Ha fallecido Graham Greene, pero siempre lo recordaremos por ser un pilar de dignidad en la inmensa ‘Bailando con lobos’ de Kevin Costner


 Históricamente la representación de Hollywood de minorías, con el caso de los nativos americanos como uno de los ejemplos más flagrantes, ha dejado que desear por mezcla de estereotipos y limitaciones autoimpuestas. Una muestra de ello es cómo de repente un mismo actor es contratado todo el rato para hacer el mismo papel de minoría en diferentes películas, que suele cumplir el mismo rol y, por supuesto, sólo es uno.

Durante un tiempo Graham Greene fue el actor nativoamericano a llamar cuando había que incluir a un personaje indígena con mayor presencia. Hoy nos hemos enterado de su muerte a los 73 años, dejando tras de sí muchos grandes intentos de otorgar dignidad a estos papeles, y también una pequeña reivindicación tardía en la serie ‘Reservation Dogs’. Aunque su gran momento cinematográfico fue, sin duda, en ‘Bailando con lobos’.

Una amistad imperfecta

Greene será recordado por su formidable y emocionante interpretación de “Ave que patea” en el épico y melodramático western de Kevin Costner, que además de protagonizarlo lo dirige con ambición clasicista. Un fenómeno de su época y una interesante revelación de un cineasta con tantas aristas como proclive a los impulsos simples.

El teniente John J. Dunbar comete una gran heroicidad en lo que inicialmente iba a ser su intento de morir en combate. Como recompensa, el ejército americano le concede la libertad de elegir destino, y él escoge alojarse en un puesto abandonado de la frontera. Solitario, empieza a establecer una relación con los sioux que comienzan fascinados por el extraño hombre blanco y luego lo empiezan a considerar un amigo.

‘Bailando con lobos’ es más fascinante como artefacto que detalla las prioridades del momento en que salió por encima de sus cualidades como película. Un fenómeno de taquilla y de Oscars en el año de la inmortal ‘Uno de los nuestros’, rescatando un género de capa caída en su expresión más desmesurada y épica, y lidiando además con la historia de violencia en Estados Unidos con las tribus indígenas por el control del territorio.

‘Bailando con lobos’: salvadores con artistas

Bailando Con Lobos 1990 Kevin Costner Graham Greene

No es que tenga las conclusiones más elaboradas sobre el conflicto que quiere abordar, motivo por el que se le ha considerado uno de los grandes ejemplos del “salvador blanco” en el cine más hollywoodiense. No ayuda esa perfilación del personaje de Costner que bordea el automasajeo de su propio ego, pero el cineasta encuentra aristas más complejas en la historia de lo que parece, sabiendo poner el énfasis en los formidables lazos formados entre personas de diferentes comunidades y su colaboración imperfecta para preservar la supervivencia de los nativos.


A esto ayuda que la contraparte de Costner sea un Greene espléndido, erigiéndose como un pilar digno y asombroso sobre el que representar la experiencia de las tribus nativas. Sus cualidades como actor destacan y podrían haber sido llevadas a papeles secundarios de gran valía en otro tipo de producciones. Costner sin duda vio algo especial que no todo el mundo supo recoger, pero le sirvió para hacer más especial a ‘Bailando con lobos’.

Texto: Pedro Gallego                                      Foto/Via. Espinof

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