'Emmanuelle' - The Girlfriend No-Experience


 Audrey Diwan se dio a conocer hace tres de años con 'El acontecimiento', su estupenda segunda película. Había, por lo tanto, mucha expectación por ver la tercera: esta nueva versión oficial de 'Emmanuelle', uno de los mitos eróticos más populares y reconocibles que ha dado la historia del cine. Hay un refrán que lo resume a la perfección: Cuanto más alto subes, más dura es la caída.

Esta 'Emmanuelle' se siente como un bofetón con la mano muy abierta, y como una película muy desubicada y desnortada que no sabe cuál es su fundamento y que, por lo tanto, no sabe qué hacer o cómo justificar su existencia. Diwan se debate entre la fidelidad al anticuado material original y la relectura moderna y femenista. Duda, duda y duda hasta que se le escapa el tiempo y la película.

Y no hace ni lo uno ni lo otro, dando tumbos de manera reiterativa y muy poco alegre entre medias sin animarse, arriesgarse o exponerse a nada radical o concreto sobre la feminidad, el sexo, el deseo o el cine. Lo hace, además, a través de un tono tan frío y distante, tan engolado e intenso, tan ceremonioso y pomposo que acaba resultando frustante de una forma harto irritante. 

Porque esta 'Emmanuelle' siquiera se abandona a los placeres o a la banalidad de la carne, haciendo gala de un inexistente sentido del humor, de la diversión o de la pasión, como mirando por encima del hombro incluso a sí misma. De esta manera, sus dos horas de metraje se transforman en un cansino, asexual y desapasionado ejercicio avergonzado de falso erotismo hueco y vacío.

A su lado, hasta producciones tan poco coquetas como 'The Girlfriend Experience' se convierten en auténticos placeres carnales.


Por Juan Pairet Iglesias

Via: el séptimo arte

Comentarios