Intenso tercer día del SEFF en su 22ª edición, resaltando el deslumbrante Giraldillo de Honor concedido a Costa-Gavras, uno de los directores más influyentes y comprometidos con la sociedad y la cuestión política de los últimos 50 años. Además del merecido reconocimiento al cineasta nacido en Atenas, el festival continuaba su extensa programación, la cual se ramificaba entre las diversas sedes de las que disfruta el certamen y que congregan a la población sevillana ansiosa por descubrir nuevo cine venido del viejo continente.
Precisamente una Europa de época es la que se presenta a primera hora de la tarde en los Cines Odeón Plaza de Armas. El año 1943 en Suiza es el punto de partida de 'Silent Rebellion', ópera prima de la directora también suiza Marie-Elsa Sgualdo. Ciertamente apasionante paralelismo el que traza la directora de la película entre la situación de la Europa en plena II Guerra Mundial y la crisis existencial que sufre la protagonista. Película que no inventa nada nuevo, pero que lo que narra, lo hace con mucha garra.
La película ejecuta con poderío todas sus ideas, haciendo imposible que el espectador no empatice con el viaje de la Emma de una extraordinaria Lila Gueneau. Una actuación siempre al borde del quiebre, con ecos de la Anamaria Vartolomei de 'El acontecimiento'. Dos mundos que se derrumban, uno por la guerra y otro por una violación, pero ambos por la crueldad del hombre, y que experimentan liberación y paz con el paso del tiempo y la reconstrucción de la identidad. Un continente y una adolescente compartiendo Destino.
Una de esas fábricas europeas que no para de producir cine de inmensa categoría es la británica. Desde allí llegaba a la pantalla de la sala 2 del Odeón la cinta 'Dragonfly', que justo al terminar se convertía inmediatamente en una película de difícil olvido. ¿Se acuerdan los lectores de la que se dio con lo que hizo Andrea Riseborough en 'To Leslie'? Pues poco es comparado con su actuación en esta película salvajada diabólica de papel, en este híbrido entre drama y thriller que se podría definir como si Ken Loach se hubiese vuelto un sociópata y hubiese dejado salir un lado tremendista de su mirada social.
Película con una paciencia privilegiada para aguantar los golpes que pide la historia. Se mueve entre géneros con rapidez, pero sin afectar a un relato absolutamente entregado a la relación entre estas vecinas tan distintas pero iguales en su fondo. Y qué bien subraya, sin necesidad de sobrecargar, los asuntos sociales de su guión. Apuntado el nombre de Paul Andrew Williams, su director. La categoría de Riseborough, actriz multidisciplinar y de elevadísimo rango, marca la diferencia cuando la historia se rompe y ya no hay retorno. Es muy buena, muy muy buena.
Para culminar un fantástico día de cine, una directora rutilante volvía al SEFF 6 años después de maravillar con 'Dios es mujer y se llama Petrunya'. Otra vez Teona Strugar Mitevska retando a la mujer a ser desafiante y consiguiendo ponerla como sujeto de conflictiva y admirable temática. El riesgo de esta 'Mother', con todo lo que simboliza y representa María Teresa de Calcuta, ya era gigante. A la directora macedonia esto le parece poco, y decide inyectar a la película de un tono enérgico e indomable, despegando la rectitud de lo religioso. Como si a un convento le pegase que sonase Black Sabbath.
No tiene ningún sentido que a Noomi Rapace no le estén lloviendo los premios y los elogios por lo que hace en esta película. Ejercicio sobresaliente de resistencia física en una empresa complicadísima de mucha exigencia, de la que sale triunfante y grandiosa. Es alucinante la espontaneidad con la que opera sobre un personaje venerado y hasta beatificado. Hay una confianza y una seguridad en cómo hace lo que hace, que recuerdan a esa Meryl Streep que hace que actuar parezca sumar 2 + 2. También está genial Sylvia Hoeks como una monja algo más vulnerable e inestable, pero Rapace debería aparecer como ganadora a la Mejor Actriz en la lectura del palmarés del SEFF.
Comienzo de la semana con un lunes donde ya impera una sensación térmica más fría por la capital andaluza, pero la cual subirá a muchos más grados por la noche en los alrededores de los Cines Nervión Plaza. El motivo, la primera proyección de la 'Valor sentimental' de Joachim Trier (cuya crítica podéis leer aquí), uno de los platos fuertes de la edición y por la que se colgó el "sold out" a días de empezar el festival. Además de esta, un pase del 'Sirat' de Oliver Laxe (cuya crítica podéis leer aquí), un interesante drama judicial belga o la nueva película de Agnieszka Holland sobre el célebre escritor Franz Kafka. Mañana más, y ojalá mejor.
That's what I say.
Por Jesús Sánchez Aguilar
Via. El séptimo arte

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