Esta serie es mucho más que una espectacular historia de superhéroes y violencia desatada. La temporada 2 de 'Invencible' confirma que estamos ante una grandísima adaptación de comics
En esta pequeña serie de artículos en Espinof donde repasamos los cómics y las series que adaptan, hemos tenido de todo: cómics de buenas ideas pero no muy finos que dan lugar a series superiores, a cómics y series que empatan en sus aciertos y fallos...
Pero con 'Invencible', una serie que nos ha gustado y de la que Víctor 'Estajanovista' López hizo una crítica estupenda al respecto, me encuentro en una tesitura como la de 'Sandman': cómic y serie son tan buenos, y a la vez tan distintos, que quiero quedarme con los dos.
El friki del millón de dólares
La historia de Robert Kirkman es la típica de superación, trabajo duro y llegar en el momento justo con el material correcto. De pequeño, veía las películas de terror a escondidas, en medio de una educación religiosa, y la perspectiva laboral que le ofrecía su padre era la de viajar en camioneta dedicándose a la chapa. Ni siquiera supo de la existencia de las pelis de zombis hasta que se independizó de casa.
Empezó como muchos artistas, autopublicando su trabajo, hasta que consiguió llamar la atención de Image Comics, la tercera editorial de cómics más importante de Estados Unidos. Y una de las que más apuestan por nuevos talentos gracias a su política de arriesgarse y compartir regalías, mientras dejan los derechos de autor siempre a disposición de los autores originales.
En Image crea 'The Walking Dead' para canalizar su pasión por los no muertos, cuya fama y cada vez más expansiva y decepcionante producción audiovisual no hace falta recalcar. También un cómic de superhéroes que no parece que vaya a inventar la rueda, pero sí a levantar una franquicia sólida: 'Invencible'.
Entre sus créditos también se incluyen los Marvel Zombies que, si bien dieron sus primeros pasos en la editorial de Spider-Man con Mark Millar (otro al que hemos visto por aquí), alcanzaron el estrellato y algo parecido a una línea argumental a seguir a partir de entonces.
Si no ha quedado claro después de los repasos que le hemos dado a 'The Walking Dead', lo que Robert Kirkman siempre impulsa en las adaptaciones de sus obras es que se diviertan y diverjan del material de partida. Como productor y muchas veces guionista, le gusta probar nuevos vericuetos narrativos, lo que da una nueva vida a las historias. Vamos, que si deseas fidelidad 100%, quédate con el cómic.
Entre Superman y Goku
El punto de partida de 'Invencible' ni siquiera es muy original: se basa en la premisa de que un sosias de Superman, Omni-Man, viene a nuestro planeta con la intención de conquistar, pero antes se hace pasar por una entidad benigna y protectora para probarnos. Vamos, más cercano a 'Dragon Ball' que a 'Superman'.
Y ese Superman tiene un hijo, que es el protagonista del cómic: el joven Mark Grayson, cuyos poderes despiertan (¡por fin!) poco antes de la mayoría de edad humana. Todo debería pintar muy bonito, una historia de madurez con poderes tirando a ingenua, pero a los seis números, y después de enfrentamientos coloridos y reinterpretaciones de personajes y situaciones clásicos, Mark descubre que su padre ha matado al grupo de superhéroes más importante de la Tierra.
A partir de ahí, el cómic va girando alrededor de las responsabilidades de Mark, que tiene que cargar con el legado de su padre y, a la vez, prepararse para una eventual invasión. Por supuesto, congenia con un montón de superhéroes, se granjea unos cuantos enemigos, tiene dudas sobre su propia naturaleza moral...
Lo más destacado es que, aunque 'Invencible' se ambiente en el mismo universo Image que tiene a otros personajes como Savage Dragon o SuperPatriot, se puede permitir avanzar en su propia historia y llegar a un punto y final satisfactorio. Un final del camino que personajes como Spider-man, Superman o Batman no se pueden permitir.
'Invencible': del dibujo estático al animado
Si empiezas leyendo el cómic, puedes creer que no hay mucho margen de mejora, en especial a medida que se suceden los números y el propio Kirkman avanza como narrador. Pero la serie de animación de 'Invencible' demuestra que, en realidad, se podía hacer mejor. Que Kirkman hace bien en dejar margen a las adaptaciones para que encuentren otras soluciones y otros ritmos.
Y voy a adelantar mi conclusión: en términos generales, la versión animada es la mejor y definitiva, al menos hasta que veamos si se materializa de verdad esa adaptación de imagen real que nos prometieron hace años.
Más rápido, más fuerte, más emocionante
Empecemos por la velocidad a la que se suceden las tramas. Más o menos, lo que sucede en los ocho capítulos de la primera temporada de 'Invencible' condensan casi una veintena de cómics, mientras que el especial de 'Atom Eve' convierte por arte de magia cuatro números en un especial de cuarenta minutos.
Cualquiera diría que vamos a perder complejidad, que se descuidarán algunas tramas o que el material desechado se echará de menos... y esa persona cualquiera estaría muy equivocado.
'Invencible' quita mucha de la paja que hace disfrutable un cómic mensual de 24 páginas para quedarse en su esencia, para destilar los mejores momentos y potenciarlos con una narración mucho más centrada en los personajes y sus sentimientos. No necesita hacer tiempo para poner el siguiente ladrillo en el esquema general de las cosas, sino que cada paso avanza hasta la conclusión con esmero.
En el principio de su segunda temporada, en un montaje musical, se ventila varios enfrentamientos que en los cómics ocupaban páginas y páginas. Un sacrificio necesario para ir al meollo.
Quizá a los amantes de estructuras narrativas algo más livianas, este cambio les aterre, pero lo que otros como Zack Snyder no entienden es que los tiempos de las viñetas y los fotogramas son distintos. Y cada medio debe velar por la mejor forma de contar las cosas de acuerdo a sus posibilidades.
Puñetazos a la barriga
Esta concreción ha llevado a una batería de cambios y nuevas escenas que suman, y mucho, a la historia. En el cómic, salvo Mark e Eve, el resto de personajes desfilan con liviandad, esbozados y limitados a ser el frontón sobre el que arrojar a los protagonistas, aunque los secundarios principales tienen la suerte de que se les superponen capas y capas con el tiempo. Incluso Mark tarda varios números en conseguir entidad.
Pongamos de ejemplo a Amber, la novia que se echa Mark en el instituto. En el cómic, se trata de una estudiante que antes sospecha que su novio es traficante que superhéroe y se toma las cosas de forma muy ligera. ¿Que mi novio es superhéroe? Qué guay. Su contrapartida animada, sin embargo, se enfada con Mark porque deduce sola que él es superhéroe... pero no confía en ella lo bastante como para decírselo antes.
De los más beneficiados son Debbie (Sandra Oh), la madre de Mark, y Cecil (Walton Goggins), esa especie de Nick Furia que trabaja para el gobierno y se encarga de mantener a raya el mundo superheroico. La primera porque tiene todo un arco de personaje, en el que sospecha de la implicación de su marido en el asesinato de superhéroes o teme por la vida de su hijo.
Cuando se enfrenta a su futuro exmarido, que podría hacer una batucada con su columna vertebral, y le confiesa que sabe a ciencia cierta que él ha matado a sus amigos, te entran ganas de levantarte y aplaudirla. Y de teleportarla lejos de allí, por si acaso. Y por eso, cuando Omni-Man revela que la considera una mascota duele oírlo como le duele a ella.
El segundo, Cecil, porque en vez de limitarse a aparecer de fondo, se le ve manejando los hilos... y también el peso de sus decisiones. Prefiere ver por dónde tira Omni-Man y, llegado el momento, consigue organizar varias de las amenazas que se vieron en capítulos anteriores para una matraca final.
No te fíes del hombre del mostacho
De todos los personajes beneficiados, Nolan (el padre de Mark, a quien pone voz J.K. Simmons) es el que consigue mucha más entidad y tridimensionalidad. Podría haber sido un Superman asesino parecido al Patriota de 'The Boys' o un mamporrero amoral de Mortal Kombat, pero a lo largo de la serie se expresa con varias frases que adquieren un significado distinto cuando conoces el final de la primera temporada. Solo por Omni-Man, la serie merece un revisionado.
Como pasa con otros, deja de ser un truco de guión para devenir en una persona casi real, un padre atento y preocupado por el bienestar de su hijo. ¿Cuánto por interés viltrumita y cuánto por verdaderos sentimientos de amor?
Mientras que su batalla final, en el cómic, las palabras de Mark bastan para convencer a Nolan de que le deje con vida, en la serie entienden que un medio visual necesita algo más. Y se sacan un flashback magistral que conecta la infancia y la juventud de Mark a través de sus dientes. Después de la escena, sí puedes creer que Omni-Man prefiera largarse al espacio antes que proseguir la conquista de la Tierra.
En el cómic, necesitan construirle como personaje tridimensional tras su marcha; en la serie, eso precisamente ya lo es y duele más su traición, ataque y partida.
Este chico está más despierto
Hablando de tridimensionalidad, de mejora, la serie también se beneficia de una conciencia más acorde a nuestros tiempos y abraza la diversidad.
Asume que el blanco no tiene por qué ser el color por defecto para todo. El protagonista, de entrada, tiene ahora ascendencia coreana. Un cambio motivado porque quien le da voz es Steven Yeun., nuestro querido Glenn de 'The Walking Dead' o Ricky Park en la estupenda '¡Nop!'
Su novia del instituto, Amber, ya no es rubia, como en el cómic, sino afrodescendiente (como su actriz de voz, Zazie Beetz). El superhéroe Rex Splode tiene un tono más oscuro de piel, semejante al del actor que le pone voz, Jason Mantzoukas. Creo que ya pillas un poco lo que está pasando aquí.
El cambio es más que estético, que el cómic parece un capítulo de 'Sensación de vivir' y afecta también a su enfoque. En las viñetas, los diálogos entre Mark y su mejor amigo, William, están llenos de ese rollo tan pasado de moda de "no homo"... y eso que luego William se revela como homosexual. En la serie, al tercer capítulo ya está William coqueteando abiertamente con otro hombre.
Porque adaptar un material también significa entender el contexto en el que se creó... y el que rodea a la adaptación. Y encontrar la mejor forma de pasar del uno al otro.
Como un guante de tripas tejido en seda
Una de las cosas que más llaman la atención de la serie de animación es su nivel de violencia. Los dibujantes de los cómics, Cory Walker y Ryan Stegman, tienen un trazo bastante limpio y no les gusta llenar de dos mil rayitas las viñetas; no intentan imitar la realidad, sino presentar una versión muy estilizada.
Y esa misma elegancia se transmite a la representación de la violencia. Prefieren omitir, sugerir o, si llega el caso, recrearse lo justo en ella, menos aún presentar la parte más visceral en el sentido literal. Así, cuando ocurre, generalmente poco a poco a través de varias entregas, destaca mucho más.
Por el contrario, la serie opta por mostrar desde el primer capítulo mutilaciones, desmembramientos, heridas dolorosísimas (como Omni-Man, a final de temporada, atravesando en detalle la espalda de alguien para agarrarle la columna). Para el lector del cómic, esto choca aún más porque la serie se esfuerza en imitar el trazo de sus dibujantes para añadirle el gore a la mezcla.
Y me dirás, ¿no se trata del mismo gusto por la violencia que 'The Boys'? La respuesta es sí y no.
Como 'The Boys', 'Invencible' deconstruye el género de superhéroes. Ambas analizan el género y plantean un enfoque ligeramente más realista de lo que pasaría en un mundo con superpoderes: el primero lo presenta como una sátira escatológica; el segundo, como un drama.
En 'The Boys', las cabezas estallan como la del tipo de 'Pulp Fiction', y el tono es tan festivo y exagerado que, o te unes, o sacas la palangana para vomitar. En 'Invencible', la violencia impacta y es cruda, no hay asidero humorístico y el tono enfatiza que pasamos del teatrillo que se considera habitual en los superhéroes a una historia donde cada puñetazo duele: es como si el tebeo clásico de Marvel o DC fuera Pressing Catch e 'Invencible', artes marciales mixtas.
Toma, por ejemplo, la muerte de War Woman a manos de Omni-Man: con el cuello retorcido, escupe un chorro de sangre antes de caer al suelo. O toda la pelea entre Omni-Man e Invencible en el último capítulo de la primera temporada, en especial la escena del metro que hay que verla para creerla.
No pueden hacer reír y, que yo recuerde, no hay ninguna otra serie o película de superhéroes abiertamente mainstream que se esfuerce en representar en serio y tan a las claras lo frágil que es el cuerpo humano, y lo lleno de sangre que está, ante los superpoderes. Como mucho, 'Super' de James Gunn se le acerca en su tramo final aunque es mucho más realista y es un filme independiente.
Ven a por más
La última de las diferencias significativas tiene que ver con las peleas. La concepción del cómic es que tiene que haberlas, a veces con villanos de medio pelo que duran apenas un par de páginas, pero las páginas son las que son y solo se pueden dividir en un determinado número de viñetas legibles.
Mientras, la serie de Amazon Prime ha tomado buena nota del mejor cine de artes marciales y de los mejores animes (por cercanía temática, digamos 'My hero academia' o, mejor áun, 'One Punch Man'), para escenificar peleas coreografiadas con gusto y sentido del espacio.
Como los capítulos son inusualmente largos para una serie de animación (de nuevo, Kirkman quiso distinguir a la serie en ese aspecto), una batalla de dos o cuatro páginas se traduce en varios minutos, se magnifican. De nuevo, un ejemplo paradigmático: la pelea de Omni-Man con los Guardianes es corta y seca en el cómic, pero larga y angustiosa en la serie.
El capítulo especial 'Atom Eve', otras tantas de lo mismo: la impresionante secuencia de la autopista es un enfrentamiento genérico en el cómic original.
Invencible quiere decir que no se le puede vencer
Como conclusión, de momento la serie de televisión consigue mejorar y afinar el contenido del cómic original, aún a costa de alargar los capítulos y las peleas. A lo mejor un fan del impreso reniega de la violencia desatada, pero es un peaje acorde al tema de la serie.
Es pronto, pero parece que la segunda temporada muestra las mismas virtudes al condensar una trama larga (y deshilachada) del cómic en un único capítulo. Y mientras, podemos esperar que el bueno de Mark tenga que luchar con los malos, con el legado que le ha enjaretado su padre y su propia crisis de conciencia.
Ya sea en cómic o en la tele, con 'Invencible' no vas a fallar si buscas una historia de superhéroes espectacular, emocionante y diferente tanto al Universo Marvel como a esa especie de cadáver exquisito que es lo de DC.
Texto: Adrián Álvarez Foto/Via: Espìnof
Comentarios