'Wolfs', al igual que ya lo era en gran medida 'Coche policial', la película que puso en el mapa a Jon Watts en 2015, es un ágil, vibrante y altamente efectivo cruce entre thriller de suspense y comedia negra que funciona con el saludable y divertido desparpajo del cine de la vieja escuela. El de toda la vida, el de siempre, que por algo es de toda la vida y el de siempre. Porque funciona, y porque sigue funcionando de maravilla cuando, como es el caso, está tan bien resuelto.
O tan bien empaquetado.
Puro cine de evasión aún más logrado que por ejemplo 'Los instigadores', siendo la principal diferencia la claridad, mesura y elegancia siempre bajo control y tal vez un tanto sobreescrita del mencionado Watts por encima de la sensación a caos improvisado y espontáneo del cine de Doug Liman. Puestos a comparar ambos ejercicios de síntesis, que no hay de qué, 'Wolfs' es un entretenimiento más aseado, sofisticado y de alguna manera lubricado.
Y además cuenta con el carisma bien acompañado de George Clooney y Brad Pitt, por descontado. Aunque tal vez igual de disfrutable, esta seca 'buddy movie' criminal a lo 'Jo, ¡qué noche!' no sería lo mismo sin el glamour de una pareja como la formada por Clooney y Pitt en sendos papeles que no les exigen mucho más de lo que son: auténticas estrellas de cine que, por supuesto, al final de la noche descubrirán que tienen más en común de lo que ellos esperaban.
No tanto el espectador, siendo que 'Wolfs' es gran medida lo que cabe esperar que sea. En lo bueno y en lo no tan ambicioso, 100 minutos que (se) crecen al servicio de la complicidad, el encanto y las pullas de sus protagonistas y que de forma inevitable recuerda a 'Ocean's Eleven', en otro elegante, efervescente y chispeante entretenimiento tal vez no especialmente ocurrente o agudo, pero sí empaquetado con agradable firmeza y altamente disfrutable y efectivo.
Por Juan Pairet Iglesias
Via: El séptimo arte
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