La historia de Michael Reeves, el destinado a futuro rey del terror británico que murió a los 25 años
Tres películas en tres años, siendo la última de ellas una pieza clave del horror británico que ha influenciado a varias generaciones de cineastas. Michael Reeves tenía 24 años cuando dirigió a Vincent Price en 'Cuando las brujas arden' ('Witchfinder General'), una obra clave de la cinematografía del Reino Unido y precursora del llamado Folk horror.
El origen del mal
Rodó su primera película a los 11 años. A los 23 se consagró con su obra maestra. Unos meses más tarde, moría. El británico Michael Reeves solo dirigió tres películas entre 1966 y 1968: 'El lago de Satán', 'Los brujos' y 'Cuando las brujas arden', su obra maestra. Pocos meses después de semejante hito, el joven director moría con solo 25 años, dejando tres largometrajes de escaso presupuesto y sobrado estilo (británico).
Reeves nació en Londres en 1944 y tras una educación en la escuela pública inglesa empezó a encadenar pequeños trabajos para Don Siegel y en películas europeas respaldadas por Estados Unidos como 'Los invasores' o 'Genghis Khan'. Después de trabajar en Italia para el productor Paul Maslansky en 'Il Castello dei Morti Vivi' lograría debutar con 'El lago de Satán'. Lastrada por restricciones presupuestarias, la película contiene algunos momentos notables, como la caza de brujas inicial, prácticamente un boceto para la apertura de la obra maestra que dirigirá un par de años más tarde.
El amor de Reeves por el cine comenzó joven. A los ocho años le anunció a su madre que quería ser director de cine y tres años después hizo su primera película, 'Carrion', protagonizada por su amigo Ian Ogilvy como un psicópata que ataca a una niña en silla de ruedas. Otro colaborador habitual de Reeves, el escritor Tom Baker, recuerda: "No solo quería hacer películas, quería hacer películas de Hollywood, así que tuvimos que aprender a mover la cámara. Para esto usamos el carrito de té de su madre con una Bolex de 8 mm en la parte superior".
Su segundo largometraje, 'Los brujos', ya se realizó en suelo británico para Tigon, una pequeña productora de películas de explotación. A pesar de su bajo presupuesto, Reeves pudo aprovechar las excelentes actuaciones de Boris Karloff y Catherine Lacey como un matrimonio de ancianos obsesionados con las libertades sexuales de una sociedad cada vez más frívola. Su visión sobre la experimentación sensorial podría verse como un comentario reflexivo sobre su experiencia en el cine.
La película se rodó rápidamente, de manera eficiente y con apenas presupuesto. "Volamos un Jaguar en Notting Hill sin permiso", recuerda Ian Ogilvy, tercer actor principal de la película. "La explosión rompió ventanas en varias calles alrededor, luego corrimos como el infierno. Sabíamos que si no obteníamos el plano que queríamos en pocos minutos terminaríamos en la cárcel". Reeves tampoco tuvo ningún problema en poner en peligro la vida de su reparto. Él y el actor filmaron una escena en motocicleta a 160 km / h. Ogilvy no llevaba casco y Reeves estaba en el maletero de un coche con su cámara, exigiendo al protagonista se acercara más y más hasta que estuvo a un metro de, objetivo.
Así llegamos a a 'Cuando arden las brujas'. Básicamente un western británico, una violenta historia de venganza basada en la vida de Matthew Hopkins, uno de los cazadores de brujas de Oliver Cromwell, que presuntamente ordenó la muerte de 200 personas entre 1645 y 1646. Hopkins, interpretado por Vincent Price, viaja por el campo de Suffolk con su matón mientras asesina a pobres inocentes para (supuestamente) limpiar la tierra del mal.
Pasándose de la raya con la persona menos adecuada, la ira de un marido destrozado interpretado (cómo no) por Ian Ogilvy, convertirá al cazador de brujas en la presa. Es una película brutal y violenta, pero filmada con exquisito gusto y una puesta en escena donde el paisaje inglés es protagonista. La fotografía de John Coquillon, la banda sonora de Paul Ferris y la dirección de arte del veterano Jim Morahan crearon una atmósfera inquietante que amplificaba una propuesta ya infalible sobre el papel.
Pero no fue un momento fácil para Reeves. A pesar de los resultados, la película se convirtió en un infierno lleno de angustia existencial para el director. Basada en la novela de Ronald Bassett, la historia estaba planeada para Donald Pleasence como cazador de brujas. La imposición de Vincent Price por parte de los inversores nunca fue bien vista por un director que despreció al actor constantemente. El director nunca pudo ocultar su decepción y la estrella no pudo reprimir su ofensa. "Joven", gritó Price, "he hecho 84 películas. ¿Qué has hecho tú?" Reeves respondió: "He hecho tres, pero buenas".
Tony Tenser, su productor, triunfó en el cine gracias a su ojo para el talento y su instinto para la publicidad. Fue el hombre que llevó a Brigitte Bardot al Reino Unido y acuñó el término "sex kitten". También financió el debut en inglés de Roman Polanski. "La mayoría de la gente piensa que se suicidó", dice Tenser, "pero no creo que eso sea cierto. Estaba bien con su novia y con los que estábamos alrededor. Solía tomar pastillas para ayudarle a dormir. Creo que pensaba que las había tomado y se había despertado en medio de la noche, olvidó que lo había hecho y tomó algunas más. Simplemente murió mientras dormía".
Su siguiente película, afirmaba Tenser en 2007 en una residencia de ancianos, se iba a llamar 'O'Hooligan’s Mob', descrita como una película al estilo de Bonnie y Clyde sobre el IRA. La secuencia inicial habría visto al héroe despertando de su sueño en un granero por una ruidosa meada de caballo. Directo y al grano. Su obra se magnificó con los años, pero tampoco necesitó que pasasen muchos. Cuando su película con Price se convirtió en un éxito, el actor envió una nota al director: "Estaba física y mentalmente indispuesto en ese momento particular de mi vida pública y privada", escribió Price. "Creo que has hecho una película muy buena".
Via:Espinof
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