Venecia 2019: ‘El oficial y el espía’. Polanski evoca la polémica de su propia historia en un thriller tan eficaz como convencional
Acudes a la gala de presentación o no. Entras o no entras al pase de prensa. Te sumarás a los previsibles aplausos o a los abucheos. No importa demasiado cuál sea tu elección porque la proyección de 'El oficial y el espía' ('J’accusse'), su presencia en la competición oficial, está obligando a todo el aparato de la industria del cine presente en Venecia a lo mismo: posicionarse políticamente acerca de la conveniencia de seguir dando espacio al cineasta que mantiene pendiente un juicio por violación desde hace 40 años.
Sacar el tema no es un capricho de la prensa, siempre deseosa de crear narrativas y polémicas para vender sus piezas. Es el propio dossier promocional de la obra el que habla de ello cuando podría perfectamente no hacerlo.
Un Polanski creativamente agotado
Sólo para dejarlo claro, la persecución a la que alude Polanski, sobre la que gira enteramente su película, es el caso Dreyfus, uno de los episodios más infames de la historia de Francia,
ejemplo de los primitivos linchamientos populares de la sociedad de
masas y también un hito de las cloacas del Estado y los peligros de ese
aparato que vive para autoperpetuarse en el poder llamado ejército.
Bien, ¿y todo este revuelo para qué? Viendo los resultados, la decisión es aún más injustificable. Las dos horas de 'El oficial y el espía' se pueden suplir sin ningún problema con una lectura de la entrada extendida de la Wikipedia de los acontecimientos históricos recreados. Suena frívolo esto, pero es una respuesta sincera.
Los 25 millones de dólares del proyecto, una de las películas más caras de la cosecha francesa, han garantizado unos
espectaculares valores de producción para un filme actuado, montado y
dirigido como la más convencional de las películas de sobremesa.
Nadie ni nada está fuera de lugar, el caso Dreyfus en sí es muy
nutritivo cinematográficamente hablando, ya que sus hechos componen un
thriller legal perfecto, pero como producto está obsoleto.
En caso de extrema necesidad de alguna obra así, mejor acudir a cualquiera de las últimas de Spielberg. Aquí la pantalla nos devuelve el reflejo de un director creativamente agotado o desinteresado. Una cosa muy triste. De la que no deberíamos estar hablando.
Via:espinof
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