'Los anillos de poder' acaba de forjar los siete anillos de los enanos. Qué poderes tienen y qué diferencias hay con los libros de Tolkien


 La gigantesca forja de Celebrimbor (Charles Edwards) está en marcha y los tres anillos de los elfos eran solo el principio en el plan de Sauron (Charles Vickers). De hecho, el espléndido estreno de la temporada 2 de 'El señor de los anillos: Los anillos de poder' nos ha traído no solo el regreso de "Halbrand" a Eregion, sino también el regalo envenenado para los enanos de Khazad-dûm.

De esta manera, tras ver cómo la mina quedaba sin luz, amenazando por completo la existencia de la raza, el elfo y el villano, disfrazado ahora de Annatar, convencen a Durin (Owain Arthur) de que hable con su padre (Peter Mullan) de una oferta irresistible para salvar las minas: los mismos anillos que han salvado a los elfos. A pesar de que el enano no se fía ni un pelo de ese tal Annatar, este accede a hablarlo con su padre.

El final del episodio 2x03 nos ofrece, por tanto, un vistazo a la creación de los siete anillos «para los señores enanos en palacios de piedra». Una nueva obra de orfebrería fina con el maleficiado mithril y de la que, al contrario que la de los elfos, poco se sabe. Por cierto, aquí nos encontramos con una gran diferencia entre los libros de Tolkien y la serie, ya que estos y los nueve de los hombres fueron los primeros forjados por Celebrimbor y Sauron y no los de los elfos.

También el relato de los Apéndices de 'El señor de los anillos' —en el que los enanos aseguran que se los habían entregado los herreros elfos, sin mención alguna a Sauron— parece contradecir otros textos del mismo Tolkien como en 'El Silmarillion' pero lo salva esos "se dice, se cuenta" tan socorridos. Diferencias aparte, de los siete anillos el más famoso y el único que recibió un nombre (según los libros) fue precisamente el primero en entregarse, el de Durin III: el anillo de Thrór.

Los anillos del cavar

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El poder que ejerce estos anillos sobre los enanos es, básicamente, el de saber encontrar mucho más oro y joyas que nunca, multiplicando los bienes que minaban. Con estos anillos, los señores enanos vieron una prosperidad y riqueza como nunca antes... pero también tenían el corazón envenenado con codicia. Algo que, se sospecha, sería la causa de la enemistad/separación de las grandes casas enanas.

Eso sí, a Sauron le salió mal la jugada con los anillos de los enanos ya que jamás pudo someterlos a su dominio. Se dice que los corazones de los señores enanos era tan duro y su voluntad tan fuerte que más allá de esta codicia desmedida y los infortunios que provocó (la riqueza exuberante atrajo dragones y la maldición cayó sobre sus casas) apenas notaron el impacto de ellos en su vida. Algo que causó que el señor de los anillos decidiera maldecirlos.

De esta manera, una a una las casas de los enanos iban cayendo y los anillos o bien fueron engullidos por las llamas de los dragones o se perdieron. El de Durin III fue pasando de generación a generación, hasta llegar a Thráin, hijo de Thrór. Se dice que quizás por influencia del anillo decidió partir con Balin y Dwalin hacia Erebor. Una expedición que acabó mal, ya que los emisarios de Sauron le dieron caza y sufrió muchos imprevistos.

No fue hasta mucho después que se supo que había sido capturado por las fuerzas del mal y fue encerrado en las mazmorras de Dol Guldur. Allí fue torturado y le quitaron el anillo... de manera que Sauron se hizo, tras miles de años, de nuevo con él. Su hijo y heredero, Thorin Escudo de Roble, partiría un buen día acompañados de Gandalf y cierto hobbit a la Montaña Solitaria a reclamar lo que es suyo.

Texto:  Albertini                               Foto/Via: Espinof

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