'Despierta la furia': un Guy Ritchie más contenido que de costumbre firma un sorprendente thriller de venganzas
Con el paso de los años, y en lo que se refiere estrictamente al medio cinematográfico, el término "autor" se ha ido pervirtiendo progresivamente, alimentándose de cierto deje elitista que tiende a ningunear cineastas asociados a géneros concretos o con voluntades menos introspectivas, por así decirlo. A fin de cuentas, susodicho estatus no deja de estar concedido por una serie de señas distintivas y temáticas reconocibles en una filmografía, lo cual hace tan autor a Carpenter como a Kusturica.
Dentro del grueso de realizadores en activo que no temen en atraer al gran público mientras esgrimen orgullosos su sello autoral se encuentra un Guy Ritchie que volvió a resurgir cual ave fénix en 2019 con su hilarante 'The Gentlemen: Los señores de la mafia' después de que la factoría Disney erradicase por completo su código genético del terrible remake en acción real de 'Aladdin'.
Dos años más tarde, el de Hatfield vuelve a la carga con 'Despierta la furia'; un thriller criminal cien por cien marca de la casa e hipervitaminado con una buena dosis de acción de alto voltaje que, aunque no sea una de las piezas más personales de su director en cuanto a estilo respecta, sí se cuela entre el nutrido grupo de aciertos de su prolífica carrera.
Venganza a la Ritchie
Es muy probable que el espectador que acuda a 'Despierta la furia' esperando encontrarse con el Guy Ritchie más libre y desatado termine ligeramente decepcionado al toparse con una realización y una puesta en escena mucho más prudentes y contenidas de lo que cabría esperar; probablemente condicionadas por la condición de remake de la película, que adapta el título galo 'Le convoyeur' de Nicolas Boukhrief.
Salvo en momentos muy puntuales en los que sí hacen acto de presencia, lejos quedan esos jugueteos con una cámara y un montaje libres y espídicos. En su lugar, encontramos un tratamiento formal más académico que de costumbre pero que, por otro lado, potencia la extraña sobriedad del conjunto sin suponer ningún tipo de lastre para unas escenas de acción salvajes y contundentes que encuentran su cenit en un clímax realmente espectacular.
Pero esta relajación eventual de su habitual vigor narrativo no es sinónimo, bajo ningún concepto, de la ausencia total de la esencia Ritchie; presente en esta ocasión a través del tono, la estructura, y de un Jason Statham que vuelve a hacer dupla con el realizador, dando rienda suelta a esa chulería innata y a esa voz áspera en un papel hecho a medida.
Los diálogos salvajes, el tono falsamente solemne adulterado con un aura de comedia —muy— velada de lo más negruzca y esa fanfarronería encantadora tan característica son sólo pequeños añadidos que salpimentan a la gran estrella de la función: una narrativa no lineal cocinada en la sala de edición que redimensiona por completo la cinta.
Dice la teoría del guión que el mid Point de un largometraje debe transformarlo por completo en algo completamente diferente, y en el caso de ‘Despierta la furia’ esta premisa se cumple al pie de la letra; articulando un interesante cambio de punto de vista que hace mutar el thriller de venganza al uso en un filme de atracos que supera con creces a homólogas recientes como ‘Triple 9’ o ‘Juego de ladrones’, y que puede mirar cara a cara a referentes modernos como la imperecedera ‘Heat’ de Michael Mann.
Finalmente, ambas vertientes de la película convergen en una última escena tan anhelada —fantástico uso de la anticipación— como satisfactoria. Una guinda en un apetecible pastel que no puede evitar deambular entre lugares demasiado comunes de los dos subgéneros explotados y que, aún así, despunta entre sus competidoras gracias a un Guy Ritchie que, aunque sólo manifieste su carácter a medias, sabe perfectamente cómo brindar al respetable un espectáculo electrizante y cargado de autoconsciente y deliciosa masculinidad tóxica.
Via:espinof
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