'Fundación' no es tanto una adaptación como una expansión de la obra original de Isaac Asimov. Una reinterpretación televisiva un tanto libre y estilizada que se consagra en una tercera temporada que reincide y se hace fuerte en las claves y personajes de las dos anteriores. Una tercera temporada marcada por supuesto por la presencia de "El Mulo" que vuelve a destacar, de nuevo, por un envoltorio audiovisual muy potente y llamativo.
No hemos reparado en gastos: Cada dólar invertido se ve y luce en la pantalla, rivalizando con grandes producciones cinematográficas como el 'Dune' de Denis Villeneuve. Como si fuera el 'Star Wars' de Apple tirando de sonoridad gratuita, por más que un servidor prefiera emparentarla con producciones más eficaces, resultonas y golosas como 'The Expanse', con el Imperio, la Fundación y los traidores haciendo de la Tierra, Marte y los cinturonianos.
Se trata un poco de lo mismo, siendo 'Fundación' algo así como la versión suntuosa y más pija de 'The Expanse'. Complicado no disfrutar de ambas a poco que a uno le guste la ciencia ficción, las naves, la jerga y las poses espaciales y las series con una factura técnica tan desahogada como para poder proyectarse en las mismas salas de cine que sin ir más lejos, el 'Dune' de Denis Villeneuve. También, de nuevo, otra vez, en su tercera temporada.
Una tercera temporada, la de 'Fundación', que no hay motivo para pensar que no vayan a disfrutar quienes ya disfrutaron de las dos anteriores; incluso a gozarla como las dos anteriores gracias a su exquisito e imponente apartado audiovisual. Por más que algún personaje o línea argumental pueda tener difícil encaje, la omnipresente amenaza que supone "El Mulo" termina por relativizar y concentrar todo (de igual manera que en la propia serie).
Tampoco es que el original de Asimov sea algo más que un críptico esbozo, siendo que los responsables de esta 'Fundación' de Apple se han tomado muchísimas libertades respecto a una obra a la que en gran medida se la reconoce por los nombres de los personajes y los planetas; una diferencia a efectos prácticos, como la que puede haber entre los 'Star Trek' de 1979 y 2009. Los tiempos, y sobre todo los tempos cambian.
Sin abandonar el terreno de la pura y absoluta ciencia ficción, la 'Fundación' de Apple opta por una vía bastante menos purista y más resultona (y coherente) de cara a una ficción televisiva seriada, más no por ello menos respetable, válida, adecuada, satisfactoria, creativa... o compleja, lo que de nuevo la emparenta con 'The Expanse'. Lo importante es el movimiento, la acción. Pero no sólo la acción y el movimiento. Hay vida antes y después de la guerra.
La falsa densidad de la obra original adquiere una presencia ya ni tan vaga, ni tan a merced de una ficción después de todo no tan escapista, aún encasillada en un adictivo y volátil racionamiento semanal. Una suntuosa expansión y relectura televisiva que pretende transcribir la obra de un Isaac Asimov al que utiliza como un oportuno reclamo de cara a los que leer un libro les resulta mucho menos emocionante, estimulante... o imaginativo.
Todo ello, envuelto de lujo y servido de una manera tan impoluta como cabe esperar de Apple. Puede que a la tercera le siga pesando y/o limitando su condición televisiva, como suele ocurrir casi con cualquier serie que tiende a resguardarse en dicha condición, lo que tal vez le impide alcanzar por fin el Olimpo al que su estupenda caligrafía audiovisual está llamando desde hace tres temporadas. Impresión que no debe impedirnos ver el bosque.
'Fundación' es una serie más que notable, aún más si cabe tras una tercera temporada que la asienta como una de las joyas de la corona de Apple.
Por Juan Pairet Iglesias
Via: El séptimo arte
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