Cómo 'Falcon y el Soldado de Invierno' cambia Marvel afrontando el conflicto racial de forma revolucionaria en el cine de superhéroes
La serie de Disney+ 'Falcon y el soldado de Invierno' (The Falcon and the Winter Soldier, 2021) busca explorar un mundo en el que los superhéroes Marvel viven en una realidad más asentada en el mundo actual, con movimientos inéditos en el universo, desde abordar la terapia, la inmigración y hasta el racismo, su sorprendente ángulo de drama realista para contar la historia de un hombre con alas y su compañero con un brazo de metal le permite también afrontar aspectos que el MCU tenía pendientes desde hace mucho tiempo.
No hay realidades alternativas ni grandes superpoderes de rayos mágicos, sino la realidad de dos superhéroes cualquiera, incluso secundarios, como Sam Wilson (Anthony Mackie) y Bucky Barnes (Sebastian Stan), mientras se enfrentan al mundo después de regresar del Blip, es decir, cuando la mitad de la población mundial volvió a la realidad en el final de 'Vengadores: Endgame'. Una oportunidad que la serie usa para corregir viejos errores, reescribir la narración de una década y dar nueva vida a la franquicia cuestionando lo que significa el Capitán América en un mundo en donde ya no está presente, pero sigue siendo necesario.
Más allá de 'Black Panther'
En sus 6 episodios, la serie tiene tiempo para espectaculares escenas de acción dignas de blockbuster y seguir la senda tonal de la saga del Capitán América o jugar con la simpatía del diablo a lo John Carpenter reinventando a Zemo, pero también es capaz de ofrecer un conflicto bien fundamentado e incluso profundo sobre simbolismo y raza, reapropiación e historia estadounidense, y sus implicaciones en el significado del heroísmo. Sus disertaciones sobre lo que simboliza o no Norteamérica, a través de la imagen el Capitán América son discutidas al resaltar la experiencia negra en el país, sin plantearlo, al menos de cara a la promoción de la serie, como un moneda de cambio a las cuotas o race baiting.
Esa experiencia, de la que vemos las ramificaciones personales a través del verdadero protagonista de la serie, Sam, está camuflada en los distintos momentos en los que vemos falta de reconocimiento, la identidad, los prejuicios y la historia del racismo de Estados Unidos. 'Falcon y el Soldado de Invierno' utiliza la vida ordinaria de Sam para establecer un nuevo significado al "héroe de clase obrera", y en su mirada rústica reside la clave de un tratamiento más valiente y preciso de las implicaciones de un superhéroe negro que una serie "de prestigio" como 'Watchmen' (2018) o la idea que vende la nominada al Óscar 'Black Panther' (2018).
'Black Panther' se erigió como un símbolo para la comunidad negra por su reivindicación del pasado africano de la comunidad de los Estados Unidos, que se planteaba como un símbolo negro claro, de orgullo y fuerza, pero la realidad es que el héroe interpretado por Chadwick Boseman, un noble de un país opulento y muy alejado de un afroamericano real, de la realidad de un trabajador de clase media o baja, no puede inspirar de la misma manera a un país, y no deja de colear la segregación comercial Disney de "película para segmentos de población".
Coherencia histórica y relevancia
Tratar temas raciales sigue siendo una decisión que se cuestiona en la ficción actual, pero lo cierto es que el mensaje social fue parte integral del contenido de 'Capitán América' y 'Los Vengadores' durante décadas, ya desde la portada de 'Capitán América Comics' número 1 en 1941, en la que el héroe golpeaba en la cara a Hitler, se trataban de una forma prevalente temas relacionados con el supremacismo blanco y política, por lo que las preocupaciones sobre el lenguaje y la representación no son nada nuevo, ni argucias para incomodar a la facción conservadora, sino un discurso de largo recorrido que finalmente se abre paso en el mainstream.
'Falcon y el Soldado de Invierno' afronta su contenido racial desde una posición diferente a la denuncia habitual y plantea el camino que debe recorrer un negro en América para ser un héroe también para blancos, por ello prescinde de los estereotipos formales que podíamos ver, por ejemplo, en 'Luke Cage', un personaje que, cuando aparecía en pantalla en el crossover 'The Defenders', era presentado con música hip hop, y se sumerge en el armazón de thriller político de la saga de Steve Rogers, poniendo también sobre la mesa el colonialismo y el nacionalismo de Nortamérica como un conflicto con el que debe lidiar su protagonista.
Los villanos de la serie son producto de esta posición de norteamérica, y lo que representa, por ello son un reflejo de lo que podría ser Sam Wilson. En su lucha, los Flag-Smashers realmente creen que son héroes, responden al estado del mundo, buscando un mundo sin fronteras. Esto resalta el peligro de la mejora de los derechos civiles para un grupo significa menos para otros, la justificación ética de ciertas luchas toca los temas del sentimiento antiinmigrante y las fronteras que han llevado en la vida real a campos de concentración para migrantes.
El conflicto de la representación
Si 'Watchmen' o 'The Boys' utilizan a los vengadores disfrazados para examinar la historia de racismo y colonialismo de los Estados Unidos, 'Falcon y el Soldado de Invierno' también se trata del legado racial a través del viaje de Sam Wilson, pero no incide tanto en la presión de los grupos racistas como en las dificultades éticas para abrazar desde las minorías los valores representados por un país lleno de pecados, un cuestionamiento que aparece desde 'Vengadores: Endgame' (2019).
Al final de aquella, el Capitán América original, Steve Rogers (Chris Evans) entregaba su escudo a su amigo Falcon, al que le parecía "que pertenece a otra persona". Por ello, el piloto de la serie mantiene esa impresión y se lo da al gobierno de los Estados Unidos para que lo conserve como la pieza estrella del museo del héroe. Hay un conflicto sobre la mesa. Steve era blanco; Sam es negro, y esto hace que el símbolo de Estados Unidos choque con el racismo, porque un Capitán América negro es una afirmación simbólica de que Estados Unidos debería representar tanto a unos y otros, exige que el país vea a los negros como un elemento central de su propia identidad.
Esto hace que el plato de 'Falcon y el soldado de invierno' esté más caliente de lo que se puede suponer en una serie de Marvel, más con un público objetivo de 12 años. Una serie como 'Watchmen', dirigida a un público adulto, trata el racismo a través de un superhéroe negro, Hooded Justice, un superviviente de Tulsa que luchó contra el Klan. Fue muy aplaudida, pero lo cierto es que su columna vertebral tan solo recicla el tropo del policía negro como una alternativa a una fuerza policial blanca, no es el activismo negro o la acción colectiva.
El policía negro, ¿héroe o traidor?
Su arco forma parte de la fascinación tradicional de Hollywood con la figura del policía negro, que ayuda a mostrar en la pantalla que el aparato del estado puede ser diverso e incluso antirracista, que el uniforme que ha vigilado e intimidado a los negros, puede reutilizarse para darles poder frente a la injusticia. Tras el movimiento Black Lives Matter, la crítica de la policía ha hecho que se desconfíe por completo en la institución y hay una reacción de Hollywood con un aumento de diversidad en la representación de las figuras de autoridad.
Hooded Justice es una figura con alianzas divididas, ya que su misión es que su raza simpatice con los policías negros, en lugar de cuestionar la institución y su racismo estructural, y la protagonista de la serie, Regina King, experimenta su linchamiento, utilizando la violencia racial y el trauma, modelando la reacción del público negro que se supone que debe identificarse con un policía mejor y más negro, y lo único que hace al traspasar su legado es pasar la capacidad de tener una nueva policía negra, no hay un conflicto inherente salvo eliminar a las "manzanas podridas".
Superman o Batman siempre han sido blancos, probablemente la indignación entre los fans por el cambio de raza sería tan grande que es difícil que se llegue a ver en algún momento. En 'Falcon y el Soldado de Invierno' asistimos al cambio del héroe más emblemático de Marvel junto a Spider-man (a quien para cambiarle de raza han tenido que duplicar, para que coexistan), pero en la serie es el gobierno el que no se siente cómodo cambiando el color del Capitán América, y es el propio hombre negro quien está enfrentado a las barras y estrellas, es el policía negro el que se cuestiona si es apropiado, no se trata de darle una paliza a los racistas infiltrados.
Un Capitán América blanco y un "Bucky" negro
Cuando Sam entrega el escudo, alguien del Departamento de Defensa de los EE. UU. le dice: "Has tomado la decisión correcta", pero sus ideas son recicladas en un discurso para presentar a un nuevo Capitán América: otro hombre blanco de cabello rubio y ojos azules. La "decisión correcta" es darle el escudo a alguien que se adapte a su idea tradicional de Estados Unidos, el primer recordatorio de la serie de cómo en realidad Sam y otros hombres negros son constantemente escamoteados y se les niega el valor incluso cuando su éxito es evidente.
Walker incluso tiene un compañero negro, Lemar Hoskins, Battlestar, (Clé Bennett), otro reflejo evidente del privilegio blanco, que perpetúa cuando insiste en cómo se ha "ganado" el puesto, sin considerar por qué Rogers elegió a Wilson, o su mismo compañero, en lugar de cambiar las tornas. De hecho, el casting de las dos parejas de diferentes razas nada casual, son el propio reflejo de la inversión del estereotipo racial bicolor, el blanco noble emparejado con el afroamericano secundario, menos refinado, y esto tendrá un carácter activo con el papel de Bucky en pasar el testigo.
Las Buddy Movies modernas trataron de hacer una inversión de roles conveniente, el hombre blanco se asalvaja, mientras que el negro se presenta como más respetable, haciendo del primero, de nuevo, el verdadero protagonista. Walker trata a Sam y Bucky como los pajes de Steve Rogers, su heroísmo es reducido al rol de compañero. En la raíz Buddy Movie de la relación de los protagonistas también hay una inversión del papel racial subyacente, ya desde que Rogers envejecido le entrega el escudo a Sam, Bucky asiente sonriente en la distancia. Tanto Rogers y El soldado de invierno quieren que el próximo Capitán América sea negro, hay una interpolación de roles que indica quién es el protagonista de esta serie. Quién es Batman y quién robin en el título.
El factor Isaiah Bradley
Puede que esa voluntad de Rogers y Bucky tenga algo de culpa interna, después de todo. La aparición en la serie de Isaiah Bradley lanza el subtexto racial de la serie a otro nivel. En el episodio 5, Bradley le explica a Sam que se convirtió en un súper soldado sin su conocimiento ni consentimiento y trata de despertarle. “Solía ser como tú hasta que abrí los ojos. Hasta que vi a los hombres, Red Tails, el famoso 332, luchar por este país solo para volver a casa y ver cruces ardiendo en sus céspedes”. La referencia es a los aviadores de Tuskegee, aviadores negros durante la Segunda Guerra Mundial. Eran conocidos por su valentía y por las colas rojas que pintaban en sus aviones.
Bradley explica cómo el gobierno le mintió a su esposa, diciéndole que estaba muerto, mientras estuvo en cautiverio y experimentó durante años. “Borraron mi historia. Pero lo han estado haciendo durante 500 años. Jura lealtad a eso, mi hermano. Nunca dejarán que un hombre negro sea el Capitán América. E incluso si lo hicieran, ningún hombre negro que se respete a sí mismo querría serlo". Un diálogo desafiante y socialmente relevante, o al menos para una serie de Disney dirigida a un público preadolescente, pero que además refleja experimentos gubernamentales atroces de la vida real.
El relato de Bradley tiene paralelismos con experimentación poco ética no tan alejada en el tiempo. Su experiencia con el gobierno de los Estados Unidos, usándolo y descartándolo como cobaya, muestra la cara oscura de la búsqueda de héroes, cuando los sujetos de prueba del súper soldado recibieron el suero que los transformaría se les dijo que era una vacuna contra el tétanos y la mayoría de los soldados no reaccionaron bien al suero, se volvieron inestables y finalmente murieron hasta que Isaiah Bradley fue el único que quedó.
El programa Tuskegee
El suero de súper soldado funcionó en Bradley, pero fue encarcelado tras rescatar a otros súper soldados capturados que el gobierno pretendía exterminar para ocultar la existencia del programa. Bradley ni siquiera pudo escapar del programa en prisión, ya que continuaron experimentando con él durante décadas durante su encarcelamiento. Todo este doloroso relato refleja un infame capítulo de racismo institucional (la cita a los Red Tails no es gratuita), cuando en 1932, el Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos comenzó un experimento para observar el curso de la sífilis no tratada en hombres negros que vivían en Tuskegee, Alabama.
Hasta 600 negros de clase baja, 399 con sífilis y 201 sin ella, se inscribieron en un programa en el que se les dijo que se les proporcionaría atención médica gratuita para su sífilis, un engaño deliberado, ya que nunca se les informó de su diagnóstico ni se les trató. Fingieron medicarles mientras les daban placebos para observar los efectos de la enfermedad sin tratar durante 6 meses,(para probar una aberrante hipótesis de que los afroamericanos tienen una capacidad especial de cura) y luego se continuó usándolos de cobayas durante 40 años, hasta 1972, a pesar de que la penicilina ya se usaba como tratamiento estándar para la sífilis en 1947.
Hasta 1997 el gobierno no reconoció ni pidió perdón a los 5 supervivientes y 'Falcon y el Soldado de Invierno' trata de incorporar ese pedazo de historia en su trama de programas de súper soldados. Cuando Bradley se enfrenta a Bucky y este le explica que ya no es un asesino, le contesta: "¿Crees que puedes despertarte un día y decidir quién quieres ser? No funciona así. Bueno, tal vez lo haga para la gente. Como tú", de nuevo poniendo el foco en el privilegio blanco, incluso entre las víctimas de experimentación.
La experiencia negra en América a través de los ojos de Falcon
Esta revelación deja a Wilson en un gran aprieto entre honrar a Rogers y la implicación de que asumir que el papel del Capitán América lo convertiría en un "tío Tom". La ética de Rogers no entra en cuestión, al desaparecer durante los años conflictivos, pero su legado deja pecados con una complicada conciliación, a pesar de luchar contra la supremacía racial malvada de Cráneo Rojo, el azul, blanco y rojo representa también el supremacismo en su propia tierra. Por ello, no debe subestimarse el mensaje que transmite el camino de Sam Wilson desde el segundo plano a su ascenso como Capitán América, más allá de la tendencia a simplificar las ramificaciones sociales de su significado.
Pero, aunque Sam tome conciencia en el episodio 5, la serie no ha dejado de plantear el problema de forma indirecta, ya desde que Don Cheadle apareciera como Rhodes, de forma, de nuevo, nada casual. Tenemos a dos hombres negros que comparten el mismo peso de ser secundarios, en una de las conversaciones como las que quizá han tenido en ocasiones y nunca hemos visto. En su paseo por la exhibición conmemorativa de Steve Rogers, Rhodes le pregunta por qué no se quedó el escudo, aunque su expresión durante el discurso de Sam deja ver que está de acuerdo con esa decisión, sabe exactamente por qué Sam no lo coge, por qué no está listo, o incluso no se siente merecedor del mismo debido a su color de piel.
Ambos son veteranos militares que sirven a un país que a menudo no les ha servido a ellos ni a su gente, son dos negros que se ven en un evento de blancos y se sonríen con complicidad, un reconocimiento sin palabras inédito que deja a la vista la falta de implicación previa del MCU en estos temas. Otros momentos de la vida de Sam confrontan otras situaciones. La hermana de Sam, Sarah (Adepero Oduye), sugiere de manera bastante directa que no puede obtener un préstamo por prejuicio racial de las instituciones financieras, y cuando Sam va con ella al banco lo comprueba en su propia piel.
La experiencia negra en América a través de los ojos de Falcon (II)
Cuando el empleado del banco reconoce a Sam como un Vengador y le pide que pose para unas fotos, incluida una con los brazos extendidos, para que se le reconozca como el Halcón, para él no es más que un atleta, un estereotipo con el que los negros de Estados Unidos tienen que lidiar como una barrera para su propio crecimiento, y por supuesto eso no le asegura el préstamo, con la excusa de que las políticas han cambiado después del regreso, a lo que Sarah replica que es curioso cómo las políticas siempre parecen cambiar solo para algunas personas.
El uso de la tragedia como un medio para restituir la discriminación según la legislación y el gobierno lo usando para "regresar a la normalidad”, deja ecos de una realidad reciente de América, cambiada tras sucesivas crisis. Sam no acepta el legado del Capitán, pero se niega dejar que su hermana venda su casa y el barco de pesca familiar. Cuando Sam reconstruye su barco hay una proyección del país, y de su propia identidad, dejando implícito que las cosas pueden estar mal pero hay esperanza de que puedan mejorar. Es un hombre más, con los mismos problemas económicos que su raza, y quizá no tenga nada más más adelante.
Tras el primer encuentro con Bradley, Sam pregunta a Bucky por qué nadie le informó de su existencia, y cuando levanta la voz contra el hombre blanco, la policía entra en el vecindario de la nada, y un par de policías blancos asaltan directamente a Falcon, al que ignoran y piden su identificación."¿Este hombre te está molestando?" pregunta uno a Barnes, que le informa al policía de que es un Vengador "Lo siento, no te reconocí sin las gafas", un clásico movimiento policial racista que incluso senadores afroamericanos afirman haber vivido en muchas ocasiones.
El escudo como símbolo manchado
El escudo en 'Falcon y el Soldado de Invierno' tiene un valor similar a la espada Excalibur del rey Arturo para Marvel Cómics, un objeto que incorpora la esperanzas e ideales como nación, pero también un monumento a una época pasada y la historia de la gente que acaba de dejar de lado, y Falcon tiene una sensación ambivalente, porque realmente cree que se puede argumentar que las barras y estrellas representan inherentemente la opresión. Cuando Walker toma el escudo como arma y mata de forma psicopática a uno de los "Flag Smashers", multiplica ese significado con la sangre sobre los colores.
Cuando Falcon limpia el escudo de sangre es desgarrador, complicado y lleno de significado sutil. El idealismo estadounidense más ingenuo, que tiene también la cara de su amigo Steve, se muestra empapado del imperialismo militar de Estados Unidos y el racismo. La imagen de Mackie con el instrumento une todos los hilos temáticos actuando como una metáfora de la nación y su propia historia sombría y violenta, desde la esclavitud y la xenofobia, a la relación de Estados Unidos con el resto del mundo.
A pesar de las palabras de Bradley, Wilson decide asumir el peso del vibranium. "¿Qué sentido tendría todo el dolor y el sacrificio si no estuviera dispuesto a levantarme y seguir luchando? ¿No debería el Capitán América ser más que un símbolo?" dice, cree que aceptarlo podría conducir a un cambio positivo. Su decisión no es negar el problema de los colores, sino aceptarlos, pero también hace un valioso trabajo de presentar cómo surge la reapropiación de símbolos, una respuesta clave en la historia de la cultura afroamericana, que se caracteriza precisamente por ser reabsorbida por la blanca, del rock'n' roll al hip hop, ¿por qué no darle la vuelta y asumir el papel para hacer el paso contrario?, ¿Qué podría ser más provocador que hacer a Elvis negro?
Un nuevo Capitán América
En última instancia, su decisión importa en términos del arco de la serie, pero en una perspectiva más amplia, el hecho de que lo hubiera rechazado tendría también sentido. Lo importante es que 'Falcon y el Soldado de Invierno' ha hecho su trabajo cultural para conectar la ficción más mainstream con algunas de ideas más relevantes de la vida estadounidense actual, a través de una narrativa central que nunca se despega del viaje de Sam, ganándose cada momento de épica y significado del momento de aparición final, pese a que lo importante es que ese traje supone un problema, de una u otra forma.
Importante también para este viaje el papel de Bucky. Desde su reticencia inicial a Sam por rechazar el escudo, a comprender por qué le pesa el doble y no tratar de aprovechar la situación y utilizar a Zemo como moneda de cambio del favor a su amigo, un nuevo traje hecho en Wakanda, completando también la inversión de roles, es el "ayudante" blanco del héroe principal, que lo es sin necesidad de dopaje, reafirmando la idea de que no es un superhombre, tan solo un tipo negro con un barco, lo que, en el contexto de la temporada, con sueros supremacistas, y blancos que aceptan la inyección para poder estar a la altura, amplifica su significado.
Cuando Sam se presenta en sociedad expulsa todo en un discurso que muestra la zona gris en donde se encuentra "Soy un hombre negro que lleva las barras y estrellas. Cada vez que tomo este escudo, sé que hay millones de personas que me van a odiar por ello. Incluso ahora, aquí, lo siento. Las miradas, el juicio. Y no hay nada que pueda hacer para cambiarlo. Sin embargo, todavía estoy aquí. Sin súper suero, sin cabello rubio ni ojos azules. El único poder que tengo es que creo que podemos hacerlo mejor". Su aparición es bendecida por la multitud, en una de esas escenas de cómic clásico en las que el pueblo se emociona con sus héroes. Pero aquí la raza de los enfocados rebate la duda de Sam.
El speech, honesto y sin miedo a los cinismos facilones de las redes, plantea que no solo los blancos con prejuicios lo odiarán, sino los que piensen como Bradley (antes de darle su bendición), los de su propia comunidad, también. Si los superhéroes representan las buenas aspiraciones, también pueden reflejar sus peores cualidades y pecados, pero incluso si los Estados Unidos blancos no quieren un Capitán América negro, es lo que ahora tienen y esto es una idea potente porque la nueva cara visible de Marvel, guste más o menos, es de un hombre de raza negra. El detalle final con Bradley, es probablemente uno de los momentos más sinceramente emotivos del MCU.
Sam deja claro que no va a ser un símbolo nacionalista, sino como un puente entre las divisiones; alguien para todos, deja la idea de que lo que define a un héroe hoy no equivale a lo que lo hacía a Steve, lo que evidencia la fragilidad de la idea del sueño americano, pone la libertad en la mira, lo que convierte 'Falcon y el Soldado de Invierno' en uno de los proyectos más importantes de Marvel, no solo por ser capaz de poner las ideas en frente, aunque no acabe de posicionarse, marcando distancias con los éxitos de taquilla del estudio, incluso con la reciente 'Wandavision'.
El viaje de ida y vuelta de Sam está recubierto de acción y emoción, pero al mismo tiempo anima al público a leer entre líneas, a verlo desde diferentes perspectivas y dejando espacio al debate y el cuestionamiento sobre la representación de la comunidad negra en el mundo de los superhéroes, una discusión sobre las figuras de autoridad y orden, justo cuando EE.UU. ha visto el juicio del ex oficial de policía de Minneapolis Derek Chauvin, condenado por asesinato y homicidio involuntario en la muerte de George Floyd. 'Falcon y el Soldado de Invierno desafía a reevaluar la propia popularidad actual de los superhéroes en la cultura en pleno fin de ciclo de una era dorada, y es que ya lo dice un personaje al inicio del piloto: "Necesitamos nuevos héroes, unos adecuados para los tiempos que vivimos".
Via:Espinof
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