el terreno de las producciones propias estuviesen centrados en las series —con un debut de la talla de ‘House of Cards’—, la plataforma de streaming dio en octubre de 2015, con ‘Beasts of No Nation’, un lógico salto evolutivo que la impulsó a desarrollar largometrajes de ficción para su línea de Originals.
Desde entonces, y en contraposición al estimable nivel general de sus productos episódicos —superiores en número—, la apuesta cinematográfica de la compañía se ha mostrado muy irregular desde sus inicios, alternando decepciones o trabajos que no superan lo simplemente aceptable —ahí están ‘A ciegas’ o ‘Mute’ como muestra—, con grandes obras de la talla de la oscarizada ‘Roma’ o el hito de la ciencia ficción contemporánea ‘Aniquilación’.
Es dentro de esta última línea en la que se ubica ‘Triple frontera’; un nuevo logro de Netflix que abraza notablemente un tipo de cine cada vez menos cultivado y con cierto sabor añejo en un thriller de acción tosco, violento y salvaje con una fachada incapaz de ocultar la inteligencia latente en cada una de sus decisiones técnicas y narrativas.
El realizador de New Jersey ha vuelto a demostrar una vez más su excelente mano a la hora de gestionar tempos, atmósferas y acción, dando un empaque a su obra que contrasta con las tendencias actuales en el género. De este modo, sin perder un ápice de intensidad, Chandor desarrolla la trama con un estilo sobrio y pausado, centrado en un uso de la cámara y el montaje caracterizados por su precisión.
Ya no sólo complementándola, sino elevándose sobre la fantástica realización, el libreto de ‘Triple frontera’ destaca gracias a su dilatada y solvente narración y, por encima de todo, por una construcción de personajes que se alza como lo mejor de la cinta. El quinteto protagonista no solo está escrito con un mimo palpable e infinidad de matices que redondean los ya de por sí interesantes arcos de sus miembros; además hace gala de una dinámica de grupo con unas cotas de calidad que rivalizan con las alcanzadas por autores actuales como David Ayer.
Resulta innegable que durante el visionado de ‘Triple frontera’ puede apreciarse lo que parece un descenso en el ritmo, más severo durante el último tercio del metraje. Esto, más que un defecto, tan sólo es un efecto secundario del impresionante —y casi agotador— arranque de una película que asciende instantáneamente y por méritos propios al Olimpo particular de las producciones propias made in Netflix.
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