70 Seminci - Parte VI


 Bienvenidos a la sexta de las crónicas que vamos a dedicar día tras día a la edición número 70 de la Seminci - Semana Internacional de Cine de Valladolid, la tercera que un servidor cubre para El Séptimo Arte. 

 

'Duse' - Pietro Marcello reincide en el estilo y lenguaje que ha ido definiendo, película a película, y en el que se entrelazan la ficción romántica, el pulso de lo real y el revisionismo histórico. Algo lógico y normal, como tan lógico y normal es que este biopic de Eleonora Duse no sea uno tradicional. Un biopic mucho más cercano a los de Pablo Larraín, como el de 'María Callas', también centrado en los últimos años de su musa. Un biopic en el que la forma, caracterizada por el sobreactuado y repelente histerismo italiano, acaba devorando a un fondo que en su afección hiperbólica resulta demasiado caricaturesco. No es una comedia, pero lo parece mucho más que un drama. Una sensación que, en su lucha contra el tiempo y su realidad, al igual que su protagonista, no acaba de encontrarse, ni mucho menos, de la forma tan lograda ni convincente como en 'Martin Eden', de la que actúa como una suerte de complemento o cara B. *****

 

'Mirrors No. 3' - Que Christian Petzold recurra tanto a Paula Beer tiene tanto sentido como cuando en su momento recurría a Nina Hoss. Petzold, como Leonardo DiCaprio, parece querer seguir sintiéndose joven a pesar de que su cine, tan clásico y contenido, incluso anclado en el pasado, revela lo contrario. La última película del cineasta alemán es, utilizando un símil futbolístico, como salir a jugar un partido a verlas venir y sin ningún atacante, y a pesar de la indolencia del rival y que el empate a cero no satisface a nadie, no variar el planteamiento. Recibido con la misma indiferencia que la muerte del novio de Beer con la que arranca, la película tarda más de una hora en ser consciente de lo que ya intuía ser consciente el público a los diez minutos. Ni aun así la película sale de su apatía y monotonía, con una Paula Beer que no encuentra a quién pasarle la pelota del centro campo en adelante y con ello, generar peligro. *****

 

'Vivir la tierra' - La segunda película de Huo Meng es de esas que quedan reducidas, resumidas y/o retratadas en su sinopsis. El cineasta chino nos invita al corazón del paisaje rural de la provincia de Henan, a principios de los años 90, a través de los ojos inocentes de Chuang, un niño de 10 años que se queda en su aldea mientras sus padres se marchan a la gran ciudad en busca de un futuro mejor. Meng se posiciona como un testigo privilegiado e invisible que sigue, sigilosamente y sin interferir, sin dejarse notar a una familia que resiste, arraigada a una tierra milenaria que comienza a transformarse bajo el peso de la modernización y el siglo XXI. Ni hay más ni hay menos que una bonita cosecha de estampas, un tanto estacionaria, que a lo largo de sus dos largas horas parece no avanzar, congelada en un momento y un lugar en los que se regodea como si fuera lo que es: un vivido y sereno recuerdo de juventud (ajeno). ******

 

'Girl' - La actriz Shu Qi presenta, en su primera incursión en la dirección, un coming-of-age sobre el deseo de liberación de los traumas heredados, y nos exhorta a buscar la belleza de lo cotidiano incluso en las situaciones más difíciles. Un coming-of-age al que le falta la chispa de, por ejemplo, 'La chica zurda', también ambientada en Taiwán y que tiene como protagonista a una niña de una familia desestructurada. Una comparativa doliente, por cuanto la de Shih-Ching Tsou rebosa de esa vibra apasionada de la que carece la de Qi, necesaria para crecerse y desmarcarse de las limitaciones inherentes a su propia historia. Es lo que no logra esta "Girl", una película en realidad de muy buena presencia, y objetivamente muy correcta retenida por el trazo grueso e insistente de sus obvias y recalcadas intenciones. Lo que a la postre impide que sus buenas maneras cobren auténtica vida. ******


Continuará...

Por Juan Pairet Iglesias

Via: El séptimo arte

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