'El desorden que dejas': la intensa miniserie del cocreador de 'Élite' para Netflix es un adictivo thriller a la gallega
Son varias las series españolas que han llegado a Netflix a lo largo de 2020, desde nuevas temporadas de bombazos como 'Élite' o 'La casa de papel' hasta producciones de estreno como 'Valeria' o 'Los favoritos de Midas'. Sin embargo, el honor de ser la última en llegar ha quedado reservado para 'El desorden que dejas', adaptación de la novela homónima de Carlos Montero que él mismo se ha encargado de convertir en una miniserie de ocho episodios que llega este viernes 11 de diciembre a la plataforma.
He de confesar que a priori mis dos grandes motivaciones para ver 'El desorden que dejas' eran volver a encontrarme algo tan adictivo como 'Élite' y el hecho de que una de las grandes protagonistas de la función estuviese interpretada por Bárbara Lennie, actriz a la que adoro desde que la vi por primera vez en 'Obaba' hace ya 15 años. Por ahí la serie me ha dado de sobra lo que creía y también muchas otras virtudes -y una “pequeña” pega- para acabar devorándola.
Engancha
Aunque una parte importante de 'El desorden que dejas' transcurre en un instituto, no consideraría justo hablar de ella como una especie de 'Élite' para adultos. Los parecidos están ahí en temas más generales como el hecho de tener que investigar una muerte, pero más allá de eso creo que tenía mucha razón Arón Piper cuando decía que estábamos ante otro tipo de thriller. Y también uno mucho más ambicioso en lo narrativo, ya que el principal cambio respecto a la novela original es que se hace mucho hincapié en los vínculos entre presente y pasando, dando mucha más voz a Viruca, el personaje al que da vida Lennie.
Esto permite a 'El desorden que dejas' ir desentrañando poco a poco el misterio y que la conexión del espectador con esa profesora muerta en lo que parece un suicidio crezca. Y es que Montero plantea la historia de tal forma que la historia de Raquel y Viruca parece condenada a seguir un camino muy similar y probablemente a llegar al mismo punto. La relación de ambas con sus parejas no pasa precisamente por su mejor momento y las dos reciben un peculiar chantaje.
Son muchos más los puntos en común, pero al acercarlas tanto al mismo tiempo que resulta casi imposible hacerlo físicamente, lo que se consigue es alimentar la curiosidad del espectador por lo que vaya a pasar exactamente con ellas. Y también limitar cualquier tipo de antipatía que puedan generar, ya que tanto Raquel como Viruca son personajes intensos y eso podría cansar a algunos espectadores, pero al ir rotando constantemente entre ambas es un sentimiento que se difumina por completo.
Además, tanto Inma Cuesta como Lennie están muy inspiradas en sus interpretaciones, enfocando cada una los personajes a su estilo, con Raquel transmitiendo más sensación de inseguridad -ahí resulta clave el retrato que se hace de su relación con el personaje interpretado por Tamar Novas-, mientras que Viruca no se si diría que es una creída, pero sí que parece empeñada en que es capaz de llegar a todo y de poco menos que hacer lo que le venga en gana sin que vaya a haber más consecuencias de lo que pueda pasar por su propia cabeza.
Casi todo encaja
Eso sí, esa mayor amplitud también llega a que otros personajes tengan su parcela de importancia, en especial el que cae en suerte a Piper, un personaje complicado con un claro componente visceral que el actor sabe transmitir con bastante acierto, tanto cuando se desata como cuando puede dar la sensación de que la prepotencia es lo que motiva principalmente su forma de ser. Hay otros trabajos destacables en el reparto, pero lo importante es que todos cumplen con sobrada solvencia, aunque en algunos casos tengo un pero que ponerles.
'El desorden que dejas' transcurre en un pueblo gallego y muchos de sus protagonistas no nacieron allí. Montero comentó en su momento que ese tema no fuera una limitación y que quería a los mejores actores para sus papeles y salvo por el detalle del acento es difícil discutírselo, y es que el trabajo realizado en esa dirección por parte de alguno de sus protagonistas es algo que no me convenció. Casi hubiese preferido que se siguiera el modelo de Viruca de que fuese prácticamente inexistente. Y que mi mujer, que es gallega, se estuviera quejando de ello casi cada dos frases es verdad que tampoco ayudaba y acrecentaba esa sensación. Pese a ello, el resto de sus interpretaciones lo compensa con creces, pero no elimina ese problema.
Más allá de eso es verdad que la serie se beneficia mucho de estar ambientada en Galicia, ya que da un aura diferente a 'El desorden que dejas', tanto por la belleza de los parajes naturales como para ir acrecentando la sensación de misterio y de que algo turbio está pasando en Novariz. Hasta ayuda a que visualmente se sienta diferente a lo que puede ir camino de convertirse en un estándar de serie Netflix. Y la guinda del pastel son sus preciosos títulos de crédito iniciales al son de una canción de Xoel López. Mira que quería saber cómo avanzaba la historia, pero más de una vez me dio ganas de dar hacia atrás para volver a verlos cuando en muchas series simplemente preferiría saltármelos.
Ademas, todo lo referente al misterio resulta convincente, sabiendo mantener la intriga y dosificando con acierto las sucesivas sorpresas para que aporten a lo que hemos visto con anterioridad en lugar de limitarse a ser meros golpes de efecto. Y la resolución es satisfactoria y cuadra con lo que se nos ha contado, que en casos así muchos tienden a acabar valorando lo que a ofrecido la serie únicamente en función de si su desenlace les ha gustado o no.
En resumidas cuentas
'El desorden que dejas' es una serie que se disfruta bastante, ya que te engancha con rapidez y luego va desvelando poco a poco y con habilidad todas las sorpresas que encierra en su interior. A eso hay que añadir lo mucho que aporta la ambientación gallega y un reparto muy bien elegido que se mete en sus personajes para redondear más el resultado final.
Via:Espinof
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