'El último viaje del Demeter' - En nombre de Drácula


 Es tan rematadamente obvio que hasta avergüenza verbalizarlo, y es que el 95% de la gente que vea 'El último viaje del Demeter' a buen seguro que coincide en señalar que se trata de "un 'Alien' en un barco mercante del siglo XIX". Ni me he molestado en comprobarlo, pero de hecho no tengo ninguna duda de que el proyecto siempre se ha vendido de dicha manera. Porque lo dicho, es tan obvio como que uno más uno son dos.

Partiendo de dicha evidencia, la pregunta no es menos obvia: ¿es un buen sucedáneo de 'Alien' ambientado en un barco mercante del siglo XIX? Se puede decir que sí, si no es más que eso lo que estamos buscando: una película en la que los tripulantes de un navío van muriendo uno a uno de manera más o menos violenta, siendo que el único suspense real, teniendo en cuenta que ya desde el principio conocemos, ejem, el final, es el orden o la manera en el que se van a ir produciendo dichas muertes.

Y es que dejando de lado su exquisita ambientación y una apañada banda sonora de Bear McCreary, tampoco es que haya (o pretenda haber) mucho más. André Øvredal va a la yugular y la película, acorde a su ambición y propósitos, no trasciende de su premisa y concepto. Lo hace con entretenida y muy distraída eficiencia como lo dicho, un sucedáneo, tan efectista como a la vez elegante que recuerda a otras tantas películas sin llegar a sorprender, impactar o labrarse una identidad que se sienta propia.

'El último viaje del Demeter' no es más que lo que en realidad pretende ser: una película decente y resultona en las distancias cortas que brinda por 'Alien' en nombre de 'Drácula'. Funcionar funciona, y por valer nos puede valer, si bien ya sea por falta de ambición, de suerte o de talento nunca alcanza el potencial de su planteamiento, siendo a efectos prácticos un correcto "producto de explotación" que (no) llega a puerto de manera tan entretenida como convencional sin mayor revuelo (ni recuerdo).


Por Juan Pairet Iglesias

Via: El séptimo arte

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