'Godzilla y Kong: El nuevo imperio' es la mejor secuela del Monsterverse. Un espectáculo kaiju que por fin se atreve a darnos lo que todos pedíamos
El gran problema del Monsterverse en estos últimos años ha sido la presencia de los humanos. En la trama suelen ser un impedimento para que el disfrute de lo que prometen estas películas: luchas entre monstruos. Aventura. Tortas. Más monstruos. Y esto, en parte tiene que ver es porque realmente los seres humanos que habían seleccionado para estas secuelas no eran los más adecuados, especialmente con el casting de Millie Bobby Brown que quedaba como un pegote en la anterior y ha sido eliminada en esta gloriosa ‘Godzilla x Kong: el nuevo imperio’.
Adam Wingard ha conseguido limar lo que no apetecía ver en su anterior película para reducir las tramas de gente común al mínimo común denominador. De tal forma que por primera vez seguimos a los monstruos en su aventura, especialmente a Kong. Ya habíamos atisbado algo de esto en algunas escenas de ‘La isla calavera’, pero aquí se vuelve un protagonista de verdad, haciendo que por fin, una película de monstruos trate sobre los monstruos. Y no lo hace en la tierra sino en un territorio completamente nuevo. Un espacio transformado en parque de atracciones para niños (y niños grandes, claro).
Básicamente asistimos a una ‘Viaje de Kong al centro de la Tierra’ en el que el propio gorila es el que va descubriendo una nueva tierra con algunos simios también, una verdadera aventura primate que se convierte exactamente en una versión de ‘Congo’ (1995) mezclada con partes de ‘El amanecer del planeta de los simios’. Lo humanos también están, pero un poco como punto de vista y de apoyo, como proporcionarles cambios como un brazo biomecánico, añadidos que recuerdan un poco a la estructura de los de los Mecha clásicos, con un toque de nueva carne cyberpunk con parte cyborg de exoesqueleto.
Por su parte, Godzilla tiene otra evolución más parecida a lo que harían los Pokemon a un nivel más elemental, esto significa que tenemos básicamente una sobrecarga radiactiva que se traduce en un color rosa que va a juego con toda la osadía de neones de Wingard, que sigue manteniendo su marca personal de códigos visuales de principios de la década pasada que utilizaba junto a música de sintetizadores, con lo ochentero entendido como algo discotequero. Es una tendencia algo pasada ya de moda, pero en este mundo de kaijus acaba funcionando por la belleza que confiere a algunas imágenes.
Exceso de CGI pero evitando Asylum
A pesar de ello, en algunos momentos el exceso de CGI luminoso y la dependencia digital para hacer cualquier cosa, acaba siendo una varita mágica que resulta excesivamente sobrecargada, y el peor punto del largometraje, que a pesar de ello, saber cómo tomar el tono que necesita una película de monstruos de estas características. Recordando a las a la primeras películas de Godzilla luchando con otros monstruos. Sin embargo, más que a la era showa del coloso, aunque sí que tiene de una referencia particular que no podemos revelar, se parece más a la olvidada (y favorita de Tarantino) ‘La batalla de los simios gigantes’ (1966).
En aquella había simios de distintos colores, que parece aquí la operación aplicada a la gran némesis, que da un toque maléfico a este nuevo enemigo común que da lugar a una buddy movie final bastante memorable. Hay muchos nuevos kaiju, y seres, uno lo vimos en el tráiler donde teníamos a un “pequeño Kong” poniendo caritas. Pero rápidamente Wingard se separa de la idea que podemos hacernos de la nueva incorporación y su presentación no puede ser más diferente a lo que uno pueda tener en la cabeza cuando ve a un monito de ojos bonitos poniendo caras de pena. Se nota que estamos a cargo del director de ‘Tú eres el siguiente’.
Esto no significa que no haya algunos momentos de sentimentalismo en los personajes principales, pero sabe encontrar una vía que aporta una trama clásica de ciertas películas también de Toho que lleva a una verdadera orgía de kaiju clásico bien entendido, en la que los disparates no molestan. A veces Wingard parece borracho de libertad, como si no pudiera volver a hacer nunca otra película y no hay minuto sin alguna idea visual, algún golpe o algún monstruo interesante. Todo un nuevo mundo enfocado como podría enfocarlo James Cameron en sus ‘Avatar’ con esa misma intención de estudiar una fauna extraña pero con un toque mucho más loco.
Aventura pulp y violencia inusual para un PG-13
De hecho, ‘Godzilla x Kong’ llega a pasar de la ciencia ficción que busca la serie de Apple ‘Monarch’ y entiende el mundo hueco de otra manera, llevando la propia mitología a un terreno plenamente de pura fantasía ochentera, a veces casi lovecraftiana, porque las civilizaciones que descubrimos en el fondo tienen formas de cristales geométricos que recuerdan a las montañas de la locura. Una cinefilia de serie B llena de un exceso que siempre cae de pie y se agradece porque genera una dinámica contagiosa, un ritmo frenético en el que todo lo que ocurre hace avanzar la trama y es divertido o visualmente atractivo.
Más allá de que esa fantasía sea una acumulación de ideas y creatividad que al final acabe siendo un poco aparatosa en algunos momentos , de un clímax en el que se juntan todos los elementos, logra que surja la magia. Las ideas se apelotonan. Las escenas de lucha se suceden de tal forma que a veces el efecto es agotador, pero con ideas que juegan con la gravedad y los elementos de ese nuevo mundo que crean un forma de lucha entre los monstruos que nunca habíamos visto hasta el momento.
La calidad del CGI a veces se hace rudimentaria y volvemos a un terreno de Asylum, no vamos a encontrarnos tampoco un nivel de cuidado y un nivel de mimo que tenemos en ‘Godzilla Minus One’, de la que se echa más de menos las ideas de puesta en escena que los efectos especiales, pero si lo que se busca es un auténtico festín de todo lo que se espera en un kaiju de aventuras con sabor a Kevin Connor y Edgar Rice Burroughs, con el espíritu destrozón de un niño de 11 años borracho de azúcar y flash flourescente, ‘Godzilla x Kong: el nuevo imperio’ es el camino a seguir en el lado americano de la franquicia.
Texto: Jorge Loser Foto/Via: Espinof
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