'El señor de los anillos: Los anillos de poder' (2x07) - Besos con la suegra y escudos orcos en una espectacular batalla por el alma de Eregion


 Ya llegaba el momento de que toda esa tensión que se iba acumulando episodio a episodio de 'Los anillos de poder' explotara... y vaya explosión. El último acto de la temporada 2 está en su punto álgido y se nota bastante. Porque, si nos quedamos con ganas en la otra gran serie de fantasía en emisión ('La casa del dragón') de una gran batalla, aquí se nos compensa esa deuda con el asedio a Eregion en un episodio totalmente épico.

Por supuesto, a partir de aquí, spoilers de 'Condenados a morir', el episodio 2x09 de 'El señor de los anillos: Los anillos de poder'.

A pesar de lo que he comentado unas líneas más arriba, el episodio arranca en paz. La paz que vive Celebrimbor (Charles Edwards) en lo que va terminando los anillos de los hombres. Sin embargo, de repente nota que a su martillo le falta algo... se mira al espejo y su aspecto impecable de repente es desaliñado. Algo que le dura un segundo ya que Annatar (Charlie Vickers) llega justo a tiempo para renovar el encantamiento al que está sometido.

No durará demasiado la ilusión. Poco después, durante la siguiente visita de Annatar para ver cuánto le queda a sus ansiados anillos, el herrero le dice que ha descubierto que está viviendo en una suerte de bucle. Enfrentándose a su socio pronto la verdad sale adelante: ha estado encamado con el mismísimo Sauron y Eregion se encuentra destrozada por las máquinas de guerra del ejército Adar (Sam Hazeldine).

Correrá entonces a una sección de las murallas retomando su papel de señor de Eregion. Mirdania, convencida (y hechizada también por el señor oscuro) se enfrentará a él. Ahí tendremos la primera muerte: al hacer un ademán y mediante la magia de Sauron, Celebrimbor tirará a la elfa, provocando su muerte.

Extramuros

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Al otro lado de las murallas las cosas están también que arden. Los orcos han destrozado la montaña para "fabricar" una presa y poder vadear el río, en esto llegará el ejército de los elfos liderado por Gil-Galad (Benjamin Walker) y Elrond (Robert Aramayo), quien poco antes hemos visto clamar ayuda a unos enanos ya recelosos del rey y con Durin (Owain Arthur) intentando salvar los muebles.

Sin embargo, el primer envite hacia las tropas orcas se ve interrumpido ante el descubrimiento de que Adar tiene a Galadriel (Morfydd Clark) amenazada de muerte. Se produce, en la tienda del señor de los orcos, una negociación: la vida de Galadriel o el anillo. Elrond elige sacrificar a Galadriel: «Perdóname», suplica el uno; «Vence», le dice la otra. A continuación se produce un beso entre los dos, lo cual es curioso porque en un futuro ambos son suegra y yerno —Elrond se casa con Celebrian, la hija de Galadriel, al comienzo de la tercera edad—.

Anécdotas casi Targaryens aparte, el caso es que poco después Galadriel logrará escapar de su cautiverio y a través de viejos túneles logrará entrar en Eregion solo para terminar encontrándose a un Celebrimbor que decide huir también con los anillos para que no caigan en manos de Sauron. El encuentro será justo a tiempo, ya que el herrero estaba a punto de ser retenido por los guardas de la ciudad. Tras poner los anillos a salvo el elfo irá a enfrentarse al villano. Sale mal.

Volvemos a lo que pasa extramuros y la batalla está en pleno apogeo pero se ve claramente a los elfos sobrepasados... y más aún cuando llegan los gigantescos trolls. El amanecer llega con cierta esperanza de que Durin y los enanos acabarán llegando. Sin embargo, el emisario enviado le notifica que Khazad-Dûm cierra las puertas y se retira. Las esperanzas caen, Arondir (Ismael Cruz-Córdova) cae, la muralla es traspasada y Adar atrapa a Elrond... y el anillo de Galadriel. «Nunca hagas la guerra con la ira», le espeta al elfo.

Y así termina un episodio que no nos ha dejado ni un rato de respiración. Charlotte Brändström en la dirección lo da todo y el guion de J.D. Payne, Patrick McKay y Justin Doble ha sido bastante preciso y, a pesar de algún gazapo (los elfos de a pie llevan corriendo sin ton ni son tres días en la plaza), el episodio de 70 minutos ha pasado volando.

Texto:  Albertini                             Foto/Via: Espinof

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