Sólo hay una forma seria de encarar el remake de una película tan casposa, rancia, anticuada e incorregiblemente ochentera como 'De profesión: Duro': Sin tomárselo en serio.
Eso es exactamente lo que hacen los responsables de este remake con claro aroma a diversión de barrar de bar. Un modélico y festivo remake equivalente a pasar un rato con los colegas, siendo una película idónea para una "quedada" o "watch party" de machos y hombretones. Ya sabéis: Amigos, birras y de fondo una película alegre y vivaz animando las conversaciones y el buen rollo.
El que sin duda transmite Jake Gyllenhaal haciendo de Jason Statham, el que sin duda transmite una película tan imperfecta, inestable e irregular como de continuo seductora, excitante y divertida. 'Road House (De profesión: Duro)' es básicamente lo que pretende y puede ser: Una entusiasta diversión tan honesta, resoluta y sin complejos como el personaje de Conor McGregor.
No hay más, tampoco menos. Y salvo unos innecesarios y cantosos efectos CGI no hay nada que podamos reprocharle; si acaso, que no se desmelene o apriete aún más. Porque siempre le puedes pedir más hostias y humor a una de hostias y humor, que en resumen es de lo que se trata. Un recordatorio de que a veces, o a menudo, las cosas más efectivas son las más sencillas y evidentes.
Porque sólo hay una forma seria de encarar el remake de una película tan casposa, rancia, anticuada e incorregiblemente ochentera como 'De profesión: Duro', ya sea como cineasta o como espectador: Sin tomárselo en serio.
Por Juan Pairet Iglesias
Via: El séptimo arte
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