Bienvenidos a la novena y última de las crónicas que le hemos ido dedicando día tras día a la edición número 69 de la Seminci - Semana Internacional de Cine de Valladolid, la segunda que un servidor cubrirá para El Séptimo Arte.
'Vermiglio' - Según Maura Delpero, su guionista y directora, se trata de "un viaje en el tiempo y el espacio" que nos traslada a 1944, al remoto pueblo de los Alpes italianos que da título a una película "que trata de reflexionar sobre el pasado para entender dónde estamos ahora y mirar hacia el futuro". A pesar de desarrollarse en un momento y un lugar muy específicos, Delpero le imprime al filme un cariz universal mediante un entramado de relaciones que le permiten reflexionar sobre la maternidad, la familia, el patriarcado, el paso del tiempo, la pertenencia a una comunidad, la autodeterminación, la vida en las montañas o las secuelas de la guerra. Delpero apuesta por la cámara fija y los planos largos y estáticos con mucha profundidad, lo que le imprime una aspecto más pictórico que cinematográfico, en un film que, efectivamente, se siente más parecido a estar en un museo frente a una sugestiva sucesión de cuadros que en un cine frente a una sucesión narrativa de fotogramas. *******
'Toxic' - Elaborada a partir de elementos autobiográficos, la ópera prima de la lituana Saule Bliuvaite aborda la relación conflictiva de sus dos adolescentes protagonistas con sus respectivos cuerpos, elementos fundacionales del autodescubrimiento y, a la vez, campos de batalla de los que no pueden escapar. Su ambición, como la de tantas, es escapar de la ciudad industrial en la que malviven sin futuro alguno. Esto es, 'Toxic', cuyo título ya insinúa por dónde irán los derroteros, explora las profundidades de la angustia adolescente en una sociedad cimentada sobre el culto al cuerpo y los cánones inalcanzables de belleza para, con ello, realizar una crónica social en la intersección entre la búsqueda de la perfección y el retrato de la vida en las periferias. Crónica, y no crítica, pues Bliuvate apuesta por una cierta ambivalencia con la que da forma a un primer film sólido y con cierta personalidad al que le falta, eso sí, dar algún tipo de golpe sobre la mesa para sortear la sensación a déjà vu. ******
'Sing Sing' - Película basada en hechos reales sobre un grupo de presos que encuentran en el teatro y en el proceso creativo de ser actores una vía de escape, de transformación personal y de redención. El teatro como medio para explorar su propia humanidad, enfrentarse a las dificultades de la vida carcelaria y hayar una oportunidad de reinserción social. A golpe de ensayos, Greg Kwedar construye un drama carcelario de indudable sabor indie, sencillo y directo, altamente efectivo y honesto liderado por un Colman Domingo cuya imponente presencia recuerda a la de Idris Elba que retrata la experiencia humana de los presos, la posibilidad de encontrarse a sí mismos y de ser felices dentro de los muros de la cárcel. Es complicado no pensar en 'Cadena perpetua', más que nada (y probablemente por nada más) por el talante humanista y esperanzador de ambas películas, y su habilidad para reflejar la crudeza de vivir en la cárcel de una manera sutil, afable y profundamente emotiva. *******
'La semilla de la higuera sagrada' - Un intrigante cruce entre drama social y thriller de suspense que pretende reflejar la realidad política de Irán en la intimidad de una familia. Qué facil es prejuzgar a unos desconocidos, y qué difícil es hacer lo propio con unos conocidos... eh. Toda la película es una aviesa y constante alegoría que reduce el conflicto de todo un país a una sola familia. Sobre la base de lo que bien podría ser un drama moral de Asghar Farhadi, Mohammad Rasoulof desarrolla lo que a la postre una pistola convierte en un thriller que a punto de está de escapársele de las manos. No tanto por su obviedad, como por la manera tan poco elegante con la que termina por abandonar al padre (y con ello a la familia) a su suerte. Hay razones para ello, pero más de dos horas largas después de tan elegante metraje uno esperaba algo más refinado.
Esto no hace de menos a esta notable película, si bien, habida cuenta de su imponente categoría cinematográfica, hubiera sido preferible que Rasoulof no hubiera escogido bando. Aunque sea evidente de por sí. O, precisamente, por eso mismo, porque es un gesto innecesario. Poderoso, pero innecesario y demasiado oportuno y amarillista. Qué fácil parece en la pantalla, en el cine, y qué difícil lo es en la vida real. Con o sin pistola. ********
Continuará...
Por Juan Pairet Iglesias
Via: El séptimo arte
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