Por qué hay motivos para entusiasmarse con ‘Matrix 4': la saga de las Wachowski es "un mundo sin barreras, sin límites ni fronteras”
Infinidad de líneas de código numérico verde recorren la pantalla mientras se escucha una conversación telefónica para, después de una transición, mostrarnos a un grupo de agentes de policía entrar en una habitación, iluminada únicamente por sus linternas y por la pantalla del ordenador frente al que está la mujer que pretenden arrestar. Parece haberse rendido y aceptar su destino.
Cuando uno de los agentes se acerca para esposarla, la mujer, embutida en un brillante y ajustado traje de cuero negro, se revuelve, rompiéndole la nariz y quedando suspendida en el aire durante unos mágicos segundos en los que la cámara pivota a su alrededor antes de proyectarle varios metros contra la pared de una patada en el pecho. El tiempo parecía haberse detenido, las leyes de la física desaparecido y mi mandíbula desencajarse hasta casi tocar el suelo.
Ahora, dos décadas después de la experiencia religiosa —que diría Enrique Iglesias— que viví en el lejano abril del 99, y superando por poco la treintena, el pulso vuelve a acelerarse al saber que una 'Matrix 4' está en camino, con Lana Wachowski, Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss a bordo. Y donde muchos anticipan desastres y hablan del agotamiento de la franquicia, yo diré que es una idea excelente. Qué excelente... ¡Es una idea cojonuda!
Un mundo sin barreras, sin límites ni fronteras
Las opciones para continuar explorando la figura mesiánica de Neo y la eterna lucha entre humanos y máquinas se antojan inagotables. Buena muestra de ello se encuentra, por ejemplo, en los cómics editados por las propias Wachowski; en los que autores de la talla de Tim Sale, Dave Gibbons o Neil Gaiman aportan su granito de arena al cosmos cyberpunk post apocalíptico de las de Illinois.
Desde el, para el momento, rompedor 'El último vuelo del Osiris' —que pude ver en pantalla grande antes de 'El cazador de sueños'— hasta 'Historia del chico', pasando por 'Récord mundial' o las dos geniales partes que recapitulan los hechos relacionados con el origen y desarrollo de la guerra contra las máquinas en 'El segundo renacimiento'; las nueve piezas muestran una riqueza y variedad conceptual que sólo invita a soñar con los muchos ángulos que podría abordar 'Matrix 4'.
Una 'Matrix' del Siglo XXI
Con esta frase, enunciada por Lana Wachowski acompañando el anuncio de de 'Matrix 4', la directora pone la miel en los labios a todos los que disfrutamos del impepinable espectáculo de la primera 'Matrix', apreciando a un mayor nivel sus múltiples y ricas lecturas teológicas y filosóficas. Y es que la creación de las Wachowski no revolucionó el panorama del blockbuster de finales de siglo sólo por sus efectos especiales.
En pleno 2019, con nuestro presente convertido prácticamente en una distopía ultratecnológica dominada por el big data, las redes sociales y las fake news, y con un ascenso más que preocupante de la extrema derecha y diversos movimientos reaccionarios en múltiples rincones del planeta; 'Matrix 4' se eleva como uno de los proyectos cinematográficos más oportunos que nos podría brindar un gran estudio. Veremos cómo se aprovecha todo esto.
Soñando con un tiempo bala hipervitaminado
Pensemos ya no sólo en los puntos álgidos de la primera 'Matrix', como el choque del helicóptero, el prodigioso uso del revolucionario tiempo bala o el refinamiento general de los VFX a cargo de John Gaeta; sino también en los de sus dos continuaciones —para el recuerdo quedan la alucinante secuencia de la autopista o la pelea en el Chateau de 'Reloaded', y la pelea final entre Neo y Smith en 'Revolutions'—.
Como rezaba la campaña promocional de 'Matrix Revolutions', todo lo que tiene un principio, tiene un final. Pero, visto lo visto, y a juzgar por todo lo expuesto en este texto, si sus responsables quieren, podemos tener 'Matrix' para rato. Porque, como decía Neo antes de echar a volar al ritmo de Rage Against the Machine en el final del filme del 99, el mundo de las Wachowski no tiene barreras, límites ni fronteras.
No sé vosotros, pero yo pienso tomar la pastilla roja sin pensármelo dos veces.
Via:espinof
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