¿Es Disney demasiado grande? Así está transformando su dominio la industria del cine

¿Es Disney demasiado grande? Así está transformando su dominio la industria del cine
La compra de Fox, las maniobras de rivalidad con Sony a raíz del conflicto Spiderman, todo lo que estamos viendo anunciar durante la convención D23… Cada vez que nos cruzamos con alguna nueva noticia sobre Disney en los últimos meses más grande e intensa se hace una idea en nuestra cabeza. ¿Es la Casa del Ratón la nueva megacorporación más malvada del mundo? ¿Será acaso una Estrella de la Muerte con piel de cordero embarcada en una misión por eclipsar todas nuestras opciones de ocio para finalmente mermar nuestra imaginación, reduciéndola a un puñado de puritanos mitos bajo licencia? ¿No es ya demasiado grande?

No se puede negar que estamos ante el rey de la taquilla. Las siguientes son cifras de la primera mitad de 2019. La familia de estudios cinematográficos de Disney han generado 5.700 millones de dólares en las taquillas mundiales. Para entendernos, el total recaudado por los dos estudios siguientes, Warner Bros. y Universal, son 1.500 millones cada uno. Aun sumando todo lo que han hecho los puestos dos, tres y cuatro en el ranking de grandes estudios creadores siguen sin llegar al montante disneyiano. Ahora mismo Disney y su división 20th Century Fox ocupan el 40% del mercado cinematográfico, tanto el de taquilla.

No sólo es cuánto, sino cómo hace ese dinero Disney

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Mientras que Universal, Warner Bros y Sony han lanzado 11 películas cada uno a lo largo de 2019, a Disney le han bastado siete para hacer con ellas lo mismo que con las 33 de sus rivales. De entre sus estrenos sólo uno puede ser considerado una idea original, Penguins, un documental producido por Disneynature, y la que menos ha recaudado con diferencia. La pasta ha estado en la última de Los Vengadores, el remake de El Rey León, Capitana Marvel y Toy Story 4.


Es decir, mientras los demás gigantes todavía se permiten arriesgar con algunas ideas originales (el gran éxito de este año de Universal ha sido Nosotros, también han apoyado cosas como Ma o Green Book; Warner ha financiado ¿No es romántico? y La Mula), la fórmula del Ratón es la de repetir y ampliar franquicias… Y está demostrando que es el caballo ganador.

Técnicamente no está absorbiendo la cartelera, porque estrenan mucho menos (aunque cuando se estrena un Star Wars no hay espacio para ninguna otra película ese finde en los multicines), pero están absorbiendo personajes licenciados, sobre los que invierten mucho más de lo que nadie puede permitirse, fomentando entre la población una forma de ver el cine como evento social puntual para ver un blockbuster carísimo y espectacular, algo que está mermando el cine de presupuestos medios (entre 5 y 60 millones, dependiendo del poder económico de la compañía), un tipo de inversión que ha granjeado muchísimos de los grandes éxitos de la historia recordados por los cinéfilos.

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Aunque con este tema también hay algo de falacia. Según este interesante trabajo de investigación en base a datos y centrado en las carteleras estadounidenses, el porcentaje de películas de presupuestos medios no ha variado sustancialmente en los últimos 20 años. En teoría se lanzaban el mismo número de pelis de este requisito en 1997, y de hecho hay un repunte tras el final de la crisis.


Pero el diablo está en los detalles. Si desagregamos los datos y nos fijamos en la inversión, resulta que el presupuesto medio de estas películas ha pasado de los 45 millones a los 30 de ahora. Dramas, comedias, romances, horror y thrillers están cayendo frente a las categorías llamadas "aventuras" y "fantasía". Es decir, cine de franquicias y superhéroes. Todo esto, por cierto, está afectando enormemente a las estrellas de Hollywood, que eran quienes ayudaban a arrastrar a los espectadores a las salas en este tipo de obras. Como explicó aquí a la perfección Anthony Mackie, ahora tienen menos poder los actores y actrices que los personajes en sí.

No mires hacia abajo, mira hacia arriba

Pero sí, los expertos llevan tiempo observando que el público está dejando cada vez más de lado esas producciones medias. Sí, Booksmart, Rocketman y Nosotros han triunfado, pero no Casi Imposible (con Charlize Theron y Seth Rogen) o Super Maderos 2, así como tantas otras cada temporada. Las pocas que tienen éxito, se vuelven masivas; las que fracasan, lo hacen estrepitosamente. Todos apuntan al evidente problema inherente a la multiplicidad de la oferta de ocio.

Y he aquí por qué la cartelera no importa tanto. Desde hace ya algunos años el cine se está trasladando al entorno digital. Lo que importan a día de hoy son las VOD, o mejor dicho, ser un gigante del entretenimiento con una plataforma VOD importante. A fecha de 27 de agosto de 2019, Netflix tiene un valor de capitalización de 127.000 millones, Comcast (NBC, Universal, Dreamworks y parte de Sky) vale 197.000, AT&T (entre otros, los dueños de HBO y Warner) 255.000, y Disney 242.000.

Esta parecería una competición más o menos ajustada, pero corta de miras si lo expandimos al mundo del entretenimiento digital: Amazon mueve 874.000 millones y Alphabet (Google) 810.000. Estas tecnológicas, al igual que Apple y Facebook, se consideran a día de hoy rivales en el mismo terreno, todas ellas experimentan con distintas plataformas de streaming, con sus propios contenidos y estrellas.
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Las famosas leyes antitrust de finales de los años 30 en Hollywood, por las que se trastocó el sistema de estudios para siempre, aparecieron porque las majors habían creado lo que se conoce como un sistema vertical. Ellos eran dueños de las películas, pero también de los cines y las distribuidoras. Si eras un pequeño estudio, era imposible hacerles competencia desde fuera.

Por eso no sólo hay que fijarse en que Disney sea la dueña de buena parte de grandes marcas de ficción, sino también de que AT&T y Comcast son los dos principales proveedores de servicios de Internet (el equivalente aquí a Vodafone y Movistar) de Estados Unidos y que ya han dado señales de estar interesadas en comprar a Sony o a Paramount. Es decir, los dueños del medio empiezan a ser los dueños del contenido. El paisaje empresarial de medios es tremendamente complejo y cambiante, pero aquí tienes una pequeña aproximación.


Es decir, si lo que temes es la muerte de la creatividad en el cine, espera a ver qué podría ocurrir con la neutralidad de la red.

Via:xataka

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