Bienvenidos a la cuarta de las crónicas que iremos dedicando día tras día a la edición número 69 de la Seminci - Semana Internacional de Cine de Valladolid, la segunda que un servidor cubrirá para El Séptimo Arte.
'La mitad de Ana' - Marta Nieto, a diferencia de la Paz Vega de 'Rita', no se anda con rodeos. Sabe lo que quiere contar y cómo lo quiere contar: Desde su propia perspectiva; posiblemente como persona, no tanto como cineasta. A veces ambas cosas coinciden, otras tantas veces no. Y es que Nieto parece hacer la película para sí misma, no tanto para el espectador. Y de nuevo, a veces ambas cosas coinciden, otras tantas veces no. En este caso hablamos de un 50/50, siendo una película sencilla, delicada y honesta a la que, sin embargo, le cuesta transmitir emoción. Su tono conciliativo, moderado y pacificador provoca que la película nunca llegue a precipitarse o explotar de alguna manera. De ahí que por ejemplo Nieto no sepa cómo rematarla. El conflicto termina siendo prácticamente inexistente, con un tratamiento demasiado suave y ligero como para sentir que alguno de sus personajes se enfrenta a algo relevante desde la perspectiva del espectador, lo que siempre debería de contar. Porque las películas siempre se tienen que hacer para los demás, y no sólo para uno mismo para que además de apreciarlas podamos sentirlas, también, como propias (o en su defecto, adoptadas). ******
'Bob Trevino Likes It' - Tracie Laymon, su guionista y directora, la define como una película sobre la elección de la familia y sobre cómo encontrarla en lugares inesperados. La cineasta vuelca su experiencia persona en el personaje de Lily Trevino, una veinteañera abandonada por un padre de mierda y una vida sin expectativas que establece una relación de amistad con un hombre que se llama igual que él. Se trata de "una película basada en hechos reales" que, grosso modo, podría estar respaldada por Searchlight Pictures. Así al menos se comporta durante la mayor parte de su metraje, si bien acaba encontrando su propia voz durante un tercio final que sorprende por la eficacia con la que está planteado y a su vez funciona. Esto es lo que a la postre la define como una película aparentemente discreta y poco llamativa que, sin embargo, y dejando de lado posibles fórmulas, se siente auténtica y honesta. De ahí que al final uno no tenga más remedio que rendirse (con gusto) ante ella. *******
'Christmas Eve in Miller's Point' - Así a bote pronto me han venido a la cabeza '¡S.O.S.! Ya es Navidad' y 'American Graffiti', en un cruce entre ambas que no tiene ni la gracia y efectividad de la primera ni la elegancia y refinamiento de la segunda. De hecho, es complicado pensar que la tercera película de Tyler Taormina es una comedia. Lo parece, o más bien, a menudo se comporta como si lo fuera. Pero, por más que -parece que- se lo propone, la gracia no aparece ni por Navidad. Y si no funciona como comedia, como drama carece de perspicacia, ingenio o mala leche. De esta manera, lo que mejor define a esta nostálgica relectura de uno de los géneros clásicos del cine americano, las películas navideñas, es que se trata de una película insípida y anodina. No hay nada en particular que llame la atención, ni tampoco nada capaz de animar una inercia que se torna en rutinaria. Y cuando acaba, 30 minutos antes de lo que parece que dura, uno tiene la certeza de que no se hubiera perdido nada de esta fiesta de haberse quedado en casa. ****
'Eephus' - La ópera prima de Carson Lund -también director de fotografía de 'Christmas Eve in Miller's Point'...- se ha convertido en mi segunda película sobre béisbol favorita después de 'Ellas dan el golpe'. Su argumento es tan simple, franco y directo como lo es su desarrollo: dos equipos de la liga no profesional de Nueva Inglaterra se enfrentan por última vez en un viejo campo de béisbol a punto de ser demolido para construir un instituto. Esa es toda la película, desde que llegan temprano... hasta que se van de noche. No hay más ni menos, en una película coral ambientada en los años 90 que nos recuerda la dimensión intergeneracional y popular del deporte entendido como una experiencia social colectiva donde lo importante no es ganar. Bueno, sí... pero a la vez no. Lund da forma a una película "no deportiva" tan natural como transparente, crepuscular y melancólica con la que cualquier adulto de cierta edad puede indentificarse. Esto es, una de esas películas humildes, sencillas y cotidianas que si bien no parecen gran cosa, brillan, precisamente, por esa misma apariencia de no serlo mientras nos hablan, con suma clarividencia despreocupada, de esos momentos compartidos de nuestras existencias insignificantes que no son nada, y a la vez, lo son todo. *******
Continuará...
Por Juan Pairet Iglesias
Via:El séptimo arte
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