'Ninja Turtles: Caos Mutante' es un Cowabunga demencial: la mejor película del grupo de mutantes adolescentes demuestra por qué su evolución continua las mantiene intrageneracionales
Decía James Rolfe, en una de las cosas más cabales que nadie ha dicho sobre las Tortugas Ninja, que cada generación ha tenido "su" versión, y es imposible que no la vean como "la auténtica". Desde los que no aceptan que se salgan de los trazos y las tramas sencillas de la serie de los 80 hasta los que disfrutaron con los diseños más modernos y diferenciadores de 'El ascenso de las Tortugas Ninja', este grupo ha sabido cómo perdurar a lo largo de cuatro décadas amoldándose a los gustos del público. Y, de alguna manera, lo han conseguido sin quedarse rancias por el camino.
¿Y tú de quién eres?
Eres muy libre de creer que las Tortugas Ninja que tú disfrutaste son las únicas que valen y el resto han sido simples imitaciones, pero lo cierto es que si nos vamos a "las verdaderas" tenemos que abrir el melón del cómic original, un retrato feísta guionizado y dibujado al alimón por Peter Laird y Kevin Eastman que fue haciéndose progresivamente más oscuro a medida que se iba desenvolviendo y en el que los mayores retales de humor venían del concepto en sí mismo: tortugas ninja mutantes adolescentes. Los primeros en "traicionar el original" fueron los que la lanzaron a la fama infantilizándola en aquella serie primeriza que no ha aguantado nada bien el paso del tiempo.
Sin embargo, dejó dos cosas: un tema principal absolutamente fabuloso y un poso necesario en el que se ha apoyado la franquicia a lo largo de los años, que ha mezclado la visión que los fans tienen de la saga, deformándola y mejorándola. Cada nueva versión de las Tortugas Ninja (con la excepción de la horrible 'La nueva mutación') cogía todo lo anterior y lo asimilaba sin dejar por ello de contar su propia historia a su manera. 'Ninja Turtles: Caos mutante' hace algo aún mejor: selecciona solo lo mejor de todas las adaptaciones que se han hecho hasta ahora, lo bate a la perfección y lo une con una personalidad propia inaudita. Se siente como una película de las Tortugas Ninja, pero es algo más: la mejor de todas ellas.
Es apreciable a simple vista el salto al vacío que Seth Rogen y el resto de productores han alentado en esta cinta, que no duda en arriesgarse como única vía posible para ganar, especialmente en unos diseños feístas (especialmente en los humanos), repletos de curvas y dobleces, como sacados de un fanzine ochentero. 'Ninja Turtles: Caos mutante' no quiere agradar al espectador ni infantilizar en exceso lo que nunca fue una historia para niños, sino para adolescentes y adultos. El mundo de las Tortugas Ninja (y mira que tienen un buen registro) nunca se había visto tan cartoon, tan elástico, tan underground, tan sucio. Estos no son los héroes con los que creciste. Por suerte.
¡Cowabunga!
No temas. En este nuevo paso dentro de la animación, y por mucha ruptura que parezca con todo lo anterior, las señas de identidad siguen ahí: viven en las alcantarillas, se arriesgan con aventuras en la superficie, comen pizza, April O'Neil les ayuda, Splinter les enseña lo que sabe (aunque su historia y personalidad es la que más ha variado) y hasta Bebop y Rocksteady tienen un papel estelar. Pero, al mismo tiempo, saben definirse por sí mismas, como una buena adaptación que añade al legado en lugar de simplemente aprovecharse de él.
Y para mostrarlo hace gala de una animación que está lejos de copiar la de 'Spiderman: un nuevo universo'. Digamos que ambas tienen un tatarabuelo lejano, pero cada una se ha ido por su propia rama. 'Ninja Turtles: Caos mutante' utiliza el CGI para crear una especie de stop motion digital, con momentos que casi parecen sacados de una película de Nick Park y Peter Lord: las caras se deforman, los frames por segundo disminuyen, la acción se siente especial y artesana, absolutamente opuesta al preciosismo visual de Pixar pero también a la gracilidad de la saga animada de Miles Morales. Es injusto compararla con nada, porque es exactamente lo que quiere ser: ella misma.
Y para ello no escamotea en la acción loca y el humor desenfrenado, las dos cosas que han hecho reconocible a la franquicia en cualquiera de sus iteraciones (salvo cómics como el genial 'El último ronin', por ejemplo). Pero esta vez añade uno más que la hace especial: el corazón en el sitio adecuado. Eso no significa, ni lejanamente, que la película sea sentimental o fuerce la lágrima, pero lo consigue gracias a unos personajes modelados a la perfección emocionalmente. Raphael, Donatello, Leonardo y Michelangelo no solo son unos incomprendidos y unos parias sociales a su pesar: además, son conscientes del lugar oscuro al que les podría haber llevado la vida cuando se ven en el reflejo tenebroso de Superfly, el villano de la función.
¡De puta madre!
'Ninja Turtles: Caos mutante' no es perfecta, y cae en un exceso de simplificación a la hora de perfilar al villano, que se presenta tarde y de forma no muy resultona, pero en el fondo no tiene más personalidad que la de funcionar como reverso tenebroso de las Tortugas. De hecho, el tercer acto, pese a su originalidad, cae un poco descompensado respecto al resto de la cinta porque nunca termina de ser una amenaza realmente fuerte y la acción se siente un poco apresurada. Ojo, eso no significa que no vayas a seguir emocionándote y riendo a mandíbula batiente, pero algo que mejorar habrá que dejar para la inevitable segunda parte.
'Ninja Turtles: Caos mutante' podría haberse varado y dejar que la corriente de adaptaciones del cómic le llevara plácidamente hasta una orilla de conformismo y rutina, pero en su lugar decide ir con todo como si fuera la última opción que las Tortugas tienen de triunfar en el audiovisual, volviendo a sus inicios pero al mismo tiempo innovando y sin dejar de lado todo lo aprendido a lo largo de las diferentes versiones: las señas de identidad de la serie de los 80, los cuerpos exagerados de 'El ascenso de las Tortugas Ninja', el Nueva York feísta del cómic original, las escenas más oscuras de la animación de 2003, la fabulosa cohesión de la de 2012. Y todo ello sin dejar el "Cowabunga", las pizzas y la ciudad de Nueva York. Innovando exactamente lo justo y necesario.
Decía al principio que cada generación tiene sus propios personajes, pero los de 'Ninja Turtles: Caos mutante' son intrageneracionales: un grupo con personalidad propia, comedia a raudales, acción loca y muchísimo corazón que, como siempre, no ha parado de crecer en todos los sentidos. Porque eso son las Tortugas Ninja: un grupo en constante evolución, tanto en tramas como en personalidad y diseño que jamás se ha quedado fijo, como una foto en la nevera, pese a las peticiones del público más nostálgico. Por eso ha podido navegar durante cuarenta años en un estado de forma perfecto. Y esta película es la muestra de que aún nos quedan muchos nunchakus por sacar contra el Clan del Pie.
Texto:Randy Meeks
Foto/Via: Espinof
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